Ha cumplido treinta y un años, está casado y tiene tres niños que aparecen fotografiados en el salpicadero del coche.
―Dos niñas y un chico. Dice mi chica que quiere más, que vienen al mundo con un
pan debajo del brazo. Yo le contesto que con pan sólo no vamos a ningún sitio.
¿Usted qué dice?
―Que
tu mujer es muy generosa, y que tú la quieres por eso. Si fuera una egoísta no
te habrías enamorado de ella.
―Puede
ser. Pero un pan…, no sé. Tendrían que traer bajo el brazo un par de licencias
de taxi.
12 comentarios:
¡Que majo este taxista!
Un cariñoso saludo.
Jejeje, es una expresión que ha quedado en desuso. Mi hermana dice que los hijos no son un gasto, son una inversión (no lo dice en plan material solamente) de Alegría, cariño y de la que no te arrepientes luego.
Invertir no es dejarse la pasta. Es dar Amor, desprenderse de muchas cosas propias, sino de todas, pero con gusto. Ojalá que no tengamos miedo a la generosidad.
PD: Yo voy pensando en el futuro. Tengo encargadas las obras completas de los hermanos Grimm y he recopilado mis novelas artúricas y de Julio Verne. Al menos de cuentos no irán escasos.
Querido taxista: por experiencia te digo que es verdad que vienen con un pan debajo del brazo. Ahora, ese no es el problema. El problema no son los hijos, ni lo que comen, visten, juegan, desordenan, cantan, y demás. El problema son los de alrededor!!! Los coles, las seños (solo algunas), las mates (que te crees que no las vuelves a tocar de mayor????!!!!!), los amigos, los "enemigos", las vecinas....
Pero si es verdad que es una inversión para el futuro: cuando no quede dinero para pensiones, al menos sabes que tus hijos te cuidaran. Por lo menos alguno de ellos....
MIS HIJOS SE " ASOCIARON" AL NACER EL TERCERO Y NO SOLO VINIERON CON EL PAN BAJO EL BRAZO , SINO CON LA PANIFICADORA COMPLETA
De los hijos cabe esperar cualquier cosa: incluso que te crucifiquen.
Habiendo tomado ese punto de partida, con los hijos todo son alegrías.
Je, je, qué salao. Pues no lo tienen fácil los taxistas. No deben de sacar ni un pan de avena, los pobres.
Hoy he estado hablando de esto en el trabajo.
La gente piensa que es muy bonito decir que hay que tener hijos, pero luego nadie ayuda. Las jornadas maratonianas, el estado que no da un duro, los sueldos bajísimos...
Yo pensaba en los valientes que conozco y los admiraba aún más... porque no vivo en ninguna burbuja y todos los obstáculos que escuchaba me parecían muy muy reales, no eran ninguna excusa de egoista...
Algo tiene que cambiar. Y no somos solo cada uno de nosotros, que por supuesto.
El otro día una amiga y vecina me dijo que estaba esperando el séptimo y que por la tarde había invitado a sus cuñados para comunicarles la buena nueva, pero en realidad temblaba por la probable cara de su cuñada...
Le dí un abrazo enorme para darle la enhorabuena ( y animo ante el evento familiar). Y me dió pena el pensar que muchas veces las dificultades empiezan muy cerca, en la familia, y esas sí que son difíciles de llevar...
Las dos nos despedimos afirmando que si venía tan seguido del anterior seguro que con el paso de los años Dios nos permitiría ver el plan especial que tiene para esta criatura que nacerá en pleno agosto (ole también).
Creo que Adaldrida tiene parte de razón. El entorno debe poner facilidades para ello. El sistema gobernante básicamente y nada de tibiezas.
Solamente se acuerdan de la familia a la hora de hacer promesas, como los críos que sólo recuerdan rezar los diez minutos antes de un examen.
Señor taxista, ¿ve ud. los lirios del valle y los pájaros del cielo?
No quiero ser oposicional (si es que existe semejante palabro), pero dejar de tener hijos (o cualquier otra cosa) por falta de ayudas de fuera es un poco la excusa de los ninos cuando sacan mala nota y deciden que la maestra les tiene manía. No vivo en España y por tanto no se que haría con mi prole allí. Aquí no te ayuda ni el hombre del tiempo. Y si es duro. Y también tuyo, solo tuyo. Ale, que rollo.
Los hijos son confianza de Dios en nosotros ¡ahí es nada!, y la Providencia siempre está al quite. Eso es verdad. Pero... somos humanos y el ambiente tira, lo que te hace creer -solo de vez en cuando- que esres como un extraterrestre en medio de una sociedad que no sólo no te entiende, sino que además se cree que eres todavía no te has enterado de que estás "demodé"... Menos mal que siempre está Dios al lado, que El sí que entiende!
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