No sé si hablé de Manolín alguna vez. Quizá aludí a él hace un par de años o tres. Manolín es un inmigrante peruano de treinta y tantos años que trabajó como ayudante en un quiosco de prensa. Luego fue al paro y acabó pidiendo limosna en el barrio de Salamanca.
―Me han dicho que no quieres decir tu verdadero nombre…
―No, padre. Es muy feo. Llámeme Manolín.
―Como quieras…, pero seguro que no es tan feo.
Manolín en voz muy baja confesó la verdad:
―Me llamo Stalin… Mi papá era muy comunista.
Manolín, por supuesto, no estaba bautizado. Con semejante nombre…
Han pasado más de dos años. Esta tarde he vuelto a verlo. Ahora se llama Mariano. Recibió el bautismo hace seis meses y se caso con su novia por la Iglesia.
―Te veo más gordito, Stalin…
―No me llame así, padre.
Me cuenta que su papá acaba de morir en Perú y que también él recibió los Sacramentos.
Nos hemos dado un abrazo, y me ha pedido que rece para que encuentre un trabajo algo mejor.
6 comentarios:
Me ha parecido una historia muy bonita esta de hoy. Especialmente porque esta persona ahora parece haber salido del atolladero. ¡Y encima ahora se llama Mariano (¡Viva la Vírgen!)
Eso desmiente además esa tontería de que los nombres determinan destinos o personalidades. Lo que importa es la persona que vive independientemente de su nombre, pues es ella la que se hace así misma, se llame Stalin o Juan Bautista.
Me alegra saber que hay gente que está construyendo caminos de felicidad.
¡Buenos días!
Pues aunque no venga a cuento quiero deciros que voy a intentar dejar de fumar, de momento he pasado de fumarme 20-25 cigarros hasta fumar solamente 10-15, y ademas tengo menos ansiedad.
Hoy tengo la cita con el medico.
Vamos por buen camino, saludos.
¡Enhorabuena, David! Ya verás cuánto dinero te ahorras y cuánto ganas en buena respiración. No te desanimes si tienes recaídas. Lo encomiendo.
¡¡¡¡que bonita historia real¡¡¡un bautizado y casado converso ,ojalá más nos convirtamos ......
Esto es lo que se llama un final feliz, el nombre es para impresionar o para que importa, es lo de menos. Esperamos que encuentra trabajo. Adiosle
Vaya, pues me alegro muchísimo por Stal...digo, por Mariano.
Y por su padre.
Por cierto, yo sé de una que se llamaba Acracia. No sé qué es peor.
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