sábado, 27 de julio de 2013

Dudas nocturnas





Ayer por la noche, conté una vez más mis recuerdos como alumno de Gaztelueta. Y me remonté a 1952, a los primerísimos años del colegio. En la sala de estar del viejo chalet un grupo de profesores de ahora escuchaba atentamente historias de una época gloriosa que ellos no pudieron vivir, porque casi ninguno estaba en este mundo.
Al terminar, al poco de acostarme, volvió a asaltarme el mismo escrúpulo de otras veces.
―Eres un mentiroso, colega ―me susurró Kloster al oído―; en realidad ya no recuerdas nada de eso que has contado. Recuerdas sólo..., haberlo contado. Y eres fiel a tu último relato, pero no a la historia. Reconoce que cada vez añades nuevos matices, lo coloreas con tu imaginación…
Interrumpí a Kloster, irritado, entre las nubes del sueño:
―No es cierto, amigo. Siempre he tratado de ser fiel a mis recuerdos. Mentir en esto sería despreciable. Cuando me piden que hable de aquellos tiempos, es verdad que repito las mismas palabras de otras veces, y como trato de no aburrir con mis batallitas, a lo mejor las maquillo un poco; pero siempre he querido decir la verdad.
En el duermevela de las 12 Kloster sonreía irónico.


7 comentarios:

caminando dijo...

Y porque no lo escribe?? Se q no le gusta escribir y le q costaría una barbaridad.... ;) pero es una pena que se pierda en el tiempo... Yo no conocí ni a san Josemaría ni a don Álvaro, y los relatos, libros artículos, tertulias y vivencias de los q convivieron con ellos, hacen que sepan cómo eran y me acercan a su persona. Además los detalles contados por quien lo vivieron te hacen sentir como un personaje más

Todoslosnombres dijo...

Con los que ya tenemos una más o menos dilatada vida, la memoria es traviesa y hace que no podamos distinguir todos nuestros recuerdos, ¡tantos!, con claridad. En ocasiones nos piden que recordemos otra vez esto o aquello y aparecen "variaciones sobre el mismo tema".

Kloster: la culpa debe ser de la caprichosa memoria porque nunca queremos ser inexactos, que como dice D. Enrique, sería despreciable mentir en esto. Aunque tampoco está mal dar otra luminosidad a nuestros kilómetros vividos, ¿no?

Gracias por esas letritas, que por cierto me traen a la memoria... ya lo comentaré otro día.

Vila dijo...

Pues Caminando no ha tenido mala idea, ¿sabe?. Sería un estupendo libro de los primeros años de Gaztelueta como objetivo para editar en el 2014.
Y si no recuerdo yo mal, su memoria es excelente para ese tipo de cuestiones (y ahora no ponga en su mente la coletilla de la edad, eh!, que sonaría a excusas si al menos no lo piensa detenidamente)

vale... ya me cayo!!

Anónimo dijo...

A mi me pasa seguido... Colorear las historias no tiene nada de malo, o no?

O.

Anónimo dijo...

Ya y a veces pasa,Kloster, que a uno le llega el mismo hecho por distintos caminos y parece distinto ó uno ha estado en algún acontecimiento con otra persona que cuando lo va a contar aquello tiene otro tinte más divertido,exagerado o ...simplemente adornado.
Pero Kloster, no creo que sea el caso de D.Enrique...
Lucía

Pedazo de anonímo dijo...

¡¡Don Jesus Urteaga!!Cómo no recordarle...

pacita dijo...

Estaba ma pedir vacances para Kloster???