Las historias de don Fernando (XIII)
Aquel agricultor
tenía un grave problema: la cosecha de sandías se presentaba espléndida, pero los
chicos del pueblo parecían decididos a terminar con ella. Todas las noches
entraban en el huerto y daba buena cuenta de las más gordas y sabrosas.
Para resolver
el asunto, se le ocurrió poner un letrero en un lugar destacado de la
plantación:
Se advierte a los ladrones que en una de las sandías he inyectado
veneno.
Aquella
noche los chicos no comieron nada, pero, de regreso a casa, redactaron otro
cartel.
Al día
siguiente el agricultor notó que no faltaba ninguna sandía, pero junto a su letrero
había otro:
Atención. Ahora hay dos sandías envenenadas.
4 comentarios:
Que bueno! jajaja
Ja, ja, jaaaaa.... Espectacular D.Henry !!! Mil gracias !!! por hacernos sonreir siempre... Buen Finde !!! para todos... Me voy a dormir estoy agotadaaaa...
Sonrie siempre Dios te ama !!!
¡Qué bueno!
D. Fernando, la historia de hoy tiene misterio: no se sabe si esas sandías envenenadas por el diablo se llegaron a vender en los mercados...
Preciosa palabra "sandía" y delicioso fruto. Me gustan esas de tamaño balón de playa de Nivea.
Gracias D. Enrique por sus letritas fin de semana.
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