La experiencia
Empiezo a estar un poco harto de mi presunta
experiencia. Esta semana me han hablado de ella cuatro o cinco personas siempre
con la intención de pedirme algo y de vencer mi resistencia con un elogio.
—Es que
usted, don Enrique, tiene mucha experiencia sobre este asunto. ¿Podría
hablarnos de…?
—¡Qué
suerte tenemos de contar con usted! Tiene que darnos una charla sobre este tema.
Con su experiencia seguro que queda guay.
Conste
que no me quejo de los elogios, ni diré esa tontería de que son inmerecidos.
Tampoco me preocupa que me consideren viejo. Lo soy, gracias a Dios; siempre
quise llegar a viejo y al fin lo he logrado, así que no me desaniméis diciéndome que todavía soy joven. Sin embargo os aseguro que algunas veces me
gustaría tener menos experiencia, incuso no tener ninguna y volver a aquellos
años felices en los que debía pensarlo todo por primera vez, "estrenándome" cada día sin vivir de las rentas.
La experiencia
es una mochila súper gravosa donde guardo de todo, principalmente los errores, los fracasos, las humillaciones y las piedras en las que he tropezado cien veces. También hay algunos recuerdos gloriosos, cómo no, y vanidades ridículas que apenas sirven para abonar la
propia vanidad. ¡Quién pudiera vaciar esa mochila de vez en cuando, limpiar
cada uno de sus bolsillos y dejar solo las lecciones aprendidas y meditadas,
ésas que se trasmiten con muy pocas palabras y dan fruto en los demás.
—Lo ve,
don Henri. ¿Por qué no nos da una charla sobre la experiencia de la vida?
Cuando me dicen estas cosas echo de menos a mi amigo Kloster. Él sí que sabría responder con el gruñido justo.
3 comentarios:
Estoy de acuerdo, aunque yo no tengo mucha experiencia pero hay cosas que te van cargando y te gustaría aligerar el fardo. lo diré con algo ya escrito. Desearía ser de la gente sin historia,
sin memoria, para volver a empezar.
Papel en blanco que a emborronar...
No fuera borrón simplemente.
Que tenga clase y estilo. Que de gusto releer.
Que lleno de contenido... El saber que lo que he sido;
Más que lápiz y papel. Será para quien lo llegue a ver;
Intérprete del sonido... Sonido de la propia voz.
Imagen reconocible.
Que no sea un extraño ante el.
Que pueda encontrarse así mismo.
Así ha de ser la escritura.
Si es sincera, aunque sea dura.
Si llega hacerte llorar. Que eso es cosa saludable.
El hombre es frágil es cierto.
No ha de esconder sus sentimientos,
Si en algún momento se evidencian.
Le ayudarán a retomar el vuelo.
Adiosle
También nosotros echamos de menos a Kloster. Aunque imagino que ahora le diría que esa mochila de experiencias debe ser una pasada, y que muchos le envidiamos el haber conocido a algún que otro santo...
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