viernes, 7 de junio de 2019

Las aves creen en Dios



Llevábamos hablando más de media hora. Gregorio, viejo amigo de mi quinta, me permitía que lo sermonease, quizá con demasiado entusiasmo. De pronto cerró los ojos, hizo un gesto como rechazando cada una de mis palabras y en voz baja, pero firme, exclamó:
—Hace años que no creo en Dios.
Me quedé mudo por unos segundos. Gregorio va a misa con su mujer todos los domingos, y reza la Salve una vez a la semana como lo hacían sus padres. Alguna vez me ha acompañado a hacer una romería a la Virgen en el mes de mayo.
—¿Estás seguro? —le respondí—.
—No. Ni siquiera de eso estoy seguro. Supongo que soy agnóstico.
—¿Y qué dice tu mujer?
—Alguna vez he tratado de explicárselo, pero se ríe. Dice que ella también es agnóstica de mí, que no sabe si existo, si soy de este planeta, si la quiero o solo la soporto… Y me coloca unos rollos tremendos. Ella es filósofa, ya sabes...
Gregorio y yo caminábamos por un pequeño jardín que hay frente a mi casa. Debería despedirme, pero antes decimos sentarnos en un banco y le señalé mi ventana. Le hablé de la paloma que sigue allí arriba incubando un par de huevos desde hace ya una semana. Ha aguantado el vendaval de ayer por la noche y la lluvia que golpeó con fuerza en el cristal. No se mueve en todo el día. Al atardecer llega el macho para alimentarla y charlan un rato con su inconfundible gorjeo. Gregorio me escuchaba en silencio.
De la paloma pasamos a las aves migratorias que han llegado esta primavera, del águila calzada, las oropéndolas, las oscuras golondrinas, los negros vencejos y los blancos alimoches, los ruiseñores… Quedamos en salir "un día de estos" para ver cazar a los abejarucos en la Sierra de Madrid.
—¿Por qué me cuentas todo esto?
—Supongo que las aves no son agnósticas. Ellas creen en el destino que les marca el Señor y lo cumplen con precisión milimétrica sin hacerse demasiadas preguntas. "Los cielos cuentan la gloria de Dios", dice un salmo. Si miráramos más a lo alto, quizá nos sería más fácil descubrir al Creador.





3 comentarios:

Antuán dijo...

¡Bonita foto! Estuve pensando mientras me tomaba la manzana a media mañana en la puerta y leia en el móvil su entrada de hoy.No quiero estropearla; porque busqué en Gougle la diferencia entre agnóstico y ateo. Buscarla. Yo nunca me he planteado eso porque rezo como me enseñaron mis padres, cosa que agradezco. Y porque si estamos aquí es por porque Dios existe. Ha pensado en nosotros, si no a buenas horas. Llega un momento en que te planteas tantas cosas. Mi sobrina dice que es atea y le contesto: Es cuestión de tiempo. En algún momento algo te hará cambiar de opinión.- Lo dudo. Ya me está dando la razón. pero es mejor no insistir y ser amable y llevarle camisetas negras. Pensaba que a veces se nos hace el fardo un poco pesado... y me contestaban: Tu no puedes pero Dios Espíritu Santo con sus siete dones, entre ellos el de fortaleza.¡Siiiii! Y los demás y me perdí en la explicación que me pareció: ¡Demasié! pero que intento digerir estos días. Que ya! Mañana. ¡Que Dios es un misterio! ¡Que voy a entender yo! Reza y calla, si quieres aprender lo que hay en el Corazón de Dios. Y ya he dicho demasiado. Adiosle

Isabel dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Antuán dijo...

Buenas tardes don. Enrique y todos aunque no hay entrada para la fiesta de hoy. Quería poner algo y como la tarde se me hacía un poco larga me busqué un musical: De unos chavales de un instituto en sus vacaciones que son contratados en un club de campo y lo mejor es como bailan.Me recuerda cuando a veces me pongo el mp3 y bailo en la terraza y alguien me dice: ¿con quien bailo? Con el Espíritu Santo. Pues aquí hay un momento que la chica se va porque al chaval le están dando muchas oportunidades y privilegios y le dice que ha cambiado. Es curioso pero aunque la canción es en ingles. Te deja un pelin de nostalgia de la vida. Y es lo que nos puede pasar hoy. Bueno la semana pasada con la Ascensión. ¡Hoy es el gozo completo! Porque al final todo acaba bien. Bueno voy a estudiar ruso. que ahí también nos esperan. Adiosle