—Manolo, Manolito, ven aquí.
La señora del bolso colorado salía de la confitería Mallorca con un gran paquete en los brazos.
—Manolo, ¿se puede saber dónde te has metido? Si no vienes aquí ahora mismo, te vas a quedar sin chuches.
Al fin apareció Manolito embutido en una especie de jersey rosa con borlas. La mendiga rumana, que estaba acosando a la señora, se apartó prudentemente, porque Manolo resultó ser un perro grande y negro con cara de cretino peligroso.
7 comentarios:
Si los dueños de los perros se dieran cuenta de lo ridículos que resultan al tratar a los animales como personas... se fundían de la vergüenza.
Probablemente sea una persona que se sienta sola. de todas formas, ¡que mal repartido está el mundo!
Detrás de esa escena pienso que puede haber dos cosas: o mucha soledad o mucho egoismo, porque buscar en un animal lo que no encontramos en las personas suele ser consecuencia de una afectividad mal enfocada.
Esa señora necesitaría ,seguro,una meditación de las suyas!!
Estoy con Isabel... A mi vecina el veterinario le intento convencer de hacerle una limpieza de dientes al gato. Toma de esa!
A saber quien era el verdadero MANOLITO, no sé si le iba a hacer gracia...
Es una pena, pero a mi no me extraña nada que haya tantas personas mayores así, especialmente señoras...la soledad interior es un enemigo terrible, yo creo que ellas, ni se lo plantean, simplemente, les llena un vacío y de algún modo, ponen ahí su afecto y su todo.
Lo que digo, una pena, aunque también pienso, que hay cosas peores.
Un abrazo
Ya lo dijo El Gallo: Hay gente pá tó!
En otro orden de cosas, le informo de que mañana me voy de "vacas" (los mecánicos me han dado permiso). Durante 25 días estaré descansando en Puçol, afotando la avifauna de las albuferas y, si las musas cooperan, poniendo al día el Blog; que, como sabe, esta en "suspensión de pagos" desde Junio.
Cara de cretino peligroso, :-) eso ha estado bien!
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