la ermita de Solavieya
Se enciende la cuarta vela de la corona de Adviento. En Solavieya resplandece un sol de hielo que escarcha el rocío el jardín.
Me he asomado al balcón muy de madrugada. Me gusta sentir la brisa fría que se levanta en el momento mismo de la salida del sol, y contemplar esa luz primera que galopa como un marea por la ladera del monte. Ya amanece. Es mi mejor hora.
Hoy la liturgia recordará las palabras de Isaías:
—Rorate Caeli desuper et nubes pluant Iustum!… Cielos, destilad el rocío; nubes, derramad al Justo: ábrase la tierra y brote el Salvador.
Ojalá llegue el Señor así: como la escarcha que baña el campo esta madrugada; como la brisa fría que me pone en pie; como la luz blanca que enciende cada rincón del paisaje y va descubriendo los colores de las cosas y las coloca en su lugar.
Ojalá no llegue sólo a los belenes y a los templos. Ojalá celebremos todos la Navidad con el Niño en casa, sin ocultarlo en el trastero para que no nos amargue la fiesta. Ojalá abramos nuestro corazón de barro para que brote el Salvador.
He aquí que estoy a la puerta y llamo. Si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré. Y cenaré con él, y él conmigo (Apocalipsis, 3, 20)
3 comentarios:
Pues este viernes pasado estuve compartiendo espacio en Solavieya, no tuve el gusto de poder conocerle, pero a mis amigas de allí se las veía encantadas con su presencia, a ver si otro día tengo mas suerte...
Mañana, ira a verle D. Enrique Perez Amez, sacerdote agregado;pues esta de retiro en Asturias.
Ojala esta Navidad , el Señor nazca en nuestro corazon.
Feliz Navidad.
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