viernes, 9 de octubre de 2009

Molinoviejo, estación de servicio




Salgo de Madrid camino de Molinoviejo, pero antes voy a mi estación de servicio de toda la vida. Hoy toca gastar euritos: me cambian el aceite, comprueban los niveles, me entregan la rueda de repuesto que acaban de reparar, lleno el depósito, compruebo los filtros, me aspiran el polvo de la tapicería, me amenazan con cambiar no sé qué pieza, suelto la pasta y me pongo en marcha.

Ya en la carretera de la Coruña, Kloster me pregunta porqué tantas convivencias y retiros. Es cierto que, por esta vez, seremos sujetos pasivos, o sea que no nos toca actuar; pero parece que no le mola demasiado encerrarse tres días, ni siquiera en una casa tan entrañable como aquella.

Yo le explico que Molinoviejo es, en el fondo, una estación de servicio.

—Ya verás. Llegamos a media tarde y mañana por la mañana entramos en boxes: te arreglan un par de pinchazos, te limpian la mugre acumulada con una buena confesión, te inyectan treinta litros de optimismo en el depósito, te afinan el claxon, te cambian el aceite para eliminar crispaciones y crujidos interiores, te recuerdan el manual de instrucciones de tu vida, y, hala, a la carretera, a seguir pensando por libre unos meses más.

—Vistas las cosas así, no sólo Molinoviejo: el Opus Dei es una estación de servicio.

—Por supuesto, colega.

5 comentarios:

Bernardo dijo...

El martes 13 tengo cita en el taller para una revisión de las gordas: ciento ochenta mil kilómetros. Correa de distribución, revisión anual, cambio de aceite y filtros, reparar el aire acondicionado y el cierre centralizado, a saber qué me dicen de las pastillas y discos de freno, el líquido de frenos, el líquido refrigerante, las escobillas limpiaparabrisas, y como diría el inefable Tip, los flejes. :-)

Por cierto don Enrique, ¿tiene usted noticias de aquella gasolinera que parecía tener el surtidor trucado?

Isa dijo...

¡¡Y menuda estación de servicio!! nunca te dicen que no están disponibles, no te ponen pegas, lo hacen con una sonrisa en la cara...¡qué lujo!
¡Descanse y carque las pilas!

Enrique Monasterio dijo...

Bernardo: Nada nuevo.

GAZTELU dijo...

Solo puedo comentar la profunda envidia que me produce usted y eso que me confese hoy a alas 16.30 de la tarde.
No cabe la menor duda de que tendre que ser mas humilde en mi examen de conciencia.....
Molinoviejo tiene un "sabor" especial.Le encomiendo su retiro y deseo que vuelva con todas las piezas salidas de fabrica.
El Opus Dei es mas que una estacion de servicio,es un regalo del CIELO.
GRACIAS Y BUEN FIN DE SEMANA

nico dijo...

A Molinoviejo, estación de servicio

El Opus Dei es también una familia que te da la mano y te acompaña a cruzar el umbral de la esperanza. Hay un poema que describe muy bien lo que es el Opus Dei, usted lo tituló hace poco "Poemas de agosto (I)".