El
Cielo, de momento, puede esperar.
Salgo
de mi encierro y busco un pretexto para dar un paseo por el pueblo con los
prismáticos al cuello. Hace un frío pelón y según los meteorólogos esta misma
tarde pueden caer sobre Riaza las primeras nieves del año.
He
comprobado que los prismáticos son un buen pretexto para entablar una
conversación. Hoy, bajo los soportales de la plaza, me dirige la palabra un
tipo grueso de unos cincuenta años:
―Perdone…;
le he visto estos días por aquí. Usted no es del pueblo, ¿verdad? Lo digo por
los prismáticos.
―¿Me
ponen cara de turista?
―Es
que yo sé algo de esto… ¿Son Leica?
Resulta
que también él es forastero, “de la
parte de Aranda”; se llama Aurelio y tiene “mucho gusto en invitarme a un café”.
Aurelio
habla como un castellano de los antiguos. Usa vocablos ya un tanto apolillados
y los coloca fuera de sitio, como si acabaran de salir del diccionario y aún no
hubiesen encontrado su lugar.
El
café de Aurelio se transforma en un generoso chupito de hierbas.
―¿Me
permitiría observar más de cerca sus prismáticos?
Los
mira y remira como un experto. Ajusta la distancia de ojos y la diferencia de
dioptrías, se los coloca en la forma correcta y enfoca una esquina de la plaza
para calibrar las líneas verticales y las horizontales. Al final, me los
devuelve y con un tono profesional, dice:
―Quinientos
euros…
―¿Tan
caro está el café en este pueblo? ―le respondo―.
No
parece captar la broma, porque añade.
―Puedo
darle incluso seiscientos, pero más no.
Hago
mi contraoferta:
―Dos
mil quinientos… Los pájaros se ofenderían si los vendiera por menos.
Ya
se ve que las posturas están distantes y no es previsible un acuerdo. Se ríe
Aurelio y cambiamos de conversación: las distintas ópticas que fabrican
prismáticos, el modelo ideal para ver rapaces, la familia, los niños, la ley
del aborto, el Cielo, el limbo de los niños, el Paraíso de los musulmanes. Y el
licor de hierbas, “que en el invierno templa muy bien el estómago”.
10 comentarios:
Es lo que tiene el licor de hierbas, que se suelta la lengua de una manera...
Un amigo me contó una vez que en su pueblo, los tratados de ganado se hacen en la barra de un bar. El vendedor invita al comprador a una copita, luego es el comprador quien invita al vendedor, y asi hasta que uno está más tocado que el otro. Y de esta manera el más lúcido puede cerrar el trato de manera más beneficiosa para él.
Así pues, cuidadín con los alcoholes!!!
Jajaja,escribir del cielo puede esperar....que me voy a pasear con mis prismaticos a ver con quien me rio un rato y hablamos de lo temporal y de lo eterno...jajaja
Lo que hacen unos prismáticos.. Como tiran de la lengua!!! ;)
Ja, ja, jaaaaa !!!!! Que rico chupito de hierbas: no quedó un sorbito ??? Aurelio un tipo grueso de 50 años, la contra-oferta espectacular... Que bien se lo pasa Pater: Mil gracias por sus letritas de todos los días no hacen muchoooo bien... A dormir pleaseee...
Con unos buenos prismáticos el cielo se ve de maravilla.
Era un poco inquietante leerle desde su "encierro", aunque intuyéramos que no iba a durar mucho en unas piernas y un espíritu tan inquietos.
Me hubiera gustado escuchar el castellano cervantino de Aurelio, mientras daban un repaso a toda la actualidad que nos rodea, y con un chupito en la mano.
No sorprende que quisiera comprar sus prismáticos. ¿Radiografían a las aves?. Mostró mucho tino al no venderlos: lo de "Los pájaros" de Hitchcok sería un plácido vuelo comparado con la que habrían montado sus aves amigas.
Que sea un bonito fin de semana para todos. Hoy es San Antón y mi gato está de fiesta...
Gracias D. Enrique por sus letritas tan bien enfocadas...
Desde luego tiene una capacidad de sacarle partido a todo, a la mañana fresquita, a los prismaticos, al café aromatico y a tomarse a broma la conversación con el extranjero. Adiosle
Cuestan más esos prismáticos que el coche de Papa Francisco!
Supongo que soy un mal pensado si interpreto que criticas a un cura por tener unos buenos prismáticos.
Perdona si me equivoco, pero es que hay estúpidos en la red especialistas en aprovecharse de que el Nervión pasa por Bilbao para atacar al clero, a la Iglesia y a quien se ponga por delante.
En esta línea están los que aplauden al Papa dando palmadas en el trasero del prójimo.
Al pensar en el ejemplo del Papa, examinémonos a nosotros mismos. Con eso tendremos suficiente, y dejemos que don Henry salga a ver pájaros una vez cada tres meses.
Licorciño licorciño,como me fas falar filliño.
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