Desengañaos, amigos;
el año empieza en septiembre. Lo de enero es sólo un truco para prolongar las
navidades y para que los españolitos terminemos con la cosecha de uvas. Después
del 1 de enero no pasa nada; la gente sigue sin pegar golpe para superar la
resaca. Septiembre, en cambio, es un mes serio, con su síndrome postvacacional,
sus facturas pendientes y su cuesta, más empinada que ninguna otra.
El otoño, por
cierto no empieza el 21; ha llegado ya a pesar de que en Castilla haga un calor
de muerte. En Molinoviejo seguimos sudando como en julio. Ahora pienso que lo
que escribí hace dos días sobre el cansancio era sólo la mezcla de dos sudores:
el de Tenerife, que es un goteo constante atemperado por los vientos alisios, y
el de Segovia que recuerda al de las calefacciones de Madrid, que resecan el
aire y nos arrancan la humedad del cuerpo.
Superado ya el
síndrome post vacacional, he empezado a preparar guiones para los cursos de
retiro del curso 2014-2015. Como siempre, empiezo tratando de poner orden en el
alud de ideas que me alborotan la calavera. ¿Por dónde empiezo? ¿Dónde
encuentro un hilo conductor? ¿Repito las mismas anécdotas o "me
invento" otras nuevas?
—No digas eso,
colega; van a pensar que, en efecto, todas tus historias son producto de tu
imaginación calenturienta. Incluso sospecharán que yo mismo no existo.
—Tranqui,
Kloster. Tú eres tan real y sólido como Dulcinea del Toboso, la Emperatriz de
la Mancha, a la que acabo de escribir un correo electrónico para que salga en
el Mundo Cristiano de octubre.
5 comentarios:
Estupendo comienzo Don Enrique, me
ha gustado,bien muy bien.
Con permiso; mis saludos a Kloster,
no sé por qué, pero me cae muy bien.
Las nubes también tienen forma de pájaro, pero van en dirección contraria.
¿No será que se nos ha vuelto un poco nostálgico?
Pero saldrá también en el blog, ¿no?
Que octubre está lejísimos...
Ganas tengo de leerlo.
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