Llueve
sobre Molinoviejo y la nieve acumulada va desapareciendo lentamente. Dicen que
tal vez mañana vuelva a nevar y terminemos el curso de retiro como lo
empezamos; con una alfombra blanca en el jardín y flores de hielo en las ramas
de los árboles y arbustos.
Hoy
es el último día. Los treinta sacerdotes que han asistido al retiro parecen
felices. El más joven —pongamos que se llama Carlos— llega con una sonrisa de
oreja a oreja y me pide que le firme el libro de los "relatos a la sombra
de la Cruz". Yo le escribo algo evidente: "A la sombra de la cruz, tu
alegría será aún más auténtica, más
fecunda, más contagiosa"...
También
yo estoy contento, ¿por qué negarlo?, y un poco avergonzado al comprobar lo
buenos que son todos los curas que han venido a Molinoviejo.
Dice
la televisión que ha llegado una "ciclogénesis explosiva", o sea, que
va a llover a manta y las señoras deben abstenerse de ir la peluquería
hasta que se calme el viento.
7 comentarios:
Bonita estampa! se ve que los jardineros han hecho bien su trabajo despejando el camino y no falten ganas de ir a ver a la Señora. Adiosle
Mi padre siempre hablaba así de la Virgen: "La Señora" Adiosle
Los sacerdotes son las personas más felices que conozco. Siempre saludan con una sonrisa, siempre escuchan con paciencia, siempre tienen una palabra amable, y CASI siempre una solución a nuestros problemas.
Qué majos que son los curas jóvenes, con ese entusiasmo tan contagioso. Dios nos envié muchos y muy Santos. Y si es uno de nuestros hijos, pues tan contentos!
Anoche falleció mi suegro. ¿Podría pedirle que pida a todos esos sacerdotes una oración por su alma? Y a usted también se la pido (y a todos los pasajeros del globo) por supuesto.
Muchas gracias.
Merche, está hecho. Un beso
Merche, cuenta con ello.
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