viernes, 30 de enero de 2015

Entre dos borrascas


Llueve sobre Molinoviejo y la nieve acumulada va desapareciendo lentamente. Dicen que tal vez mañana vuelva a nevar y terminemos el curso de retiro como lo empezamos; con una alfombra blanca en el jardín y flores de hielo en las ramas de los árboles y arbustos.
Hoy es el último día. Los treinta sacerdotes que han asistido al retiro parecen felices. El más joven —pongamos que se llama Carlos— llega con una sonrisa de oreja a oreja y me pide que le firme el libro de los "relatos a la sombra de la Cruz". Yo le escribo algo evidente: "A la sombra de la cruz, tu alegría será aún más  auténtica, más fecunda, más contagiosa"...
También yo estoy contento, ¿por qué negarlo?, y un poco avergonzado al comprobar lo buenos que son todos los curas que han venido a Molinoviejo.
Dice la televisión que ha llegado una "ciclogénesis explosiva", o sea, que va a llover a manta y las señoras deben abstenerse de ir la peluquería hasta que se calme el viento.
 

7 comentarios:

Antuán dijo...

Bonita estampa! se ve que los jardineros han hecho bien su trabajo despejando el camino y no falten ganas de ir a ver a la Señora. Adiosle

Antuán dijo...

Mi padre siempre hablaba así de la Virgen: "La Señora" Adiosle

yankee dijo...

Los sacerdotes son las personas más felices que conozco. Siempre saludan con una sonrisa, siempre escuchan con paciencia, siempre tienen una palabra amable, y CASI siempre una solución a nuestros problemas.

Yomisma dijo...

Qué majos que son los curas jóvenes, con ese entusiasmo tan contagioso. Dios nos envié muchos y muy Santos. Y si es uno de nuestros hijos, pues tan contentos!

Merche dijo...

Anoche falleció mi suegro. ¿Podría pedirle que pida a todos esos sacerdotes una oración por su alma? Y a usted también se la pido (y a todos los pasajeros del globo) por supuesto.
Muchas gracias.

Cordelia dijo...

Merche, está hecho. Un beso

Vila dijo...

Merche, cuenta con ello.