miércoles, 7 de enero de 2015

La autovía

 No se me distraiga con el paisaje. ¡Conduzca!
La autovía del Cantábrico ya está terminada. Los últimos cuatro kilómetros fueron inaugurados con toda solemnidad hace una semana por el mismísimo presidente de Gobierno (que Dios guarde) y ya es posible ir de Gijón a Bilbao en dos horas y media sin despeinarse.
El GPS que guía mis destinos, aún no ha asimilado el cambio, y, al llegar a Unquera me advierte de que no puedo superar los 50 kilómetros por hora, pero mi Citroën vuela veloz como halcón peregrino por la nueva pista y tengo que embridarlo para que no pase de los 120 permitidos por nuestras sabias autoridades, que se han apresurado a colocar un puñado de radares ("para su seguridad", desde luego).
Al llegar a Santander dejo a Fernando a la puerta de su casa y me dispongo a combatir el sueño, que es el único peligro verdadero de estas largas travesías. La dirección general de tráfico pretende que no nos distraigamos con nada, que pongamos las dos manos en el volante, los ojos en la carretera y los cinco sentidos en la conducción. Nada de hablar con el copiloto ni de contemplar el paisaje. Ya han suprimido la publicidad que tanto amenizaba los desplazamientos (Ulloa óptico, Bombillas Philips, visite Cuenca…) y lo más probable es que sean demolidas las iglesias románicas y demás monumentos que distraen a los conductores más ilustrados.
Teniendo en cuenta que conducir es cada día más aburrido, ya que no nos dejan disfrutar con adelantamientos arriesgados, con abismos a izquierda y derecha, con los tradicionales ciclistas suicidas o los peatones ebrios, los consejos de las autoridades sólo sirven para que los conductores caigan en un sopor hipnótico de carácter letal.
Gracias a Dios, aún me acompaña Kloster en los viajes y puedo charlar con él a voz en grito. Desde Santander a Bilbao, le he dado una clase de ornitología y una meditación sobre el Salmo 18: "los cielos proclaman la gloria de Dios", etc.)


5 comentarios:

Antuán dijo...

Tampoco hay que pasarse. Entiendo que quiten los anuncios que no distraen tanto pero ya las ermitas y cruceros como este no están de más. Ayudan. Adiosle

Tumismo dijo...

Si que Dios guarde al mismisimo presidente,pero que lo guarde a poder ser bien lejos de la Moncloa ya.
Feliz año.

Merche dijo...

¡Qué bien le ha sentado el descanso! Ha vuelto con una nueva carga de fina ironía. Me alegro mucho. ¡Bienvenido!

Fashion Lover dijo...

Un post muy divertido! Me encanta tu forma de escribir!!

Saludos desde Bilbao.

Cordelia dijo...

Ya se destaparon cuando dijeron aquello de "no podemos conducir por tí" .
Envidia de Kloster, qué ganas de oir esa meditación.