jueves, 5 de marzo de 2015

El color de los pinos


Último paseo por el jardín. Son las siete en punto de la tarde. Ya se han encendido las farolas, pero el sol aún golpea con fuerza desde poniente hasta el punto de deslumbrar a los ángeles que caminan sobre la fachada de la ermita.
Los árboles comienzan su danza de colores. La piel de los pinos amarillea al sol como una bandera. Dos minutos más tarde,  se ruboriza en diferentes tonos de rosa y naranja. No me llaméis cursi, por favor. Lo triste sería pasar a su lado sin ver nada, despreciando el breve espectáculo de luz y color que Dios nos regala antes de anochecer.
Se apaga la luz de la tarde. El sol se desploma en el horizonte y esparce por las cumbres de la  cordillera que se ve a lo lejos un río de fuego. Luego, una llamarada sorprendente enciende de nuevo el cielo al rojo vivo. Y los pinos, que se habían convertido en sombras de sí mismos, renacen de sus cenizas.
Entro en la ermita. La Virgen, que lo ha visto todo, no me reprocha que haya demorado la visita. Después del Rosario le recuerdo las intenciones que tenemos pendientes.




10 comentarios:

Anónimo dijo...

¿y por qué tenía que haberte reprochado la Virgen el retraso si estabas alabando la obra de Dios en la sierra de Molinoviejo? Más bien, no te hagas, te estaba sonriendo mientras contemplabas el espectáculo.
Prometo solemnemente desde esta parte de América darle un solo click al ordenador: si sale 80 veces mi comentario, es culpa de Steve Jobs como quedamos ayer.

Aldebaran dijo...

No, cursi no, es describir la realidad con belleza y es que tenemos una curiosa manía de empequeñecer lo que nos rodea. Gracias don. Enrique

Anónimo dijo...

Por favor, incluya un lote adicional de intenciones. Una "poli-intención" más. Es una micra de segundo y ya...

Cordelia dijo...

Tener ojos para apreciar lo que Dios nos regala, y compartirlo con los demás, no es cursi. Lástima de tanta gente que ha perdido la capacidad de disfrutar con las cosas sencillas y se pasan las horas mirando hacia abajo, al artilugio electrónico que les separa de la realidad.

Cristina.V dijo...

Que bien lo has expresado Cordelia.
El jardín de Molino, es precioso. Darte un paseo por allí, en cualquier estación del año, y respirar profundo es maravilloso.
Don Enrique, que bien nos ha descrito ese atardecer tan bonito.
Muchas gracias, y pídale a la Virgen, ya que está , por las mías también .

Cristina.V dijo...

Se me había olvidado. Preciosas fotos.

Vila dijo...

Gracias ;)

goyo dijo...

Lo bello nos es cursi D.Enrique, lo bello es bello y hay que decirlo. Lo que pasa es que el mas gusto y la bajeza se han apoderado de casi todo. Gracias por escribir cosas tan bellas.

¿ por cierto que tal se encuentra?

Antuán dijo...

Bonitas fotos, los colores le han quedao que ni ¡pintaos! Adiosle

Fernando Q. dijo...

recuerda a Azorín, don Enrique...