Tengo lectores tan atentos que saben descubrirme las erratas. Ahora mismo Hadasita me ha hecho ver que se me había colado una en la primera línea del "miércoles de ceniza". Ya la he corregido. Jesús Beades me señaló otra hace tiempo, y a Gilca no se le escapa ninguna.
No sé cómo daros las gracias. Es magnífico saber que os importa hasta la última letra de lo que escribo. Como soy descuidado y un tanto chapucero, necesito que me cepilléis las zurrapas que casi siempre llevo en este traje con el que salgo a la red. Lo mismo me pasa en la vida real (no literaria): salgo a la calle y se me notan las erratas por todas partes: un lámparón en el traje, una miga de pan en el jersey... Alguna vez se me olvidó quitarme la estola y sólo al salir del edificio, el portero me advirtió de que la llevaba puesta.
Acabo de celebrar la Santa Misa. Tenía, y aún tengo, la mente un poco espesa. He procurado seguir la ceremonia con atención. Incluso con mayor esmero que otras veces. Creo que he rezado por todas las intenciones que llevo en el corazón y en la agenda. Y sin embargo estoy seguro de que no todo ha sido perfecto.
¡Quién pudiera decir una Misa sin erratas: con el corazón limpio, con la voluntad tensa, con la inteligencia embebida en lo único importante; viviendo cada palabra y cada gesto!
No tengo más tiempo esta mañana. Me propongo escribir sobre los gestos de la Misa. Ya veremos cuándo, cuánto y cómo: quizá una serie larga de artículos muy breves. Me servirán también a mí para seguir aprendiendo la sabiduría de lo pequeño y evitar de este modo las erratas.
No sé cómo daros las gracias. Es magnífico saber que os importa hasta la última letra de lo que escribo. Como soy descuidado y un tanto chapucero, necesito que me cepilléis las zurrapas que casi siempre llevo en este traje con el que salgo a la red. Lo mismo me pasa en la vida real (no literaria): salgo a la calle y se me notan las erratas por todas partes: un lámparón en el traje, una miga de pan en el jersey... Alguna vez se me olvidó quitarme la estola y sólo al salir del edificio, el portero me advirtió de que la llevaba puesta.
Acabo de celebrar la Santa Misa. Tenía, y aún tengo, la mente un poco espesa. He procurado seguir la ceremonia con atención. Incluso con mayor esmero que otras veces. Creo que he rezado por todas las intenciones que llevo en el corazón y en la agenda. Y sin embargo estoy seguro de que no todo ha sido perfecto.
¡Quién pudiera decir una Misa sin erratas: con el corazón limpio, con la voluntad tensa, con la inteligencia embebida en lo único importante; viviendo cada palabra y cada gesto!
No tengo más tiempo esta mañana. Me propongo escribir sobre los gestos de la Misa. Ya veremos cuándo, cuánto y cómo: quizá una serie larga de artículos muy breves. Me servirán también a mí para seguir aprendiendo la sabiduría de lo pequeño y evitar de este modo las erratas.
4 comentarios:
Aunque sea con erratas, estoy segura que la Santa Misa , suena a música celestial ,en el cielo.
Hoy le he tenido presente , cuando comtemplando un rato el paisaje , he disfrutado viendo árboles de distintos tipos , y pájaros que volaban elegantemente , unos hacia los árboles y otros haciendo sus piruetas en el cielo de Gijón.
Vio Don Enrique por qué la mayoría de sus lectores no seremos capaces de renunciar a su blog por cuaresma? Aunque sea con erratas, como dice Merce.
j.a.varela
Algunas ideas para esas notas: los dos besos al altar, el que le da al Evangelio. El momento en el que se inclina después de la Consagración, durante la plegaria eucarística I. El paso de "subir" al altar. Cuando se gira a decir: Orad hermanos.
Son temas interesados. De antemano, gracias.
Animo D Enrique! Para que la misa sea perfecta tiene que ser el mismo Jesucristo quien la celebre . Ud es un instrumento y un buen instrumento, dicho sea de paso.
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