viernes, 22 de febrero de 2008

Un mendigo de pitillos


Esta historia inacabada me ocurrió hace más de un mes. Al regresar a casa, la escribí en el congelador del blog y esperé. Pensaba que tal vez más adelante podría rematarla con un final. Recuerdo que incluso se me pasó por la cabeza abrir una pequeña sección en el blog para hablar de los mendigos del barrio. La deseché enseguida: tenía la incómoda sensación de que los estaba "utilizando" en el peor sentido de la palabra.

Esta tarde la he encontrado entre los borradores. He rezado a la Virgen por el mendigo de pitillos, y, a falta de nada mejor, he decidido reproducirla sin más, como la escribí aquella noche.


He salido a la calle por tomar un poco el aire. Me duele la cabeza y un paseo suele ser, al menos para mí, el mejor analgésico. Voy caminando muy despacio hacia la nueva "Casa del libro" que acababa de inaugurarse en la calle Hermosilla.

Sentado en el suelo, con la espalda apoyada en la fachada, veo a un mendigo nuevo y joven. Tendrá poco más de treinta años. Está muy delgado, excesivamente flaco, usa gafas de cierto estilo (es lo que me llama más la atención) y fuma un pitillo con entusiasmo, apurando la colilla como hacíamos en los viejos tiempos de penuria.

He pasado a su lado dos veces. La primera, me mira pero no ha dicho nada. La segunda vez, sí:

¿Tienes un sigarrito?

¿De dónde eres?

De Rumanía. ¿Tienes sigarro?

Acabas de fumarte uno. ¿No prefieres comer algo?

No. Tabaco es mi droga. No me interesa comer.

Viene conmigo a una cafetería cercana donde ya me conocen. No quiere decirme su nombre a pesar de que compramos un paquete de "ducados" en la máquina. Tampoco toma café, ni una cerveza..., nada.

Sólo consigo arrancarle unas palabras antes de despedirse:

Mis hijos están en Rumanía, aquí yo no trabajo. Tengo cáncer de pulmón. ¿Para qué quiero comer? Sólo morir.

Se marcha en dirección a Serrano. No he sabido ayudarle. Los curas, algunas veces, volvemos a casa muy tristes. Como yo esta noche.

10 comentarios:

Juanan dijo...

Sí, esas cosas duelen, no hay nada más doloroso de ver que un alma destrozada de esa manera.

Anónimo dijo...

Detrás de cada persona hay una "historia". Los mendigos también tienen la suya (y por lógica, triste).
Gracias, D. Enrique, por ayudarnos a sensibilizarnos más ante estas personas. Es difícil que podamos "darles la vuelta", pero sí podemos dedicarles una palabra, una mirada, una sonrisa, una limosna y una oración. El mendigo de "las colillas" también tiene mi oración.

Anónimo dijo...

Pues ya que estamos, os pido que receis por mi hermano el "vagabundo". Esta sin trabajo ni paro desde hace un año y parece que no le interesa trabajar... Lo malo es que tiene mujer y tres hijos... Estan separados, pero los hijos no dejan de ser suyos. Necesita caerse del caballo y agarrar el toro de su vida por los cuernos. Pero lo que los demás vemos claro, él no... Os pido,como el rumano, una limosnita de oración.

Anónimo dijo...

Uy!. Seguro que le ayudó!. Me lo imagino con su uniforme en la máquina de tabaco con el rumano.
A lo mejor pensó después, a lo mejor pensó otro después...
Seguro que le dió más que el paquete de tabaco!
Lo que es cierto es que el Rumano sí me ayudo a mi.

La Dama Zahorí dijo...

A partir de esta noche tendrá un lugar en mis oraciones. No se ponga triste, d. Enrique, no me cabe duda de que hizo por él todo lo que estaba en su mano.

Juanan dijo...

Bueno, vamos a dejar un rayito de esperanza. Aunque se calcula que son 30.000 las personas que no tienen casa y casi diez veces más las que viven en infraviviendas, hay muchos grupos que les prestan atención. Por ejemplo, en Sevilla la parroquia de San Vicente viene desarrollando desde hace 5 años el proyecto "Levántate y Anda", en la que los voluntarios hacen una ruta por la zona asignada a la Cáritas Parroquial repartiendo bolsas con la cena y creando lazos. Gracias a estos lazos muchas personas han conseguido ya salir de la calle, aunque hay otras cuya recuperación parece casi imposible.

Dios se abre paso y no deja solos a sus favoritos los pobres. Hay esperanza, Él nos la garantiza.

Juanan dijo...

PD: los datos anteriores se refieren al total de España.

Lucía dijo...

¡Cómo nos gustaría tener la "varita mágica"para cambiar las situaciones! yo sueño con tenerla...Dios sí la tiene pero nos deja el misterio de la libertad.Debe ser que la libertad es mejor que la varita...aunque más trabajosa, y uno a veces no sabe qué hacer

Luis y Mª Jesús dijo...

pero debe ser el primero que se le resiste... no se desanime

Anónimo dijo...

Esta semana me ha pasado algo parecido. Pero no con un mendigo sino con una amiga. No quiere comer y tampoco quiere vivir. Y se resiste a recibir ayuda... A mi también me gustaría tener una varita mágica!!