Termina la convivencia de Molinoviejo. Octubre empieza a dorar las hojas de los álamos, y las puestas de sol se hacen eternas en el horizonte pardo de Segovia. Tras las lluvias del fin de semana, madrugan las primeras setas.
Y yo, ¿qué he hecho estos días?: escuchar, mirar, aprender, dar gracias, recordar. Es un lujo impagable recibir tanto a tan bajo precio. Soy uno de los mayores de la convivencia; pero cada año me asombro y aprendo más de todo lo que veo y oigo; más que esos treinta y tantos adolescentes que ahora mismo hacen un retiro en el pabellón.
Ya me lo dijo Kloster
—Estos chavales ni siquiera saben que son jóvenes. Tú y yo lo sabemos desde hace mil años… Por tanto somos mucho más jóvenes que ellos.
—De acuerdo, querido Kloster; pero no te engañes. El oro del otoño puede deslumbrar tanto como la primavera, pero ya están aquí las aves negras de invierno.
5 comentarios:
Sigo invadida por la envidia D.Enrique!!!!
Cuando vuelves de un retiro sales tan renovado y con una paz que no se puede expresar con palabras.
Te montas en el coche de vuelta al "dulce hogar" y te quieres comer el mundo entero.
Disfrute la gracia del retiro y compartala con nosotros.
GRACIAS
La juventud importante es la de alma, y usted tiene las dos...
Disfrute del otoño, que es lo que ahora tiene entre manos. Y deje que llegue el invierno con un buen fuego en la chimenea y la esperanza de la Primavera eterna.
A veces hay que esperar a tenerla lejos para valorarla...como otras muchas cosas.
Yo no me cambiaría por los del pabellón...por usted tampoco ¡no se preocupe!, estoy en lo mío que ya me ocupa bastante...supongo.
Una vez que ha comprobado que el Otoño es de oro, no sé porqué sospecha que será negro el invierno. Yo he vivido rodeada de personas que vivían su invierno bañadas de una luz que nunca antes tuvieron. Con la gracia de Dios, así será en su caso. Yo así se lo deseo (los que empezamos a transitar el otoño necesitamos mucho la esperanza de los que nos preceden, téngalo en cuenta)...
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