lunes, 23 de noviembre de 2009

Contracorriente (II). Moraleja.


¿La moraleja? Elemental, mi querido Kloster. Mientras vivía esa insólita aventura que describí ayer sin cargar nada, nada las tintas, pensé que podría servirme para ilustrar la primera meditación del Retiro que tenía que predicar el domingo. Como iba a hablar de “vida de fe”, me puse a considerar que, tal como vienen los tiempos en este país nuestro, "vivir de fe" significa, entre otras cosas, estar dispuestos a nadar a contracorriente. Aunque tengamos la desagradable impresión de que todos caminan en dirección contraria; aunque nos parezca que estamos solos; aunque mil voces nos digan que demos la vuelta, que nos unamos a la multitud de los que abandonan a Jesucristo; aunque nos atropellen o nos insulten; aunque demos la nota…

Sí, dar la nota puede ser un deber en algunas ocasiones. Y ni siquiera es muy honroso esconderse en una farmacia, como hice yo.

No os toméis muy en serio esta breve y apresurada moraleja. Es sólo una especie de chiste malo que, en efecto, me sirvió para despertar a las 35 mujeres que me escuchaban. Luego, procuré ser optimista y esperanzado: ni estamos solos, ni es tan terrible la avalancha laicista que se nos viene encima.

11 comentarios:

Anónimo dijo...

D. Enrique a mi ir contra corriente no me cuesta nada, lo que me parece difícil es resistir la tentación de hacer la zancadilla a los que van en dirección en contraria.
De momento intento comportarme...

Papathoma dijo...

Me hicieron gracia los comentarios "futboleros" de ayer... cuando la moraleja era previsible (nos ciega la pasión, lo digo yo, que soy del Madrí). A mí la comparación me pareció muy gráfica. Todavía recuerdo a una adolescente que gritaba fuera de sí a su madre: "pero haciendo las cosas así, parezco una marciana", a lo que su madre contestó: "efectivamente, eres una marciana". La criatura aguantó el tirón...y hoy es una universitaria feliz, que derrocha simpatía y profundo conocimiento de la vida... Bueno, lo de la Farmacia no me parece cobardía, a veces hay que refugiarse en Alguien, no?

chon dijo...

Sí que es difícil ir contra corriente. Sobre todo en el trabajo. Tengo la sensación (más bien certeza) de que se aprovechan de mi. Es difícil separar entre bueno y tonto. ¿O es que hay que llegar al extremo y aunque sepas que se estan aprovechando seguir haciendo favores o lo que sea? Me parece increiblemente difícil también en la educación de mis hijos.

Maria Luisa dijo...

dijo Bécquer. "Mientras haya una mujer hermosa, habrá poesía".

y digo yo: "Mientras haya un sacerdote bueno, habrá fe".

Maria Luisa dijo...

*quise decir un buen sacerdote. (Acabo de caer en que alguien podría interpretar mal mi comentario, y yo con esto no bromeo).

Gracias.

Lucía dijo...

Si uno se relaciona con gente que no piensa igual, siempre está nadando contracorriente y ayudando a los que con uno van a nadar en esa dirección. Bien es verdad que a veces se consigue que algún que otro pez se convierta en salmón o al menos nade por un rato corriente arriba.Y los mejores salmones son los más esforzados , no los de piscifactoría.
Si uno oye a los políticos , da la impresión errónea de que todo el mundo se deja arrastrar.Pero, afortunadamente, aunque nos representen, muchos no pensamos igual que ellos.

Isa dijo...

Pues sí, es algo difícil, pero uno se tiene que animar pensando que está en el equipo del Vencedor...¡y nunca perder la esperanza!

Almudena dijo...

Me ha gustado especialmente el final de su entrada. Me cansa ya tanto victimismo como si nos estuvieran echando a las fieras cada día o estuvieramos luchando "solos ante el peligro". Gracias por recordar que no estamos solos y que la cosa no es para tanto. Además dá una cierta vidilla eso de ir contra corriente. O acaba con uno, o le hace más fuerte. Y siempre habrá una farmacéutica que se gane un poco el cielo por su acogida generosa.

Unknown dijo...

Aunque cuente el más terrible de los infortunios siempre tiene gusto al contarlo. Algún día tiene que explicar como lo hace.

Saludos

ann dijo...

A mi tambien me gusto el final, ¡no estamos solos!.

Cuando escucho entre amigas o conocidos, que ya no hay personas fieles a su doctrina, siempre se me viene a la memoria el funeral de Juan Pablo II, o los dias en que se encontraba enfermo y la plaza de S.Pedro estaba abarrotada de fieles unidos en oracion, eran rios de personas y todos en la misma corriente.

Y claro, tambien me vienen a la memoria las jornadas mundiales de la juventud, de la familia, la canonizacion de S.Jose Maria Escriva...

¡Una maravilla!

Historias del Metro dijo...

Nadar contra corriente sí que da vidilla. A veces uno se cuelga el "San Benito" de "católico" y de "monja" (o "cura", según), y de ahí no se sale.
Yo creo que hay que aprender a ir contracorriente con gracia. Si uno es aburrido, soso, victimista y negativo ¿quién querrá parecerse a él?
En cambio si uno está abierto a la gente, es cariñoso, amable, saleroso, no se escandaliza... entonces creo que romperá barreras y podrá llegar al corazón de los demás. El sanbenito no nos lo quitará nadie, y habrá veces que nos humillen, habrá veces que nos sintamos solos, ridículos, e incluso, tendremos la tentación de sentirnos solos e inútiles.
Pero hay muchas personas buscando desesperadamente lo que nosotros tenemos, así que hay que estar ahí. Si la sal se vuelve sosa...