domingo, 22 de noviembre de 2009

Contracorriente


Era una multitud enorme, galopante y turbulenta. Venía hacia mí a gran velocidad ocupando toda la calle, como una manada de bisontes enloquecidos. La mayoría eran hombres, pero también había mujeres y niños. Muchos portaban bufandas blancas o moradas a pesar de ir en mangas de camisa. El sonido de las trompetas se mezclaba con el estrépito sordo del trote sobre el asfalto. Temblaban los automóviles aparcados y los caballos negros de la policía.

Los vi llegar y sentí el mismo terror que Indiana Jones cuando estuvo a punto de morir aplastado por una inmensa roca esférica que le perseguía en alguna peli que no recuerdo muy bien. Yo sin embargo no escapé. Traté de esquivar la acometida de la turba pegándome a la pared; pero un gordo gordísimo y gigantesco que corría como un globo de feria con los brazos abiertos —tal vez su obesidad no le permitía llevarlos de otra forma— me dio un barrigazo colosal y ni siquiera pidió disculpas.

Decidí entonces nadar contracorriente. Era yo el único ciudadano de Madrid que caminaba en dirección norte. La masa, cada vez más compacta, se precipitaba hacia el sur y nadie se dignaba hacer un hueco para dejarme pasar. El sudor perlaba (*) mi frente y aromatizaba mis pies fatigados.

Entré en una farmacia.

—¿Qué deseaba?

—Asilo, señorita. Si salgo ahí fuera moriré aplastado por la masa.

Cinco minutos más tarde volví a la batalla. La cola de la manada era menos densa, pero como corrían más, el peligro seguía siendo grave. De pronto oí un rugido terrorífico a mis espaldas, como un clamor oceánico.

—¡Gooooooool!

El Real Madrid había marcado su primer gol al Racing de Santander. Por los vomitorios del estadio entraban a galope los últimos espectadores.

La moraleja, mañana

(*) Perdona, Kloster: nunca había escrito el verbo "perlar" y quería ver cómo se siente uno poniendo cursilerías.



9 comentarios:

Isa dijo...

Uf, si que lo pasó mal, sí...es que tantas multitudes son agobiantes, y más si son locos dle fútbol...aunque debo reconocer que me alegra sobremanera que el Madrid ganara al Racing...jiji, pero casi a costa de su vida...

Inés dijo...

La próxima vez espere un poco...espere...no corra riesgos...no compensa.

Isa dijo...

Por cierto, ¿cómo es que no ganó su súper quipo? cuénteme...¡¡¡yo tenía esperanzas!!!!

Almudena dijo...

O le ha sentado fatal el "descanso" o alguien ha usurpado su bic hasta hacerlo irreconocibe...¿Qué significa esta entrada de hoy? ¿Qué este "estilo" tan poco estiloso? Perdone la sinceridad, pero igual que suelo alabar su habilidad para describir situaciones, hoy me he quedado pensando ¿Y ésto qué es? Espero la segunda parte. De todas formas, me ha gustado el contraste entre la cursilada y la guarrería siguiente.

yuria dijo...

Ja ja ja ja. (Me estoy riendo de verdad, imaginándomelo).
Vivió usted una pesadilla fuera del sueño.
Menos mal que estaba ahí la farmacia.

Espero que ya se haya recuperado de la odisea. Con razón ha tenido un día entero el blog cerrado. (es broma).

Enrique Monasterio dijo...

Almudena, ¿de qué "guarrería" hablas? Yo nunca pongo guarrerías y mi estilo es el de siempre. Si aludes a que el sudor "aromatizaba" mis pies cansados, la imagen no puede ser más delicada. Aroma es según el DRAE "Perfume, olor muy agradable" y "aromatizar" es "dar aroma".
A no ser que pienses en la palabra "vomitorio". Se trata de un término limpio y preciso, que significa exclusivamente "Puerta o abertura de los circos o teatros antiguos, o en locales análogos modernos, para entrar y salir de las gradas" (DRAE).

Clara dijo...

Lo habría vivido de otro modo si las bufandas hubieran sido rojiblancas... Ya te digo!

Enrique Monasterio dijo...

No os equivoquéis, Clara & Isa. No soy del Athletic ni del Atleti, mi equipo, desde hace casi 40 años, es el Valencia.

Almudena dijo...

Mil disculpas. Según le dí a "publicar comentario" pensé: "pero qué bruta eres...". La frialdad del diccionario arregla un poco las cosas, pero la inmediatez de mi imaginación no se hizo para detenerse en sutilezas. Lo del vomitorio no lo sabía y le agradezco mucho que me ilustre. Siempre pensé que un vomitorio en los toros tenía su razón de ser, pero en el fútbol era exagerar...