miércoles, 4 de noviembre de 2009

¿Enamorado?


Ayer me acordé de Julio. Han pasado tantos años que ya no importa dar su nombre auténtico. Hablo de un amigo de mis años de universidad.

Julio hacía tercero de Derecho como yo, y decía que estaba loco por Carmen. Me confesó que no podía pensar en otra cosa, que no era capaz de estudiar (nunca lo había sido, la verdad), que necesitaba estar con ella o si no…

—Si no, ¿qué?

Carmen era muy popular en el curso, sobre todo tenía poca competencia: en clase había más de cincuenta chicos para sólo cuatro o cinco chicas.

Julio era medio poeta (menos de medio, en realidad) y le hizo un soneto penoso, que describía las características anatómicas de Carmen con una mezcla aterradora de cursilería y suciedad.
Me lo leyó una mañana nada más llegar a la Facultad.

—Oye, Julio —le dije—, tú, ¿la has mirado a la cara?

—¿A Carmen? Claro; ¿no te digo que estoy enamorado?

—Ya. ¿De qué color tiene los ojos?

—¡Azules!... No, verdes. Espera, no me lo digas…

Ya digo que ayer me acordé de Julio. Hablaba con un chaval de 16 años que tampoco se ha fijado demasiado en los ojos de su presunta novia.

Le he dicho lo mismo que a Julio:

—Cuando sepas muy bien cómo son sus ojos y te importe eso más que el resto de su anatomía, creeré que empiezas a estar un poco, sólo un poco, enamorado.

24 comentarios:

Carlos García dijo...

Pues que quiere que le diga: nada más leer el post, me ha venido a la cabeza una vieja anécdota. Preguntado alguien por cómo son los ojos de la Virgen, respondió: Misericordiosos. Los ojos de la Virgen son misericordiosos. ¡Eso es estar enamorado! De todos modos, lo dice la Salve: cuánto nos queda por aprender.

Anónimo dijo...

Eso...esooo!!! estoy segura que a todas las Carmenes del mundo nos gustaría enamorar por lo que somos, quiero decir, cada una por lo que es, y no por lo que tenemos... pero la primera experiencia de conocimiento se obtiene de los datos sensibles del objeto conocido... y es allí cuando puede aparecer el enamoramiento, primera etapa del amor, aquí uno no conoce el todo, sino una parte, si se quiere perfeccionar ese conocimiento habrá que tender al conocimiento del ser del objeto. Así que "Julianes", lanzaros a conseguir más datos y que os enamore la persona!!!!
Madre de familia.

Lucía dijo...

¡Qué razón tiene! pero es lo que impera en la sociedad y en las "revistas del corazón" que pienso que son las revistas de los "intereses recíprocos" y de las "separaciones de intereses".

Enrique dijo...

Ojos claros, serenos,/
si de un dulce mirar sois alabados,/
¿por qué, si me miráis, miráis airados?/
Si cuanto más piadosos,/
más bellos parecéis a quien os mira,/
no me miréis con ira,/
porque no parezcáis menos hermosos./
¡Ay tormentos rabiosos!/
Ojos claros, serenos,/
ya que así me miráis, miradme al menos.

Con perdón del Blogger, copio la poesía completa, por ver si alguien joven la lee (los menos jóvenes la sabemos de memoria) y le sugiere modos de mirar... y de decir.

Bernardo dijo...

Más que los ojos, a mí me dice más el movimiento. Incluso estando quieta, la gente se mueve. Y ese movimiento es un torrente de matices.

Carlos Esteve Rozas dijo...

Seguro que es un detalle que me abre los ojos...

Almudena dijo...

Desde mi adolescencia pensé que esa falta de vista iba con el ADN masculino y sólo se curaba con el paso del tiempo. Pero, aunque ya me coja "retirada" de esos afanes, me consuela pensar que basta con una advertencia para abrir los ojos.

Marga dijo...

O.K.
De acuerdo, de perfecto acuerdo,
pero...
témome (me temo, D. Enrique) que para estar completamente de acuerdo, es preciso haber cumplido algunos años.
No sé, pero creo recordar que cuando tenía 16 años, pensaba distinto...
Y como es cuestión de edad... es algo que el tiempo se encarga de encarrilar, ¿verdad?

Anónimo dijo...

Si es que les tienen bombardeados...a ellos y a nosotros que parecemos cachos de carne sin nada dentro.
Vamos a empezar por los ojos, como dice usted y luego podemos seguir por las manos, que dicen mucho más de lo que parece...

eligelavida dijo...

Genial!

Anónimo dijo...

Es muy hermoso eso que dice, Don Enrique, y muy profundo.

Isa dijo...

Pues sí, don Enrique; sobre todo porque lo que perdura con el paso de los años es el color de los ojos (entre otros) y no otra cosa...y si se enamora uno sólo del cuerpo lo lleva claro...

Anónimo dijo...

Yo pienso que mas que el color enamora la mirada...que revela de algún modo el corazón...Por cierto Isa...y si el enamorado perdiera los ojos en un accidente,¿Qué pasaría?.

Anónimo dijo...

Mirar a los ojos denota sinceridad. Creo que con los años el color pierde intensidad, la mirada gana profundidad y serenidad. G. AC

poetaporlibre dijo...

“ No sólo la ensaladilla…,
si te mira, te engatusas,
salivas por la barbilla,
dices palabras confusas,
un rayo en el alma brilla…,
¡ me gustan todas las rusas!”

(dedicatoria: al autor de Poemas de Agosto (V))

Eran furtivos, de azul intenso,…
¿ y quién no se ha enamorado tontamente en su juventud?

Anónimo dijo...

D. Enrique, lo sorprendente es que a veces ni las mismas "presuntas novias" se dan cuenta. O se dan cuenta pero no les importa!

Cuando mis sobrinas/as y adolescentes que me rodean comentan que "esa tiene mucho éxito porque ha salido con muchos..." pienso más bien que se trata de muchos fracasos. Éxito es acertar a la primera, a la primera o a la segunda... pero para eso hay que centrar el tiro y está más bien en los ojos.

Gustar estaá "tirao" lo que tiene mérito es enamorar. Uno gusta con el cuerpo y enamora con el alma.

La diferencia es importante porque con los años el cuerpo decae (a pesar de las ayudas de la cirujía) pero el alma puede mejorar y, si el susdicho/A se "enganchó" por el cuerpo y ni se enteró de que tenían alma/o (:)) el paso de los años lo llevan mal, mal.

Me da muchísima pena las chicas que se empeñan en disimular el alma, en ir por la calle como escaparates andantes y no habalr de nadie serio no vayan a "espantar" al personal. Si lo que quieren es atraer a descerebrados ese es el camino.

Bueno, que tengo que trabajar...

chon dijo...

ja,ja,ja. Qué graciosa esta entrada.

Nieves dijo...

Dejo aquí este poema-oración que un joven enamorado dirige a Dios (que ese joven se llame Miguel D'Ors creo que para el caso es lo de menos).
Aunque también podría servir para el post anterior porque habla de la esperanza del Cielo y la confianza en la Providencia:

Del Cielo que me tienes prometido
han escrito teólogos, místicos y profetas:
visio, caritas, gaudium constantemente nuevos
ante la luz eterna de Tu rostro.
Todo eso espero yo de Tu misericordia.
Pero quiero decirre, y esto es una oración,
que la Infinita Bienaventuranza
para este corazón alicorto sería
un poco menos -Tú verás cómo te arreglas
para mover los hilos de la Historia-
si de alguna manera no fuesen parte de Ella
los dulces ojos negros de la que Tú ya sabes.

Juana la loca dijo...

Cuentan de un chico que tenía los ojos azul intenso, como aquellos de Paul Newman. Y como el no los veía no se daba cuenta que solo el verlos atraía comentarios. Por eso se puso gafas de sol.... Y de ese modo evito ser escaparate.
Los ojos no pierden intensidad, pero reflejan la mala uva que se la pone a uno con los años.

Isa dijo...

Anónimo, si perdiera los ojos no pasaría nada, porque ya entonces se habría enamorado del interior...y, además, hay unos de cristal monísimos.

ARdV dijo...

Yo tengo un chiquillo de 12 años "enamorado"... no hace sino describir la sonrisa, los ojos, el pelo de otra chiquilla de 12 años. Al principio, mi instinto de madre (mezclado con un poco de vejez), me hizo pensar que no iba yo a permitir esa situación a esa edad... Luego con los días que han pasado, me doy cuenta de que el chico tiene un enamoriamiento y un cariño limpio, se la pasa haciendo canciones y poemas de lo más lindos e inocentes, en su tiempo libre, claro... tampoco es tanto como para dejar de lado el fut bol y la patineta...
Ahora rezo para que cuando crezca, y le guste alguna chica, siga viendo antes que nada la mirada y la sonrisa.

Anónimo dijo...

Un buen ejercicio filosófico que propongo a mis alumnos es :¿qué criterios tienes para saber que estamos enamorados?
Y a mis alumnos -más bien a ellas- les propongo que, cuando algún chico les declare amor eterno y que las quiere mucho, le pregunten -¡y ya sé que es muy prosaico-:
- Bueno, bien, pero ¿tú para qué me quieres?
(La causa final de Aristóteles da muchas pistas)

A mis alumnos y alumnas -sobre todo a éstas- les propongo como

Una buena pregunta que le digo que hagan -sobre todo- mis alumnas cuando alguién se declara enamorado de ellas y les die

doublebassist dijo...

Bravo!!
Mi enhorabuena, Don Enrique, por una entrada tan magnífica y por atraer a lectores que dejan tan gratos e ilustrados comentarios.

gilkacuentos dijo...

Una vez más, se lo robo, D. Enrique.