No es una noticia agradable, pero ya la conocen quinientos alumnos. Así que tampoco vale la pena disimular.
Esta mañana, al llegar al colegio, nos hemos llevado una buena sorpresa: unos ladrones bastante brutos han serrado los barrotes de un baño y han entrado a saco. Aparte de los daños materiales, no han podido robar casi nada. También forzaron la puerta de la capilla, pero se conoce que, al ver el altar, los candeleros, el Sagrario y todo lo demás, se han asustado y no han tocado nada.
Por lo demás, la mañana está llena de cosas buenas. Hemos celebrado tres actos penitenciales, se han confesado un montón de chicos y chicas, y en el libro de intenciones para la Santa Misa, una alumna ha escrito: "por los ladrones que han entrado en el colegio; para que Dios les guíe por el buen camino".
Yo espero que ese "buen camino" pase por chirona.
No me llaméis "blog". Soy un globo que vuela a su aire, se renueva cada día y admite toda clase de pasajeros con tal que sean respetuosos y educados, y cuiden la ortografía. Me pilota desde hace algunos años un cura que trata de escribir con sentido sobrenatural, con sentido común y a veces con sentido del humor.
lunes, 15 de marzo de 2010
Los ladrones nos visitan
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8 comentarios:
No hay que desesperar; ahí esta el buen ladrón junto a la Cruzy el bandido Enrico de Tirso; y hasta Roben Hood
Probablemente tuviesen buen recuerdo de su infancia, la catequesis, etc... no creo que les gustase robar al buen Dios...
Pues seguro que, después de ese robo, Dios tendrá previstas muchas cosas buenas para ese colegio en el que tanto bien se hace.
Yo lo siento al revés: ojalá ese buen camino no pase por chirona. Es verdad que a mi no me han robado y así es más fácil pero, yo sí he robado muchas veces y nunca he sido tratada como merecía. Si hubiera recibido el mal que hice, nunca me hubiera reencontrado con Dios.
Me temo que la chirona humana no les hará mucho bien a los ladrones. Ojalá la "visita" al colegio les haga ver la chirona en que están metidos por dentro.
¡Ala! bueno, menos mal que no han entrado al oratorio...¡y qué buena esa chica pidiendo por los ladrones!
Seguro que fueron los que se pasearon también por mi despacho y...Ay! Encontraron mi bolso.
Yo también había rezado por ellos antes de darme cuenta del desaguisado. Después, nada de nada. A la trena! Porque lo que han robado es...de trena!
No se preocupe. Ruegue por ellos, Don Enrique. No han tocado nada de la capilla, así que algo debe quedarles. La vida de la cárcel podría arruinar ese algo. Que expíen su culpa por otro camino. (La acabarán expiando, de todas maneras).
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