martes, 20 de septiembre de 2011

¿Esta seguro?


―¿Está seguro de que desea eliminar de forma permanente este programa?
La pregunta del ordenador me deja petrificado por un instante frente a la pantalla. Hago examen de conciencia y concluyo que seguro, lo que se dice seguro, no estoy; pero, como he elegido la opción de eliminarlo y no tengo por qué dar explicaciones de las íntimas razones que me han llevado a tomar esta audaz decisión, con cierto temblor, pero con ánimo sereno, opto por  responder al señor Microsoft o como se llame el duende virtual que me interroga, que sí, que estoy seguro. Yo le habría contestado, para ser del todo sincero, que estoy “bastante” seguro; no del todo, sólo lo suficiente para proceder a pesar de que mi cerebro alberga dos o tres dudas razonables; pero aquí no se admiten respuestas matizadas. Sólo tengo dos opciones: sí o no. Y yo pongo el dedo índice sobre el ratón apuntando a la izquierda:
Aceptar.
¿Aceptar? ¿Qué es lo que estoy aceptando? ¿Acaso “acepto” que estoy seguro cuando en realidad no lo estoy, o acepto actuar a pesar de mis dudas? Una gota de sudor perla mi frente.
Click.
Windows comienza su tarea. La pantalla se llena de frases en inglés imposibles de leer que se van disolviendo en el éter a velocidades de vértigo. De pronto, el proceso se detiene y surge otra nueva pregunta:
―Windows se dispone a eliminar de su disco duro los archivos… Esta operación no puede cancelarse. ¿Está seguro de que...?
―¡Sí! ―respondo con energía―. ¡Termina tu trabajo, robot miserable!
Pero Windows no se mueve. Quiere que me comprometa y pulse de nuevo la tecla. Ahora me presenta tres opciones: aceptar, rechazar o cancelar. Me digo que “rechazar” y “cancelar” vienen a ser lo mismo. Si “cancelo”, el proceso se detendrá y todo volverá a su estado anterior. Si “rechazo”, supongo que sucederá lo mismo. Así que se trata de una trampa saducea. Voy a comprobarlo.
―Cancelar. Click.
―¿Está seguro de que desea cancelar el programa de instalación?
―¿De instalación? Amigo Windows, no estoy instalando nada, ¿me entiendes?; estoy “desinstalando”, que es exactamente lo contrario. Y tampoco estoy seguro de lo que deseo. Haz lo que te plazca y déjame en paz…
Rechazar. Click.
Ahora ya no sé sí he rechazado la instalación o la desinstalación, si el programa saltará por los aires o si…
Se ha fosilizado el invento y debo reiniciar el sistema. Como me pregunte otra vez si estoy seguro,  lo despedazo.
Mientras se “restaura” el sistema, Kloster pontifica:
―La seguridad lo es todo, colega. La informática es una metáfora de nuestro tiempo. Hablan de “estado del bienestar” pero sólo quieren que nos sintamos arropados por una especie de compañía de seguros con póliza a todo riesgo: trabajo seguro, sueldo seguro, salud segura, tráfico seguro, sexo seguro, futuro seguro… Llenarán el mundo de cámaras de seguridad. Nos prohibirán todo lo que no sea obligatorio y tratarán de que vivamos aletargados por los siglos de los siglos. Fíjate en los chicos y chicas que llegan a tu cole para empezar el bachillerato, Les han anestesiado el sentido de la aventura. Los han educado para ser cobardes. Ya sólo quieren vivir seguros. 
―No, Kloster. Esta vez te equivocas. Es cierto que deben ir contracorriente, pero aún son capaces de comprender que para que tenga sentido la vida, hay que jugársela a una carta y perderla para ganarla. El Santo Padre lo proclamó con toda claridad hace bien poco cuando los llamó a una entrega total, a una rebeldía radical por amor a Dios. Y respondieron con un sí enorme. El incendio ha comenzado con fuerza y ahora nos toca avivarlo para que dé fruto.
―¿Estás seguro, colega?
Aceptar. Click.  




  

16 comentarios:

Relicary dijo...

Jejeje, como informático le digo además, que ni siquiera ese robot miserable está seguro de lo que va a hacer. Programamos órdenes para que sigan pasito a pasito lo que deben hacer y cuando los ponemos a prueba, aparece una circunstancia "zombie" que todos creíamos muerta pero ahí está, jorobando todo el cuidado proceso que habíamos diseñado con mismo y algo de hastío.

Respecto a la anestesia social... Sí que hay un poco en la sociedad, no sé si es autoimplantada, nos la han implantado o hay un pesimismo pandémico que invita a mirarse el ombligo o tener miedo de salir. Pero creo que la vida nos enseña tarde o temprano a valernos por nosotros y espabilar un poco para tratar de cambiar, al menos, nuestro círculo próximo.

Cierto amigo mío "despertó" cuando a su madre la ingresaron en un hospital. En dos semanas aprendió a cocinar, poner la lavadora y planchar él solito. No lo hacía perfectamente, pero fue un gran cambio para bien y alegría para su pobre madre.

¡Bueno días!

Anónimo dijo...

He dado clases y catequesis a adolescentes, y verdaderamente tienen el "sentido de la aventura" anestesiado. Los que he visto se han convertido en moluscos con pelo.
No sé si será que están paralizados por el miedo, pero en lugar de unos atolondrados apasionadísimos, que en otros tiempos estarían jurando amor eterno a la novieta, o "tatuando" frases lapidarias en las tapias del barrio, o alistándose en el ejército, o escapándose de casa para hacer las Américas, hay que trabajar con hongos que sólo saben responder "pchés".
Desolador.

Cordelia dijo...

Estas cosas no pasan con el Mac...
Eso que te dicen a veces: no, hombre, Fulanito es muy mayor, pero es joven de espíritu. Bueno, pues yo soy Macintosh de espíritu, aunque no me lo pueda permitir y me tenga que conformar con un PC.

Papathoma dijo...

Esta Youth Revolution divina ya no la para nadie.

Dani Morcillo dijo...

Caramba, qué recuerdos me ha traído, de cuando usaba windows. Pídale un mac a los Reyes.
Por cierto, la foto es genial. Creo que voy a ponerla en las aulas donde doy clase

Amalia dijo...

Cada dia me gustan mas sus posts D. Enrique :-)

yomisma dijo...

Tengo tres consideraciones que comentar.
La primera ya se me ha olvidado pues como tengo 45 años me permito olvidarme de algunas cosas. La segunda es que el otro día estuve explicando a mi hijo que algunos adjetivos no se cumplían sin otros: adventurer no es nadie sin una picadura de abeja, un brazo roto y mucho mucho esfuerzo; heroic lleva consigo un acto anterior que ha sido costoso e incluso peligroso y siempre generoso; y una semana de volvió que parece difícil, llega al Viernes y la hallamos exitosa. (Espero que mo hijo no se perdiera en la explicación)
Y la tercera consideración es que voy a contar el ejemplo de Relicary a mis hijos para que aprendan a planchar y cocinar sin necesidad de meterme en el hospital :-)

yomisma dijo...

errata: donde dice "volvió" pongan "colegio"

Bernardo dijo...

Mi padre me dijo una vez que "los ordenadores no hacen lo que quieres: hacen lo que les dices".

Qué gran verdad.

Yo le doy una pista para el futuro con ordenadores: nunca cancele nada. Deje que haga todo el trabajo hasta el final, y luego realice un "ejercicio de control de daños".

El botón "Cancelar" deberían quitarlo, y en su lugar poner uno para "Deshacer".

¡Ah! Y haga muchas copias de todo.

Un saludo

Almudena dijo...

En su diálogo con el dichoso robot, me ha clavado. En cuanto a la anestesia... ojalá fuera cosa de los jóvenes. Creo que a todos nos atontan las comodidades. Yo, desde luego, me doy por aludida. Se me gana fácil con el poco-esfuerzo. Lo bueno de la vida es que a partir de ciertas edades, no te deja ejercer de vaga

Mercedes dijo...

Vergüenza me da lo que voy a decir, pero últimamente se me pasa por la cabeza el pensamiento de que me gustaría que las cosas (la vida, ya ve usted) fueran más fáciles.
Después de esto, en mi defensa digo que acto seguido me digo a mí misma que no tengo de qué quejarme, que quienes tendrían que tener la vida más fácil son, por ejemplo, los parados que tienen que sacar adelante a sus hijos, las madres (y padres) de drogadictos, los que trabajan 14 horas al día y después tienen que seguir trabajando en casa, las mujeres de África (a las que creo que van a proponer para el premio Nobel de la paz)... y no sigo, pero ya se ve por dónde van los tiros. Como dice Mafalda ¡qué asco me doy a veces! Saludos esperanzados.

pacita dijo...

Hoy me he enterado que falleció su hermana (estos días no había leido el blog) ya tiene una intercesora en el cielo.

Antuán dijo...

Me alegro y uzted perdone que tambien tenga problemas con el ingles, en Cuatro Vientos, tambien le echa un recuerdo al Papa. Vamos como no a vivir de las reservas y deje de contestar a la intolerante maquina. Yo que estuve como ya dije por perderme de mi grupo con los americanos y solo sabia decir: Sorri y cenkyu pero me aceptaron porque todos los que alli estabamos lo haciamos a una: a acompañar al Papa y a Jesús Sacramentado. Anoche no me podia dormir me enchufe el movil con algo de musica y escribi una carta a una amiga contandole un resumen en el tiempo que durara el chupa chus de cola. y pienso seguir escribiendo porque el ordenata hace sus servicios pero esta de un solicitao. ¡Adelante! Adiosle

c3po dijo...

Los androides aventureros somos capaces de aguantar eso y mucho más. Nos va la marcha más que a los de la manzana, y estamos bastante más evolucionados.
Algunos, pese a estar reciclados, incluso tenemos sentimientos...
En fin, desde más allá de Orión (donde brillan los Rayos-C) le envío un abrazo muy fuerte para Heinz y otro muy cordial para Vd.

Clara dijo...

¡Olé, muy bueno!

Ourense San Francisco dijo...

Después de haber trabajado como responsable de admisiones en un colegio mayor y de llevar cuatro años en reuniones de guarderías y colegio, achaco gran parte de la culpa de ese adormilamiento -y de otras muchas cosas malas- a una frase que he esuchado mucho en los ambientes referidos: "es que yo no quiero que mis hijos sufran lo que so sufrí." Me produce lástima porque en muchos casos es: inconsciente, falsa e injusta y, en cualquier caso es la coartada para anestesiar a los hijos con el velo del todo lo que reporte comodidad en tu burbuja vale... Es una modesta opinión