Eso
dice el letrero: “Rebajas. Liquidación total por jubilación”. Uno está
acostumbrado a ver carteles de este tipo, pero no en el escaparate de una
librería de barrio. ¿Cómo puede “liquidarse totalmente” una librería?
Me
acerco para echar una ojeada. Hay fantásticas agendas de 2013 a mitad de
precio, cuadernos, papeles de todos los colores y tamaños. Los libros no se exhiben
tanto; parecen avergonzados por ser vendidos así, en paquetes heterogéneos,
como mercancía caducada de segunda clase.
De
pronto, en una esquina del escaparate veo una cubierta muy conocida: “Enrique
Monasterio. El Belén qué puso Dios, 14ª edición.” Hay tres ejemplares.
No
he tenido valor para mirar el precio. Sollozo levemente y entro en la tienda
dispuesto a rescatar a mi hijo, injustamente sometido a las inicuas leyes del
mercado.
El
dueño es más joven que yo.
―¿Se
jubila usted?
―Ya
ve… Y la crisis.
―Ese
libro del escaparate, ¿a cuánto lo vende?
―Ése
no está rebajado. Está muy bien.
Casi
le doy un beso de agradecimiento.
Me
cuenta que lo leyó hace un par de años y que “es bueno para Navidad”.
―¿Y
de qué trata?
―El
título lo dice todo.
En
efecto, lo ha leído y a mí me pierde la vanidad. Le cuento que lo escribí yo
hace años, pero que le compraré uno para un regalo.
Regreso
a casa de mi madre, aliviado al descubrir que aún conservo el precio.
8 comentarios:
Mi hermano también lo tiene , se lo regaló mi hermana y recuerda con simpatia a Zabulón. Bueno mientras los vendan tal y como están las cosas de algo hay que vivir aunque sea a costa de los demás. Adiosle
Hace unos días se lo recomendé yo a la profe de Belén. La respuesta fue: ya lo he leído, ¡es precioso!
Y yo me quedé tan orgullosa como si lo hubiera escrito yo.
He visto que se ha representado en teatro y que está libre para descargarlo en la red (cosa que haré).
PS
En Bilbao hace ya años, vi en una lonja en la Gran Vía, en unas Navidades que se vendían libros por metros.El señorllevaba un centímetro de modista y allá que iba.
Efectivamente, siempre es bueno tener un ejemplar adicional en casa para regalar.
Je je, su vanidad....
Feliz Navidad, don Enrique
Conozco un lugar que venden libros al peso. Me alegro por tí y por tu obra, mantener el precio rodeado de rebjas, y encima, por bueno, tiene mucho mérito. Un abrazo
Ay que risa.el dueño se debio quefar con la boca abierta!
Acabo de ir a un retiro en Jaltepec, en algunos ratos libres leía su libro, dónde fuera, trepada en un árbol con vista al lago, con los cantos de las aves, en un balcón, en el camión... No lo podía soltar, me ha parecido increíble. Me encanto la idea de identificarme con cada una de las figuras del belén. ¡¡Feliz Navidad!! ¡Qué ese belén permanezca en nuestra alma siempre!
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