El
curso de retiro termina por la mañana después de la Santa Misa. Antes tenemos
la última meditación, la más difícil porque uno quisiera resumir en pocos
minutos todo lo que se nos ha quedado en el tintero.
Ahora
se me ocurre que quizá he hablado poco de la Virgen María, que debí insistir
más en la fraternidad y en la virtud de la Esperanza; que debemos terminar
dando gracias a Dios y cargando la mochila con grandes deseos y pequeños
propósitos...
Comienzo
a elaborar un guión, pero comprendo enseguida que es imposible decirlo todo de
nuevo. Kloster me indica que sí he hablado de María Santísima, y de Esperanza,
de fraternidad…
—No
le des más vueltas, amigo. La semilla ya está sembrada. La regaremos con
oración. Al fin y al cabo, el fruto no depende de ti ni de mí. Así que no presumas
ni te agobies con la última piedra.
Tiene
razón mi amigo como siempre. Y, al hacer el examen de la noche, me viene a la
memoria un poema de Juan Ramón:
Tira la piedra de hoy,
olvida y duerme. Si es luz,
mañana la encontrarás
ante la aurora, hecha sol.
3 comentarios:
Siempre confianza en Dios. Sin El no podemos nada. Ya El sabe lo que necesitamos.
Cómo pesa la mochila tras algunos retiros, cuánto se agradece que te hayan ayudado a mirar a Dios más que a la mochila...
Fíjese Don Enrique que volvemos a estar en contacto. Ahora a través de Carlos, nuestro sexto hijo.
Un gran abrazo desde Uruguay
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