miércoles, 1 de abril de 2015

La palmera


Hace más de veinte años, cuando vine a Airaga por primera vez, estabas igual que ahora. Por ti no pasan las décadas, amiga palmera. No es que seas una belleza precisamente. Al contrario, pareces una escoba vieja y despeinada, pero ya entonces me llamó la atención tu desmesurada estatura. Eres el árbol más alto del contorno: un tronco larguirucho y pelado, quién sabe de cuántos metros, que luce en la cúspide cuatro palmas mal contadas sin la menor gracia.
Supongo que eres una palmera anciana, pero deberías ir a la pelu para que te pongan en orden las pocas guedejas que te quedan. Tienes que asearte, amiga. Cuando uno es joven, peinarse es una extravagancia innecesaria, pero a nuestra edad no hay más remedio que ponerse en manos de un buen profesional.
Veo además que has empezado a doblarte por el centro. Apenas se nota, pero, reconócelo, ya no eres el "enhiesto surtidor de sombra y sueño" que cantó mi primo Gerardo Diego. A mí me pasa lo mismo: camino la mar de estirado por cualquier calle y, de pronto, aparece en un escaparate la imagen de un viejo encorvado con cuatro pelos en la cresta, que ya solo puede presumir de experiencia.
Supongo que volveré el año que viene, o a lo mejor antes. Cuídate. Toma el aire como hasta hoy; pasea un  par de horas, si puedes, que es bueno para el corazón, y di a tu palmero que te asee un poco. Eres mi espejo. Me miro en ti.

4 comentarios:

Antuán dijo...

Es un poco extravagante, la verdad, quizá lo hace por llamar la atención, si no ¿de que?
¡Feliz Semana Santa a todos! Acabo de hablar con mi hermano y dice que hasta el martes libran. Le parece demasiado. Trabaja en la construcción y les cuesta encontrar encargos. Así se despide siempre. Adiosle

Anónimo dijo...

El sabado me fijare en la palmera, ya que las veces que he subido no ha llamado mi atencion.

Jaime Vierna García dijo...

Sólo entre usted y yo, D. Enrique, si me permite la corrección fraterna: se le escapó en el primer párrafo "Eres el árbol más alto DE EL contorno.

Felices Pascuas, D. Enrique. Está usted encomendado. Y muchas gracias por su constante presencia.

Alejandra dijo...

Conforme vamos cumpliendo años nos vamos convirtiendo en un alma atrapada en un cuerpo. Yo me planté en la veintena, y por dentro así me siento, aunque el tinte me reclame cada 3 semanas...
Esa apariencia erguida o doblada es lo de menos. Como dice Telepizza lo importante está en la masa.
No me gustan las palmeras.Pero sí su afán de estar cada vez más alto.
D.JAIME Vierna, corrección ortográfica! jaja, con la venia.