domingo, 1 de septiembre de 2019

50 años (y VI)


La primera misa
Fernando Orús

El día 1 de septiembre Fernando Orús y yo nos dispusimos a celebrar la Santa Misa por primera vez a solas. A las 11 de la mañana bajamos a la pequeña cripta que hay en el sótano de Montalbán, el Colegio Mayor donde residíamos. Todo estaba preparado. La administración había llenado de flores el altar y los ornamentos, primorosamente dispuestos, eran de fiesta grande.
Una vez más repasamos cada detalle de la ceremonia.  A esas alturas ya me sabía de memoria el canon romano en latín, en castellano y en italiano, y también los gestos litúrgicos, que por entonces eran más estrictos y rígidos. Sin embargo, los dos estábamos tensos y llenos de dudas. Ya no se trataba de ensayar una vez más. Ahora iba en serio: el Señor bajaría a nuestras manos y nos trasladaríamos al Gólgota, al pie de la Cruz, para celebrar con María Santísima el Gran Misterio de la Pascua.
—¿Quién va primero?
—Tú, que eres el más viejo—respondió Fernando—. Yo te ayudo.
Todos los sacerdotes del mundo tenemos esculpido en la memoria el recuerdo de la primera Misa. La mía duró casi una hora; la de Fernando, un poco más. Terminamos pasada la una del mediodía.
Desde entonces he vuelto muchas veces a esa cripta con la imaginación. Y he pedido al Señor, como también lo hacía San Josemaría Escrivá, que nunca me acostumbre a tener a Jesús en mis manos,  que nada me distraiga, que mis ojos se queden clavados para siempre en la Hostia Santa.
Fernando  Orús se trasladó a Suiza dos años más tarde y falleció en Zurich el 10 de julio de 2018 a consecuencia de un cáncer de laringe. Tenía 75 años y estuvo marcado por la enfermedad desde los años 90. Tuvo que ser operado varias veces y su voz se vio cada vez más afectada. En 2012, tras una nueva intervención quirúrgica, el deterioro de su salud se hizo más evidente. Todo esto no le impidió ejercer su ministerio sacerdotal sin restricciones. Siempre trabajó de buena gana, con serenidad y sin quejarse, como si fuera lo más natural del mundo.
Ayer celebramos juntos nuestras bodas de oro. Y hoy, desde el Cielo, me ha ayudado a Misa como entonces.

8 comentarios:

Carmen dijo...

Muchas grcias por compartir algo tan grande y tan íntimo.A mí me hace mucho bién.¡Gracias!!!

Fernando Q. dijo...

santidad y sacrificio...todo uno.

me encomiendo a don Fernando hoy especialmente

Carmen dijo...

Gracias por ayudarme a querer más a Jesucristo en la Eucaristía, con motivo de este aniversario

Antuán dijo...

¡En serio! Celebrar un Misa en serio. No puede ser de otra forma. Con Maria Santísima. Alguien nos decía hace poco que no se puede sacar a la Virgen de la Misa. He venido pronto porque ayer eché el resto y me dieron el día libre después de recoger las cenas. Quería hacer un poco de orden o pintar unas acuarelas que me sirvan de postales y así multiplicar las hojas del cuaderno. De paso intente investigar el viejo transistor que me traje del pueblo y ¡oh sorpresa! pude escuchar el Ángelus del Papa Francisco, que se ha quedado encerrado en el ascensor y pidió un aplauso para los bomberos entre otras cosa. Todo esto mientras leía su entrada de hoy que me hizo llorar. Lo siento: soy así. 1 de septiembre. Me acordaré de rezar por los dos. Don Fernando ya se ha ganado la Gloria y usted también: Aunque ya sabemos: "Que está la carne cruda todavía y tengo que cantar la Navidad" Adiosle-pido

Isabel dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Antuán dijo...

Que razón tienes Isabel. Cuestión de un poquito de fe y de amor. ¡Vamos a ver el Milagro! Dios no nos pide mucho. Yo desde luego es lo primero que hago todos los días: Aun sin despertar estoy/ Estando quiero ser, pues lo que soy/ no veo que sea como para conformarme/. Quizá que deje pasar en cada instante, lo mejor de mi vida/ pudiera suceder... " ¡Lástima! ¡Que torpes!Recuerdo una vez que vino mi hermano con su familia a casa y salió el tema. Mi hermano intentaba explicarle a mi sobrino. La Fe es creer sin ver. El había sido monaguillo y algo le ha quedado. Yo desde luego aunque tenga sueño siempre encuentro sitio. Como dice otra de mis poesías: En primera fila... Porque en el Amor, no se porque estamos siempre a la espera." No me quiero perder nada No os habéis fijado que los primeros bancos siempre están vacíos, menos en los funerales. La mirada bien fija en la Sagrada Hostia. Así suena bien. No como los que dicen sin saber. Me acuerdo una vez un... (no voy a decir quien) ¿Pero tu sabes lo que dices? - Lo dice todo el mundo. Pero es una cosa Sagrada. Es el Cuerpo de Cristo. Paque te enteres. Ya puedes buscarte otra exclamación. ¿Vale? Y eso. Acabo de llegar de ver a una familia. Bueno la viuda con su hija. Los viejitos de la montaña y le deje un rosario y un crucifijo para que lo bese porque ya solo usa el andador y no encuentra mucho sentido a su vejez. Desde aquí puede ver la Misa y meter en ella sus dolores. ¡Que valen mucho!.

Papathoma dijo...

Gracias

Romano dijo...

Muchas gracias, de corazón por compartir tan bellos recuerdos y hacernos comprender la importancia de no dejarnos llevar por la monotonía en un acto tan importante