viernes, 4 de octubre de 2019

Un día normal



He tenido una mañana normal, es decir, muy poco corriente. Lo corriente es que lo normal salte por los aires desde muy temprano y las mañanas se conviertan en un maravilloso caos.
Uno se levanta de madrugada y comienza a programar el día con todo detalle. Cuantos más detalles incluya, más probable es que todo se desbarate. ¡Qué se le va a hacer! Con los años uno se resigna y aprende a navegar en el laberinto de lo imprevisto y de lo imprevisible. Hoy, sin embargo, todo ha salido tal y como lo tenía organizado. ¡Qué aburrimiento! Incluso he llegado a casa con tiempo para leer el periódico de ayer y ahora me permito el lujo de encender el ordenata a la hora establecida y dedicar al globo mis veinte minutos reglamentarios.
Lo malo es que tanta normalidad me ha atrofiado la sesera y no se me ocurre nada. Empiezo a escribir con la esperanza de que llegue una musa perdida y encienda la chispa de la inspiración; pero no hay manera. Se conoce que las musas se desenvuelven mejor en el terremoto permanente de la vida ordinaria.
¿Veis? Han transcurrido quince minutos y no he conseguido hilvanar un solo pensamiento estimulante. Toda la mañana charla que te charla con niños de sexto de primaria y sospecho que no me ha servido de mucho.
Bueno, sí; he aprendido algo. Hacia las doce del mediodía un chaval de 11 años que quiere ser futbolista, ha afirmado como un Séneca cualquiera:
—Soy buen amigo de N, porque, cuando hablamos, me intereso por cosas que no me interesan nada.

8 comentarios:

Antuán dijo...

Pues es bastante interesante. Lo del chaval quiero decir. Que empiece ha interesarle lo que dice su amigo. Porque nosotros en la comida del trabajo por ejemplo o en una simple reunión; hoy mismo alguien ha oído la radio, quiere contar pero se descuida y alguien sale con otra cosa y nos quedamos a dos velas. Yo me pasé toda la mañana haciendo lo que me gusta 60 bollos para un cole que viene dentro de unos días y después del verano se acabaron las existencias. Pero mejor así recientitos. Están en el congelador, se entiende. si no se los encontrarían piedrolares. ¡Empieza la animación! Se lo pasan pipa. Y del centro cultural me han dicho que hay clase de manualidades pero yo prefiero en ratos libres ir a mi aire. No se tengo el material en la buhardilla y no necesito musa. El dibujo está en la tabla. Soy como Miguel Ángel. Y no es por presumir. Adiosle

Alejandra dijo...

Hay dos frases que me gustan respecto a su pequeño Séneca:
El amor nunca supone trabajo aunque lo suponga.
De esta vida sólo te llevarás lo que des.
Y ésta también, que aunque parezca que no viene nada al caso, yo creo que un poco sí:
La sonrisa es una línea curva que lo endereza todo.
Y ésta que me acabo de inventar,
La Virgen es la sonrisa de Dios.
( Seguro que ya está patentada, jaja).

Fernando Q. dijo...

A mi me pasa lo contrario: la rutina hace que me eleve y dedique más tiempo a Dios, mientras que el loco devenir de todos los días me mantiene tan alejado que después, al final de la jornada, me duele haber obviado lo importante.

Señor, dame tranquilidad, para quererte. Madre mía, resérvame 20 minutos al día para el Santo Rosario. Con Paz, con alegría...

Hoy el termo estaba roto. Soy mayor para una ducha fría a las seis de la mañana. Así todo...Contínuo sobresalto.

Quiero descansar en la Oración. Será posible???

Carmen dijo...

A mí me gusta mucho más lo ordinario,la rutina de todos los días,los días siempre iguales.Los cambios de planes me descolocan y me cuesta un poco reconducirlos

Antuán dijo...

Hola Fernando. Te contaré una cosa cuando operaron a mi padre de cataratas en Málaga que estaba mi hermana allí y conocía a un buen cirujano. Mis tíos todavía vivían en Algeciras. Fueron y para no viajar ese día hizo noche en casa de Paco que era cartero. Mi padre se despertó temprano y vio que estaba rezando el rosario en el patio. ¡Pero Paco! ¿Como no me has avisado? Lo hubiéramos rezado juntos. No sabia, pero luego con el trabajo me lio. Y en la oración si te digo yo también voy a descansar pero es con Dios. Mientras no te canses, que es peor. Así somos. Adiosle

Rosa dijo...

Soy madre de 7 hijos, tengo que decirle,que por experiencia, cuanto más caótico era mi día (pediatra,dentista, conservatorio, etc,rezaba mejor,mi Misa era,además, el único remanso de paz,y así lo disfrutaba,cansada,tan cansada que cuando me sentaba,le pedía a Dios,que quería ir al cielo y lo que quería era un buen sofá

Papathoma dijo...

Ese chaval entiende como nadie lo que es la amistad. O mejor: el cariño.

Merche dijo...

Me ha dejado sin palabras lo que dice ese chaval. ¡Impresionante! Esos son amigos de verdad. Gracias.