lunes, 21 de enero de 2008

Buen humor, malhumor y sentido del humor ( y III)


¿Y el sentido del humor?

Con esta pregunta terminaba ayer por la noche, mientras se consumaba la derrota del Atleti contra los odiosos capitalistas del Real Madrid.

Siguiendo el hilo de mi razonamiento casi se llegaba a la conclusión de que los mejores humoristas tendrían que ser los santos, pero nada más lejos de la realidad. El buen humor es, en efecto patrimonio de todos ellos, pero la historia ha conocido santos que quizá eran muy alegres por dentro, pero por fuera eran sosos y aburridos hasta la nausea.

No, el sentido del humor es otra cosa.

Cuentan que San Francisco de Sales tenía ese don, y tanto Juan Pablo I como Juan Pablo II eran capaces de hacer reír a miles de personas sin dejar de hablar de Dios ni un solo instante. Lo mismo ocurría con San Josemaría Escrivá: los que vivimos a su lado durante algún tiempo sabemos hasta qué punto su buen humor se expresaba en todos los géneros y registros. Escuchándole, uno pasaba sin solución de continuidad de la emoción más honda a la sonrisa o a la carcajada.

Por otra parte es indudable que hay grandes humoristas eternamente malhumorados, sujetos venenosos, que manejan la ironía como un puñal y hacen reír a cualquiera, salvo, naturalmente, a los apuñalados. De estos me hablaba Kloster ayer y seguramente merecerían un comentario más largo, que hoy no me apetece desarrollar. Otro día, tal vez.

¿Y Jesús?

Si leemos con atención el Evangelio no es difícil encontrar rasgos de humor y alguna que otra broma del Señor. Aquel paseo sobre las aguas, al amanecer, en medio de la tormenta no deja de tener gracia. La escena es fantástica: unos pescadores asustados, que gritan como niños porque pensaban que Jesús era un fantasma; Jesús, que hace ademán de pasar de largo, como si la cosa no fuera con él, y, por último, el diálogo con el bueno de Simón Pedro, al que el Maestro invita a caminar sobre las olas.

Al pobre Pedro le ocurrió lo que hemos visto tantas veces en películas de dibujos animados. ¿Recordáis cómo, algunas veces, un monigote de Walt Disney se encuentra caminando por el aire, y sólo cuando se da cuenta de su situación, cae en vertical y se pega la gran bofetada? Pues a Simón Pedro le pasó lo mismo: también él marchó sobre las aguas, y también se volvió razonable a mitad de camino.

Menos mal que encontró la mano de Jesús para salir a flote.


6 comentarios:

alejops dijo...

Me están gustando muchísimo las entradas sobre el sentido del humor. Y la comparación de Pedro sobre las aguas con los muñecos de Disney en el aire, ¡está genial!
Un abrazo, siga escribiendo así de bien y arrancándonos una sonrisa o una reflexión(o las dos) cada día.

c3po dijo...

Para sentido del humor, el de la encuesta. Yo voto por la fregona.

Marta Salazar dijo...

... con los santos y las santas que he conocido (incluida la abuelita de los Johnson, ver enlace en mi blog de chistes) me he muerto de la risa, todo el tiempo;

cuando no me río con una persona... ya sé que no es santa, lo siento es lo que en mi país llamamos "tontos graves" y los tontos graves, no pueden estar muy cerca de Dios, porque para ellos, ellos mismos son lo primero y una persona que se considere a sí misma lo más importante... es que no puede ser santa, porque para un sto./sta., lo más importante es Dios y los demás, por amor a Dios. O me equivoco?

pienso yo... me entienden, verdad? no es necesario estar contando chistes todo el tiempo, pero es una alegría interior que se trasluce en un buen humor que, a su vez, se transforma en palabras, frases y gestos que son alegres y divertidos (dependiendo de la persona, claro).

hay que hacer algo para que el % de tontos graves dentro de la población mundial, disminuya.

Por el humor, se (puede) llega(r) a Dios, de eso no hay duda!

saludos!

Marta Salazar dijo...

perdón, olvidé decir que todos tenemos un poco de tontos graves y que es una tendencia que -pienso- tenemos que superar...

S.C. dijo...

Me encanta la gente que tiene buen humor e incluso pienso que es mejor que las vitaminas, pero no soporto a ese tipo de personas que, tras darte una patada en la espinilla, se sorprenden mucho por tu falta de "sentido del humor" al ver que no les ries la gracia. Creo que el sentido del humor como lo entienden en general lo que es es una falta de educación y por tanto de caridad.

S.C. dijo...

Me encanta la gente que tiene buen humor e incluso pienso que es más saludable que las vitaminas, pero no soporto a esos tipos, que, tras una patada en la espinilla, te tachan de no tener "sentido del humor" porque no te ries de la mldita gracia. Considero una terrible falta de bondad el tan cacareado sentido del humor.