viernes, 11 de enero de 2008

El síndrome


Me dije que era el síndrome post-vacacional. No encontraba otra explicación. Seguramente se trataba de una alucinación producida por mi regreso de Asturias y la brusca reincorporación al trabajo. No tenía sentido que mi mesa estuviese llena de papeles, cuando yo la había dejado limpia hace nada con todos los deberes hechos.

Cerré los ojos, conté hasta diez, los abrí..., y allí seguían: tres sobres enormes llenos de encargos para el trimestre, quince sobres medianos con Christmas fechados el año pasado y que ya no podría contestar y un montón de sobres pequeños que me resistía a abrir por si se tratara de cartas bomba. Uno de ellos llevaba el membrete de la Dirección General de Tráfico, otro estaba escrito a mano, con letra temblorosa. Y había uno especialmente peligroso; dentro ni siquiera cabía una octavilla.

Kloster me sacó bruscamente de mis reflexiones:

—Déjate de síndromes, colega. ¿Qué te creías? Esto es la vida ordinaria con sus ordinarios leones acechándonos por los pasillos. Tienes la cabeza llena de pájaros. Ya va siendo hora de volver al tajo.

Entonces recordé el final de aquel poema melancólico de D’Ors:

…Esto es la vida. Inútil
que te cuentes mentiras:
no sonará borrosa una trompeta
aliada. No llegará John Wayne
con el séptimo de caballería.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Animo Don Enrique!!!! como le dijo Kloster ! vamos al tajo, que son las diez de la mañana! es un buen momento.
mañana más.

Juanan dijo...

¡Sí, vamos! También me aplico el cuento, que falta me hace.

Anónimo dijo...

Es un consuelo saber que a usted también le pasa. Gracias por la entrada.Yo también me aplico el cuento:
Sunsi

Adaldrida dijo...

Rece por favor por la prima de mi madre, que ha muerto hoy.

Enrique Monasterio dijo...

Rocío: mañana, sin falta, ofreceré por ella la Misa.

Anónimo dijo...

No era Kloster el que decía que enero es un eterno lunes? Qué razón tiene!

Adaldrida dijo...

No sabíe que leyese a d´Ors... Ya tenemos otra cosa en común.

Mara dijo...

Y si al sindrome post vacacional le unes el catarro invernal...
Pero duro con ello.