martes, 13 de mayo de 2008

Morir es una rosa...



"Morir es una rosa/ que se nos da de balde,/ un perfume cuajado/ en amor para siempre".

He recordado estos cuatro versos de Ernestina de Champourcin al leer lo que escribe Dani en su blog sobre la marcha al cielo de Juan García Atance y al ver la rosa blanca con que ilustra su comentario.

Pocos días antes se nos murió en Valencia Felipe Ivars, otro amigo del alma y padre de María Jesús, Charo, María José, Felipe, Ada y Juan. Felipe ha sido un hombre santo, generoso, sacrificado y feliz. Ahora, desde el Cielo, sigue ayudando a su familia, de la que yo también formo parte.

Y, entre tanto, continúan los bautizos y las Primeras Comuniones. Ayer estaba dando un Círculo a un grupo de chicas cuando sonó en el móvil un aviso de mensaje. Sin dejar de hablar, lo saqué del bolsillo y leí: "ha nacido Julia. 3,300".

Ya lo escribí un día y lo repito ahora: cada vez que oigo decir que los curas renunciamos "al amor" me da la risa. ¡Cuántos disgustos, cuántas alegrías, cuánta capacidad de querer se nos regala!

3 comentarios:

Ludmila Hribar dijo...

Me recuerda al "Cultivo una rosa blanca..." de Martí sin la 2da estrofa.

j.a.varela dijo...

Y a mi me recuerda a alguien que quería que al morir la Virgen le diera una rosa. Y tengo para mí que se la dio. Al menos allí estaba alla.

juan.

Anónimo dijo...

Solamente queria darle las gracias en mi nombre y en el de mis hermanos, por las palabras tan cariñosas que ha tenido sobre nuestro padre.
Ada