martes, 6 de enero de 2009

La tórtola y el águila



Ésta vive en Lanzarote

Todos los días, hacia las 11 de la mañana, me asomo al balcón de mi habitación, miro hacia la derecha y allí, posada sobre un cable, siempre en el mismo punto, veo una tórtola turca igual a la que el año pasado se asomó a mi ventana. Apenas se mueve. De vez en cuando emite el sonido inconfundible de las de su especie y agita la cabeza para saludarme y dejar claro que no es un pájaro de madera como el águila pescadora que vi el otro día.

Y es que aún no me he recuperado del susto. Siguiendo las indicaciones de mi colega pajarero Rafa Sanz, volví al “El Picu”, un observatorio de aves de difícil acceso situado en la Ría de Villaviciosa, donde ya estuve en 2007. En aquella ocasión tuvimos suerte: vimos patos de varias especies, garzas, garcillas, limícolas, fochas…, y hasta un cisne majestuoso de una blancura imposible. Esta vez hubimos de conformarnos con una bandada numerosa de ánades reales y algún cormorán lejano. También había un fotógrafo solitario de carácter huraño al que sólo le faltó escupirme cuando me interesé por el pequeño telescopio que usaba.

A punto estábamos de abandonar el lugar —el fotógrafo ya se había ido—, cuando enfoqué con los prismáticos una especie de poste clavado en medio de la ría. En lo alto había algo..., algo increíble: la silueta perfecta de un águila pescadora (pandion haliaetus), una de las pocas especies de aves residentes en España que probablemente no veré jamás.

Los ornitómanos de mi tribu contamos con los dedos de una mano las aves que se han escapado a nuestra observación y exultamos como cretinos cuando, un día cualquiera, la Divina Providencia nos regala con la presencia de una de esas joyas perdidas. ¿Recuerdas, Álvaro, aquella mañana en Torreciudad cuando nos sobrevoló un quebrantahuesos?

Sin embargo, un águila pescadora… No podía ser. Y el caso es que algo había oído decir sobre un proyecto de introducción en Asturias de la especie en cuestión. ¿Dónde lo había leído?...

—No puede ser, no puede ser…

Lo repetí varias veces, y es que, en efecto, no era. Se trataba de un águila falsa de madera policromada: lo menos indicado, a mi juicio, para tranquilizar a las demás especies de la Ría. La estuve observando durante diez minutos o más y no movió un músculo.

Camino de casa, me acordé de mi tórtola, a la que ya bauticé el año pasado con el nombre de Montse. Lo más probable es que no sea la misma de entonces, pero tanta fidelidad al cable y esas miraditas que echa a mi balcón…, no sé.

Ya comprendo que a vosotros, queridos lectores, todo esto os importa un comino, pero el blog es un diario y tengo que contarlo. Dentro de pocos días volveré a Madrid y alguien me preguntará si he visto algún pájaro nuevo:

—Sí —le contestaré—; he estado con una tórtola turca que se ha enamorado de mi ventana y con un águila pescadora muy poco expresiva.


5 comentarios:

Anónimo dijo...

Qué antipático el fotógrafo... Seguramente tendría un mal día.
A mi,sus escritos sobre pájaros me gustan mucho. Tanto, que cuando estoy en el campo ya los miro de otra forma,intento identificarlos

Antón Pérez dijo...

¿Sabe dónde vi un águila pescadora el pasado 19 de octubre? Sobrevolando la Plaza de Oriente, a media altura y perfectamente reconocible. No es un bicho muy raro durante los pasos migratorios en Madrid, así que no pierda la esperanza; nunca se sabe... :-)
(además, volaba hacia el este; seguro que camino del Jarama pasó sobre su casa y todo...)

Enrique Monasterio dijo...

No te creo, Antón. Los ornitómanos a veces tenemos alucinaciones.

Antón Pérez dijo...

Bueno, usted mismo... Probablemente en primavera pase alguna hacia el norte; no deje de escaparse hasta el embalse de El Pardo o hasta las lagunas de Rivas. O, por lo menos, mire al cielo de vez en cuando... :-)

c3po dijo...

De vuelta de La Lloma (internet=0) me encuentro con la referencia al "quebranta" y, sí, claro que me acuerdo. Fue la primera vez que lo ví y no se me olvidará.
Tampoco se me van a olvidar los dias que he pasado afontando pájaros. Ya he colgado algunos ejemplos en Fotonatura. He visto de todo y en abundancia: herrerillos, capirotadas, cabecinegras, mitos, agateadores, carboneros, pinzones, reyezuelos, petis, colirrojos... en fin, una delicia.