martes, 4 de agosto de 2009

San Juan María Vianney




Hoy hace 150 años fallecía en la parroquia donde trabajó durante 45 años, un sacerdote santo: "el cura de Ars", al que Benedicto XVI ha nombrado patrono de todos los sacerdotes.

Se ha dicho muchas veces -quizá demasiadas- que San Juan María Vianney no fue una lumbrera, que cursó sus estudios con gran dificultad. Sin embargo el confesonario de aquella iglesia de pueblo fue una cátedra que iluminó a miles de personas de toda Francia y del mundo entero.

Rezad para que en este año sacerdotal, los curas del siglo XXI aprendamos de San Juan María Vianney la verdadera sabiduría. Y que volvamos al confesonario. Allí nos espera el Señor para dar fruto abundante.

5 comentarios:

yomisma dijo...

Hace unos meses estuve en St. Patrick Cathedral, New York, que como dice mi hermano es de estilo gótico Walt Disney, y me sorprendió un cartel en el ambulatorio que decía:

El mundo necesita heroes
Has pensado hacerte sacerdote?

E. G-Máiquez dijo...

Felicidades por la parte que le toca. Como nada pasa por casualidad, creo yo que esa insistencia en las dificultades académicas de san Juan María vienen a decirnos que en los sacerdotes no hay que buscar la brillantez intelectual sino la sacramental. Es un aviso muy oportuno, aunque no siempre necesario, gracias a Dios.

Gonzalo dijo...

Me he acordado de algo al leerle su frase del confesionario...

Hace relativamente poco leí por encima un artículo en el que se hablaba de que la gente cada vez se confesaba menos. Y decía que para hacer la confesión más "atractiva" cada vez en más iglesias desaparecían los confesionarios y se hacían en el despacho del párroco.

Es cierto... tristemente cierto. Pero a mi entender, se consigue lo contrario a lo buscado. Echo de menos el pasar por una iglesia "a deshora" (es decir, no justo antes de misa) y asomarme para encontrar a un paciente sacerdote esperando en un confesionario. Creo que eso es mucho más atractivo que el "pasar consulta" en el despacho.

Supongo que influirán muchas cosas... la preocupante ausencia de sentimiento de culpa en la sociedad, el menor número de sacerdotes actual...

Saludos.

Lucía dijo...

Realmente Dios hace las cosas a su manera y eso es lo esperanzador porque si dependiera sólo de nuestros esfuerzos o cualidades ¡estábamos listos!Yo rezo porque haya muchas vocaciones de sacerdotes santos y sabios con la verdadera sabiduría que es un don de Dios ¡ nos ayudan tanto!

Anónimo dijo...

El otro día me contaban que un niño de nueve años andaba muy preocupado porque se quería confesar antes de comulgar, le comentó a su madre que no podía comulgar porque se había enfadado mucho con su hermano e insistió en que se quería confesar antes de comulgar.

Acudieron a misa en una iglesia que suele haber siempre sacerdotes confesando. No hubo suerte. Ni en esa ni en la de al lado (el niño insistió en buscar a un sacerdote) no se pudo confesar antes de misa. Al finalizar la misa, por su cuenta y riesgo y sin que los padres le dijeran nada ni les conste que lo hubiera visto, acudió a la sacristía y pidió a un sacerdote que le confesara. Pocos minutos después salió diciendo con una sonrisa de oreja a oreja: "¡que contento estoy!, ¡me siento tan ligero!.