Hoy, al fin, he podido pasear entre los pinos de Molinoviejo sin sentirme agobiado por el calor. Ha disminuido la temperatura y los pájaros han salido de su sopor para alborotar a cualquier hora del día. Incluso he conseguido contemplar la puesta de sol y el esplendor de Júpiter, que esta semana ha tomado el mando en el firmamento y luce con más fuerza que Venus.
El verano empieza a agonizar. No sé si los calores durarán un tiempo aún, pero aquí es patente que las noches se alargan, mientras las aves migratorias emprenden viaje hacia el Sur. Ayer fue una bandada enorme de abejarucos, que siempre cantan en vuelo una melodía vibrante y líquida, inconfundible para quien la haya oído una sola vez. Hoy he divisado un ejército de rapaces a gran altura que desfilaban en vuelo marcial. ¿Águilas calzadas? ¿Milanos negros? No tenía a mano los prismáticos y me fue imposible identificarlos.
Entre tanto, los pajarillos estivales comen desaforadamente para salir de estampida cualquier noche de éstas y seguir el camino de las estrellas. La mayoría se concentrará en el Estrecho de Gibraltar para dar el salto a África después de tomar aliento en Doñana. Es la operación retorno, que las aves ibéricas realizan escalonadamente, como aconseja la Dirección General de Tráfico.
—¡Hasta la primavera, oropéndolas, alcaudones, currucas, papamoscas, mosquiteros, golondrinas, ruiseñores…! No os olvidéis de Molinoviejo, de su ermita ni de sus pinos. Hace un par de años fuisteis calumniadas por las autoridades sanitarias. Decían que, con tanto viaje, traeríais a Europa la gripe aviar. Si hubiesen podido, os habrían puesto mascarillas en el pico. Ahora esperamos la llegada de otra gripe, que nada tiene que ver con vosotras.
La migración de las aves sigue siendo uno de los grandes misterios de la naturaleza. ¿Cómo consiguen recordar su ruta y su destino con tanta precisión? ¿Quién los dirige? ¿Por qué el charrán ártico da la vuelta al mundo todos los años, desde el Polo norte hasta el Polo sur? ¿Quién ha grabado en su cerebro la ciencia de la astronomía? ¿Por qué conocen el camino del cielo incluso los pájaros que no han tenido contacto con sus padres y han sido incubados artificialmente?
Mañana, miércoles, después del desayuno, saldré por última vez al campo. Tal vez tenga suerte y vea alguna de las cuatro o cinco especies de aves ibéricas que todavía no se han situado al alcance de mis prismáticos.
De regreso a casa, busco entre mis libros un poema para esta noche. Renuncio enseguida. Prefiero quedarme a solas, sin palabras, con la luz que Dios enciende al atardecer.
No me llaméis "blog". Soy un globo que vuela a su aire, se renueva cada día y admite toda clase de pasajeros con tal que sean respetuosos y educados, y cuiden la ortografía. Me pilota desde hace algunos años un cura que trata de escribir con sentido sobrenatural, con sentido común y a veces con sentido del humor.
miércoles, 26 de agosto de 2009
Se van los pájaros
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4 comentarios:
Don enrique, ¡qué belleza de texto y de tema! me ha encantado.
Ya en Chile, al otro lado del mundo, estamos sintiendo la sabia nueva y esperando los pájaros que Uds tan gentilmente ha mandado de regreso al sur.
Saludos desde Lisboa! Primer día de playa, y ya he estrenado mi look "fresa y nata". Me duele la piel hasta cuando contengo la respiración. Y he debido dormir en postura forzada porque me he levantado con un dolor de cuello que me ha inhabilitado todo el día. Benditas sean las abuelas, que siempre están cuando se las necesita.
Ja! Yo iba a decir lo mismo que dice Alemamá, hoy pensé cuando leí este texto que han llegado aquí muhos pájaros, en la mañana cantan como locos, está todo brotado, los aromos,los cerezos, etc. se siente la primevera, Saludos desde Chile tambien, cariños, gloria
A pesar del smog que hay en el DF, todavía me despiertan los cantos de los pájaros ¡los pobres se han acostumbrado a la contaminación al igual que los humanos!
Gracias don Enrique por enseñarme tanto acerca de las aves!
De lo que sí le puedo presumir es de la migración de las mariposas monarcas, que cada año se refugian en México. Todos los años las veo y siempre me asombro al verlas, por lo frágiles que son y bendigo al Señor porque me permite admirar esta increíble parte de la creación.
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