jueves, 24 de enero de 2013

Síndrome



Hace un par de días la vi por primera vez en la estación de Atocha. Era una mujer flaca, de rostro enfermizo, los labios pintados de un rojo chillón. Llevaba una maleta de colores y un abrigo beige demasiado grande para su cuerpo esquelético. Yo regresaba de Pamplona y me asaltó en la rampa de salida hacia la calle.
―No te pido nada… Es que no tengo cambio. Necesito 6 euros. Acompáñame si quieres. Si no me los das, se lo pido a otro. Lo siento, no me gusta…
Siguió hablando sin parar con frases cortas inconexas. La miré a los ojos sin decir nada. El síndrome de abstinencia se le transparentaba en cada gesto. Ni siquiera me dejó responder. Salió disparada en busca de otro viajero.
Ayer volví a verla en la calle Goya. Seguía con su maleta y su abrigo beige, pero había aumentado la tarifa; pedía 10 euros para “volver a Guadalajara”.
―Si me dices de verdad para qué los quieres, te doy 5 ―le respondí―.
Temblaba como una hoja cuando me dijo que hacía mucho frío y necesitaba una copa.

10 comentarios:

pacita dijo...

Que triste!pobrecilla

Igo dijo...

que horror. Que duro. Tiene ud. un valor...

Anónimo dijo...

D. Enrique,lo de los últimos dos días lo va a tener que compensar ,por lo menos, con tres vídeos graciosos o una historia de las que acaban bien. A mi se me esta poniendo un mal cuerpo...Falta esperanzaaaaaaaaaa
Ya se que la vida es así pero eso ya lo oímos y vemos todos los días.
Lucia

Alejandra dijo...

Estoy con Lucía. Ahí va una sugerencia,se podría titular " Luz entre la caca":

http://www.youtube.com/watch?v=kS709ZyZ_YU&feature=player_embedded#!

Anónimo dijo...

Escribo desde Perú. Pobre mujer, alguien debería prestarle ayuda, quizá llevarla a un sanatorio.

Papathoma dijo...

A mí no me parecen tristes. Triste es la soledad, la soledad, la frialdad con que se defiende una causa injusta, etc.etc. Pero estas historias son bonitas: una porque nos da una lección de bondad natural que ya me gustaría a mí. La otra -objetivamente triste, sí-porque una persona alcohólica y desamparada se da de bruces con Jesús. ¿Qué os pensáis que es un cura, sinó? El mismo Jesús -si se dejan- que sale al encuentro de enfermos y mendigos. No sé si habrá milagro en este caso, pero es el año de la fe...

Anónimo dijo...

Acordaos...

Antuán dijo...

L a verdad es que es una pena. a mi tambien me ofrecieron una vez y le dije: olle macho deja eso no te ves que estas en los huesos y tienes una cara de pena. menos mal que es muy aprensivo y ademas vegetarino y salio adelante pero hay tantos que no tienen quien les eche una mano. Adiosle

Anónimo dijo...

Sí, debe ser muy triste ser protagonista de una historia, de una vida, que sabes que no te pertenece. Pero más triste es aún autoconvencerse de que es la adecuada. Aunque supieras que si nacieras de nuevo, no la elegirías.

Guadalajara


Clara dijo...

Ay, Dios mío...