Hace 20 años...

¿Cómo pude olvidarme de la fecha?

Una tarde casi anochecida Rosa, una chiquilla que ejercía de directora en Mundo Cristiano, me invitó a colaborar en su revista con la única condición de ser completamente libre tanto en los temas como en el estilo. Vito Corleone habría dicho que se trataba de una propuesta imposible de rechazar.

No mucho tiempo después me dijo que se casaba con Alberto, que don Jesús Urteaga tenía problemas con la garganta y que si buenamente yo podría...

Ser reserva de don Jesús no me pareció ofensivo; así que acepté con mucho gusto. La ceremonia se celebró en la Iglesia del Espíritu Santo, y yo me lo pasé muy bien tratando de que se riera la madre de la novia. Ahora me dicen que han cumplido 20 años de matrimonio y qué sé yo cuántos hijos.

Alberto me envía esta foto sorprendente, que parece sacada de una telenovela.

¿Os acordáis de la homilía? Yo sí; hablé del vino de Caná de Galilea: el primero siempre es peleón y bullanguero, pero se acaba pronto y deja resaca. El del final, el que logró la Virgen arrancando de su hijo un milagro, es un vino denso, sabroso, lleno de recuerdos y sazonado de promesas. Ese vino no se acaba nunca. Disfrutadlo más allá de las nodas de oro. Contáis con mi oración.