Durante
la Misa en el oratorio de “la ampliación” he pedido que abran la ventana que
hay a la derecha del altar. Sobra la calefacción: ha llegado de pronto la primavera y la quiero a mi lado mientras celebro el Santo Sacrificio.
Son
las 9 de la mañana. ¿De dónde han salido los pájaros que ahora entonan el canto
de entrada? Se diría que el sol, al fin limpio de nubes, ha hecho el milagro. Ya está aquí
el coro compacto de los verdecillos, los trinos de los jilgueros y los
pardillos, las voces desafinadas, pero hermosas, de estorninos, mirlos y demás
parientes.
Cuando
llego al altar, veo un petirrojo que casi se asoma a la ventana. Un rayo de sol
ilumina las vinajeras.
Yo sé
lo que tengo entre manos. El Pan y el Vino se convertirán en el Cuerpo y en la
Sangre de nuestro Señor y nos trasladarán al Gólgota. Será un viaje glorioso
desde la alegría de la Resurrección. No me distraerán los pájaros. Las aves del
Cielo ―así las llama Jesús― me acompañan en la travesía con su canto.
Hace un rato, durante la meditación de la mañana, he explicado que amar a Dios equivale a dejarse amar por Él sin oponer resistencia. Se trata de aceptar como niños pequeños los regalos que Él nos hace cada día. Unos minutos más tarde llega este primer regalo del Cielo: un concierto inesperado de las aves del jardín.
A
estas horas de la noche siempre digo la verdad: pocas veces he estado tan
atento en la Misa.
Durante la consagración los pájaros han guardado unos segundos de
silencio.
10 comentarios:
Me lo creo todo.
Buf me ha puesto los pelos de punta!!!!
Gracias
Dejarse querer por Dios . Que interes
ante y yo q no lo veo facil. Como se hace?.gracias
Y nosotras pensando q tenía calor ;) jaja
"Aves del Cielo, bendecid al Señor..."
Y van y lo hacen.
Me gustaría aprender. ¿Cómo se hace, Manuela? No sé, cada uno tiene su propio camino. A mi me va mejor desde que he simplificado mucho y le hablo con la confianza de los niños.
Y vas y notas cómo te quiere, sin buscarlo.
Bonito ejemplar. Me alegro que esté tan acompañado a esas horas de la mañana sin distraerse de lo importante. Adiolse
Gracias Enrique por esas palabritas llenas de emociones que nos deja todos los días. "...aceptar como niños pequeños los regalos que Él nos hace cada día." ¿Por qué a veces me niego a ver esa señal? ¡Siempre tan despistada!
Dejarse querer por Dios: brindarle lo que te depare el momento presente y confiar en sus planes del pasado y del futuro. Así lo intento, y me va bastante bien...
Paloma
Don Henry... Gracias.
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