lunes, 28 de octubre de 2013

Airaga, sin huerto

El curso de retiro empieza por la noche; a las diez o diez y cuarto quiere la tradición que haya una “meditación preparatoria”.
Lo malo es que las diez de Canarias son las once de la Península, y como acabamos de retrasar el reloj otra hora más, me temo que mi organismo, que tiene un reloj la mar de ajustado, marcará las 12 de la noche cuando empiece a predicar.
¿Qué haré? En mi opinión cada asistente puede hacer su propia meditación preparatoria con la almohada. Hoy diré dos palabricas, y mañana será otro día.
Además ha desaparecido el huerto del patio y el lagarto se muere de tristeza. Tendré que componer una elegía.

8 comentarios:

yankee dijo...

Ay don Enrique, es que usted no para!
No sabe cómo le comprendo. Yo hoy también llevo un día de esos que parecen no tener fin. A ver si mañana se presenta la cosa más tranquilita.
Menos mal que inventaron la siesta.

Papathoma dijo...

Hace unos días me puse a recitarle el poema cuya ilustración acompaña su relato a mi sobrina (17)que acababa de perder y recuperar su anillo -gracias a su Ángel Custodio, todo hay que decirlo- y ya no sabía si llorar o reír de tanta emoción junta.

Me sorprendió que mi hija mayor (13)se uniera a la declamación ante los ojos atónitos de mi sobri, que no sabía de qué iba aquello. Se acordaba de cuando se lo habían enseñado en 3º de Infantil. Qué tiempos aquellos... Ahora, sin embargo leen a Ruiz Zafón en Secundaria y yo pienso ¡¡lo que se pierden!! Menos mal que mis hijas leen también por libre, que sinó...

Merche dijo...

"El lagarto está llorando,
la lagarta está llorando.
El lagarto y la lagarta
con delantalitos blancos.
Han perdido sin querer
su anillo de desposados..."
¡Cómo me recuerda mi infancia! Esta poesía venía en un libro "de lectura" que teníamos en el cole. Lo leía en clase, en alto, una niña y había que estar atenta porque de pronto decía la profe "fulanita, sigue tú" y claro, había que saber por dónde iba. No sé los años que tendría, pero no creo que pasara de 10.

Merche dijo...

Pues además de ser un poema de Federico García Lorca, es una tienda de ropa. ¡Toma ya!

Todoslosnombres dijo...

¿Recuperado ya del "jet lag" peninsular e insular al que fue sometido? ¡Cuánta fatiguita le damos unos y otros!

Hizo muy bien, con la autoridad que le daba su reloj interno, enviando a los asistentes a meditar con la almohada.

¡Ay del lagarto! Ese lagarto que supo hacer del huerto su hábitat y apreciar el valor de un buen pimiento; un lagarto que no siente la presencia humana como una amenaza, y que no es la alegría del huerto, pero acompaña. Escriba esa elegía Padre, ese lagarto es digno de ser llorado.

Gracias por todas sus letritas, una por una.

Antuán dijo...

Pues se suele decir que hay que ser la alegria de la huerta/o. Traslademos eso al campo de acción que nos covenga. Acabo de llegar de la calle y aunque me duelen los pies he de reconocer que siempre hay alguien que lo está pasando peor, a Gille le están dando quimio y le digo: no pierde la sonrisa por nada. - Que le voy a hacer hay que llevarlo bien, le traje un poco de agua de Lourdes en mi viaje desde Bilbao, me lo agradece y me pregunta:¿ tengo que meterla en la nevera? -No, no le pasa nada. Y eso. Adiosle

Enrique Monasterio dijo...

No te preocupes, Antuán. Métela en la nevera, que no pasa ná

Antonio dijo...

ira tu que quitarle el hábitat al pobre lagarto....¿pero es que ya nadie piensa en los pobres lagartos?....cachis.