Hace 61 años oí por primera vez unas palabras que el profeta
Isaías pone en boca del mismo Dios. Las repetía San Josemaría Escrivá muy
despacio, durante aquella inolvidable meditación que nos dirigió
en el antiguo oratorio de Molinoviejo a un grupo de chavales:
—"Yo te he redimido y te he llamado por tu nombre; tú
eres mío".
Desde aquel día yo mismo las he citado en centenares (sí,
centenares) de pláticas, homilías y retiros ante personas de toda condición.
Dicen que las palabras envejecen, que pierden vigor de tanto
usarlas, que incluso se corrompen cuando se abusa de ellas para engañar o para
ofender. Así es; pero a veces ocurre lo contrario: con el paso de los años hay
palabras que maduran, que renacen cada jornada en la memoria, y se llenan de
vida y sabor nuevos.
Estos días pasados he recordado muchas veces en la oración
cada una de esas viejas palabras de Isaías. Me he detenido, sobre todo, en las
dos últimas: "eres mío". Y he pensado tantas cosas que ahora me
siento incapaz de resumir.
—"Eres mío".
Ser plenamente de Dios es el colmo de la libertad. Nada me
ata porque estoy en sus manos. No pertenezco a nadie, sólo al que me llamó hace
sesenta y un años y me sigue llamando por mi nombre.
Y he recordado el final de aquel bellísimo poema de Salinas
que conservo, en carne viva, en la memoria:
No
tengo cárcel para ti en mi ser.
Tu
libertad te guarda para mí.
La
soltaré otra vez, y por el cielo,
por
el mar, por el tiempo,
veré
cómo se marcha hacia su sino.
Si
su sino soy yo, te está esperando
6 comentarios:
Gracias!!!
Gracias por ayudarme a rezar con vivencias tan intimas!!!
E s¡Impresionante! Que Dios nos diga eso. Tenemos dueño. Sabiendo que además es nuestro Padre. que nos quier. más que nada en el mundo. Pues si usted citaba a Isaias yo me planto con Jeremias; casi primos. Por algo leemos la Biblia cada dia en la Santa Misa junto con el Evangelio., encontré un poco largo pero a resumidas cuentas: "Porque se muy bien los planes que tengo para vosotros de bienestar y no de calamidad a fin de darles un futuro y esperanza." Pero encontré algo mejor lo podéis buscar de Nelson Mandela en la cárcel:
En la noche que me envuelve,
negra, como un pozo insondable,
doy gracias al Dios que fuere
por mi alma inconquistable.
En las garras de las circunstancias
no he gemido, ni llorado.
Ante las puñaladas del azar,
si bien he sangrado, jamás me he postrado.
Más allá de este lugar de ira y llantos
acecha la oscuridad con su horror.
No obstante, la amenaza de los años me halla,
y me hallará, sin temor.
Ya no importa cuan recto haya sido el camino,
ni cuantos castigos lleve a la espalda:
Soy el amo de mi destino, soy el capitán de mi alma.
Hay una canción de Melendy de canta a duo con una chica que habla del destino que otros prefieren llamar casualidad.
Yo También prefiero tener como señor y dueño a Dios que cuida y sabe lo que nos conviene. Adiosle
Antuán, sólo por atribuir la poesía a su autor verdadero. No es de Nelson Mandela sino del poeta inglés William Ernest Henley (1849-1903). Se titula Invictus y fue publicado por primera vez en 1888 en su Libro de poemas.
Isabel, y "Soy tuyo", también.
Isabel,"Si conocieras el Don de Dios..."
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