domingo, 13 de octubre de 2019

Salve Regina (y VII)


"Y, después de este destierro, 
muéstranos a Jesús el Fruto bendito de tu vientre."



Et Jesum, benedictum fructum ventris tui, nobis post hoc exilium ostende. 

Todas las plegarias marianas nos llevan al Señor, son cristocéntricas. A Jesús siempre se va y se "vuelve" por María, dice un punto de Camino. Los chiquillos comienzan así su viaje hacia el Cielo; descubren enseguida a nuestra Madre y aprenden a rezar con Ella. Luego la Virgen extiende los brazos y les muestra al Niño, que siempre está en su regazo envuelto en pañales.
¿Y los adultos? Los que cargamos con la triste experiencia del pecado, hacemos lo mismo; regresamos a casa, abatidos y sucios, porque el destierro es triste. "Volvemos" como si fuera la primera vez, y María Santísima nos recibe en sus brazos con una sonrisa; nos allana el camino de la penitencia, limpia la suciedad acumulada en nuestra alma, nos perfuma con "esos sus ojos misericordiosos" y nos invita a entrar en el refugio de su regazo para que descubramos de nuevo al Niño Jesús, que es el Fruto bendito de su vientre.
La Salve termina con tres "Oes". O clemens, O pia, O dulcis Virgo Maria, y entonces la oración se convierte en música, en himno de gloria. Os confieso que no soy capaz de rezar la Salve en latín sin tararearla por dentro. Sencillamente, "no me sale".
Hoy termino aquí este breve comentario de la Salve pidiendo perdón a mi Madre por no haber sabido expresar con palabras toda la belleza de esta oración con la que tantos enamorados la han cortejado a lo largo de los siglos.

11 comentarios:

Carmen dijo...

-Gracias!!!

Antuán dijo...

Me encanta esta representación! ¡Musical! Mejor ser siempre niños. Llenos de imaginación. A mi también me pasa que solo se decirla -cantarla - si no es de corrido. ¿Exilio? Sigo esperando que Carmelo de señales de vida. Empiezo a preocuparme. Mi madre no vivía. Pero el no tiene esa sensación, siempre viene contento de cualquier rincón del mundo. Hay tantas cosas hermosas. Sin irse muy lejos. Ayer cuando deje la cena en el albergue al salir había una luz amarilla. Me moje, si. como una sopa pero al final bajo techo pude hacer una foto al arco iris. Y al campo otro día que cambia de color. Milagro de la naturaleza. Pues eso pasa y más con tantas imágenes de la Virgen que han ido saliendo y otras. En cada pueblo, o ermita o santuario. ¡Que viva la Madre de Dios y Madre nuestra! ¡Gracias! Adiosle

Isabel dijo...

No me esperaba ese final..
Sin comentario, pero Gracias!

Pablo dijo...

Además de la mirada limpiadora, hoy en Misa se leía que fueran los leprosos a presentarse a los Sacerdotes. Me ha gustado. Me ha recordado que la confesión es una fuente de "gaudium cum pace" de alegría y paz. Pero confesión sacerdotal y sacramental, si no, no vale.

Corregidor dijo...

Salió el corregidor. "Que tantos enamorados a la".

Alejandra dijo...

Pablo, pues yo me he quedado con el único leproso que vuelve a dar las gracias.¡¡Hay tanto que agradecer!!.
Me quedé con una frase de Silvia Jato, la presentadora de Pasapalabra de hace tiempo. Dijo que todos los días decía:
"Gracias Señor por todo lo que me das y todo lo que me quitas".

Rosa María Vallés dijo...

Muchísimas gracias, don Enrique,esos breves comentarios nos llegan al alma,,

Merche dijo...

¡Anda, casi coincidimos Silvia Jato y yo! Yo le doy las gracias por lo que me da y por lo que no me da (aunque se lo pida). Él sabe más.

Antuán dijo...

Hola! Camaradas! Hoy recibí una postal de Carmelo. Pocas palabras. Cuando la recibas habré cruzado Roncesvalles. Estaré en España. ¡Llámame! No había quien le parara, nos veremos el finde. Estaba en Burgos; después de dormir y comer en un albergue. ¡Que familiar, es eso! Iba a entrar en la catedral. Sabe montarse este destierro. Ha recorrido Europa -el camino de Santiago- Estuvo en la Misa dentro del Vaticano con un chico de Santander donde se confesaron con un curita español. Acabo de venir de preparar a su amigo Carlos por si aparece. Alegraos conmigo. El hijo perdido vuelve a casa. Como dice una canción "Será Navidad" Adiosle

Papathoma dijo...

¡Qué bien, Antuán! Me alegro mucho.

Anónimo dijo...

Que alegria Antuan!,,,Todos tenemos algún “Carmelo”en nuestras familias