sábado, 14 de abril de 2007

Miradas V.


No sé qué habrá sido de Luis. Hace muchos años que no lo veo, y sólo hablamos una vez, cuando él terminaba el bachillerato y yo andaba en otra capellanía. Me contó entonces lo que todos sabían ya en su clase: que estaba completamente colado por una niña llamada…, pongamos que Lucía.

Como digo, ha pasado mucho tiempo, y supongo que es imposible identificar a los protagonistas de esta anécdota, a pesar de que Lucía era una niña un poco especial. Era encantadora, desde luego, como todas las de 17 años, pero también era pequeñita, flaca, muy miope y gastaba una voz chillona llena de personalidad que recordaba a la de Gracita Morales.

Luis, por el contrario era un tiarrón guapo, alto y de voz grave. Creo recordar que jugaba a voley en algún equipo federado.

—¿…y desde cuando salís?

—Desde hace seis meses.

Luis me habló con verdadera pasión de su novia, y para explicarme por qué estaba tan enamorado, me dijo unas palabras, que nunca he olvidado:

—Sus ojos no serán bonitos, pero su mirada es alucinante. A que sí…

Le contesté algo que he pensado muchas veces:

—Estupendo. Te has enamorado de lo único que nunca envejece.

Ahora, cada vez que veo cómo muchas chicas —y también chicos— se obsesionan y sufren hasta las lágrimas por culpa de “sus medidas”, y parecen aspirar a sólo “salir” con un animalito de exposición, me dan un poco de pena. Y es que la cara no siempre es el espejo del alma y el cuerpo tampoco; pero la mirada sí que puede serlo.

A uno le gustaría redondear las anécdotas, y decir que Luis y Lucía se casaron, que tienen tres niños y que son felices. Pero no sé cómo terminó la historia.

Se me olvidaba: Lucía tenía parálisis cerebral y graves problemas físicos de movilidad y de habla.

10 comentarios:

Adaldrida dijo...

Qué historia tan bonita, y algo más que bonita.

Jesús Sanz Rioja dijo...

Clap clap clap por dejar para el final ese detalle. Es el toque del genio.

Están bien esos cromos de pájaros. Me recuerdan los que venían en los pastelitos de Panrico, cuando los dinosaurios poblaban la tierra.

Anónimo dijo...

¡Qué bonito!.

El amor verdadero es el patrimonio natural de los grandes hombres - y mujeres- y de los valientes!!!.

El camino para ser un gran hombre y una persona valiente no debe ser fácil, pero anécdotas como esta hace que merezca la pena intentarlo.

Altea dijo...

Me he quedado sin palabras. ¿Pero esta historia es real?

Anónimo dijo...

Bueno, muy bueno; tanto que no hace falta que sea redonda, porque la vida no lo es. Un saludo.

Enrique Monasterio dijo...

La historia es real, por supuesto. Es real el diálogo y el hecho: la enfermedad de ella y el enamoramiento de él.
Los nombres, el tiempo y circunstancias cambian un poco para despistar al lector no para embellecer la historia.

Anónimo dijo...

¡Qué bonita historia! Si hubiera muchos chicos como Luis, el mundo sería maravilloso.
POr cierto, estoy aprendiendo mucho sobre pájaros. Antes no sabía distinguir entre una golondrina y un vencejo. Cristina V

Anónimo dijo...

El Amor, así...... con mayúscula, es cuando uno se olvida de sí mismo. En esa preciosa historia de Luis y Lucía cuánto abandono hay en el otro y cuánto de enseñanza para los que no somos capaces de llegar a tanto aunque,... lo intentamos. Muchas gracias a los tres.MC

Corina Dávalos dijo...

Bonita historia. Y por cierto, gracias por los enlaces a las palabras del Papa.

carmen dijo...

Suele pasar !! los dias pasan y cuando te das cuenta plof!! han pasdo tres , cuatro , cinco o seis años ... y un buen día te acuerdas de aquel chico guapo con el que alguna vez has tomado una coca cola en el burguer al lado del colegio ¿Que habra estudiado ? te preguntas. Bueno para ser breve que bonita historia tipica historia de niños /as de 16 a 18 años