jueves, 23 de julio de 2009

El edificio invisible


—Nos hemos fijado en usted porque necesitamos un profesional de experiencia capaz de proyectar un edificio muy especial.

El veterano arquitecto se dispuso a tomar nota de las exigencias de sus clientes. Eran tres; tres jóvenes ejecutivos encorbatados, que se quitaban la palabra el uno al otro:

—Necesitamos algo muy discreto, nada llamativo.

—Gris, que sea gris.

—Es más, tan poco relevante que nadie note su presencia.

—Sin gracia, sin signos llamativos, plano…

El arquitecto levantó la vista:

—¿Quieren un edificio transparente?

—Invisible. Sí, esa sería la palabra. Que no llame la atención por nada: ni por su belleza ni por su mal gusto; que nadie lo recuerde jamás. Los que pasen por delante tienen que olvidarlo un minuto más tarde.

—Que no se vea desde las casas cercanas —apostilló otro—. Los vecinos no deben tener vistas al edificio. Podrían acusarnos de bajar el precio de los pisos contiguos y de crear traumas a la población infantil.

—No lo entiendo. ¿Por qué iban a bajar los precios? ¿Qué clase de edificio pretenden que construya?

El ejecutivo más anciano bajó la voz hasta convertirá en un susurro:

—Un tanatorio.

* * *
Ayer estuve allí otra vez y tuve una interesante conversación con un niño de 12 años, pero hoy no tengo tiempo de contarla.

16 comentarios:

Historias del Metro dijo...

Me recuerda al Tanatorio de León... que casi casi está bajo tierra. Si uno va dando un paseo, podría pasar a su lado y no darse cuenta de que hay un edificio a su lado.

Anónimo dijo...

Soy el vacío de las caracolas solitarias que arrastra las olas del mar. Y como el humo, indiferente y efímera, me volatizo sin ser más recordada. Ni mis sueños ni mis metáforas toman formas reales. Y sin vuelta atrás, permanezco invisible como el eco, en el ahora intemporal de mi intrascendente y abstracta realidad.

A veces, yo también me siento invisible.

Ave del Paraíso

Bernardo dijo...

El tanatorio de la M-30 tiene al lado la mezquita, que es un edificio muy blanco y con un minarete que destaca bastante. ¿Cree que lo pusieron ahí como camuflaje del tanatorio?

De una conversación entre usted y un chico de 12 años en el tanatorio, se puede esperar cualquier cosa! Seguro que fue muy interesante.

Anónimo dijo...

Qué curioso es el tiempo, avanza, nos alcanza y nos atrapa sin darnos apenas cuenta y no somos conscientes de que nuestra garantía se va caducando con los años. Tal vez a partir de la madurez pongamos freno a nuestras experiencias y hagamos un alto en el camino para analizar nuestros actos y modificar aquello que no nos permite continuar. Pero no siempre nos acordamos del tiempo, se nos olvida que hoy ya no es ayer y que mañana ya no será hoy. La aparición de la primera arruga en nuestro rostro también nos alerta de que no seremos jóvenes para siempre o un accidente o una enfermedad nos recuerda que la vida no es eterna y que la muerte nos está esperando en algún recodo del camino. Y entonces es cuando despertamos del sueño eterno y nos damos cuenta de que estar vivos y sanos es un privilegio del cielo. Yo he descubierto que sólo cuando amamos el tiempo se detiene porque el amor no tiene edad. El amor es el corazón de la vida y de la muerte, y está presente en nosotros y en los sueños. El amor no tiene límites, es inmortal y es infinito. La vida es un círculo cerrado con un principio y un final. Y todo lo que termina también vuelve a comenzar. Y tanto la vida como la muerte son parte de nuestro aprendizaje. Sin embargo, nos cuesta aceptar la muerte. Hablar de ella es tabú. Hablar de ella es miedo. El misterio de la vida es un milagro irrepetible y lo desconocido de la muerte un estado mágico de vigilia. Comprender la vida y la muerte es la aceptación de nuestra existencia y yo quiero pensar que traspasar una línea u otra es igual de emocionante. Ese impulso cósmico y natural nos pertenece y nos identifica, y nos empuja hacia una dirección u otra. Aparecer para ser cuerpo y alma es una gran fiesta y desaparecer o dejar de ser cuerpo para ser alma una liberación. Y cuando estemos en una dimensión u otra daremos un paso hacia adelante para convertirnos en energía total y ser parte de un Todo. Vivamos la vida para luego morir porque hoy estamos aquí pero ¿y mañana?

Ave del Paraíso

Gerardo dijo...

Un tanatorio???. He ido más de una vez y más de uno...y la verdad, no es un sitio que me guste mucho. No porque tenga que ver con la muerte, si no porque la última vez que estuve en uno, me dí cuenta que era el único que estaba rezando un rosario delante del difunto..el resto venga a hablar, a comer, a reirse, a tomar cafe...a utilizar una y otra vez la expresión de "esté donde esté" .

Yo le he dicho a mi familia que cuando Dios me llame a su presencia, velen mi cuerpo en casa, me envuelvan en una sabana y me quiten el escapulario de metal y me pongan uno de tela, me entierren en un feretro sencillito y con el rosario en la mano. Pediré muchas oraciones y misas por mi alma y un funeral sencillo, donde se rece mucho y no se hagan ningún tipo de alagos al difunto.

Anónimo dijo...

Hola, Ave del Paraíso:

La vida no es un círculo cerrado como dice Nietzsche o como dicen mis antepasados.
La vida parece ser un círculo porque se despliegue espiralmente y su final se identifica con su principio.
Como tú dices, el corazón de la vida y la muerte es el amor, pero es un amor que vence la muerte y te deja disfrutar una nueva con cuerpo y alma.
Para poder amar de modo auténtico, no podemos dejar de ser "seres personales" (en fin, espero que D. Enrique tome la molestia de explicarnos bien el concepto de la persona).
Desde luego, tú y yo no somos "quesos" que se convierten en una masa de queso al fundirse con otros quesos.

Anónimo dijo...

Jajajaja, viva el queso Gruyere (esto va por el comentario salao, previo al mío)
Yo diría que por el sigilo de los 3 ejecutivos, esto de los tanatorios se ha convertido ya en un negociete de buen calibre.
Ya se sabe: El muerto, al hoyo, y el vivales al bollo.
;O)

Anónimo dijo...

Hola Anónimo:

Al morir, tal vez dejemos de ser "seres personales" o quizás no, tampoco es algo que me preocupe demasiado. Prefiero centrarme en mi presente, que es lo que creo conocer mejor (aunque a veces me cuesta entender lo que veo, lo que son otros, lo que soy yo, o cómo funciona esta sociedad y el mundo en general). El futuro ya llegará, como la muerte y estaré abierta a recibir lo que esté destinado para mí. Yo hablo de energía (alma), no de quesos. La metáfora del queso que has utilizado no tiene nada que ver con lo que yo quería decir pero respeto tu punto de vista. Cada uno tenemos la libertad de pensar lo que queramos pero una cosa es cierta, nadie tiene la verdad absoluta sobre lo que hay después de la vida. La muerte es un gran misterio, y tarde o temprano nos embarcaremos en ese viaje definitivo.

Ave del Paraíso

Inés dijo...

Pues como tarde o temprano a todos nos toca pasar por ellos, mejor sin demasiado edificio alrededor, en el campo y sencillitos, muy sencillitos...que consuela más.

Anónimo dijo...

No creo que la muerte sea un misterio, el cuerpo deja de servir, pero el ¡alma!,¡AH!, va a tener el encuentro con Dios, un Dios que es AMOR, que desde la eternidad nos escogio para que seamos sus hijos, yo creo que ese dia en que se de este maravilloso encuentro, vamos a conocer la verdadera felicidad.

¨NI OJOS VIERON, NI OIDOS OIERON....¨

Pierre Nodoyuna dijo...

Ave del Paraiso: tu te has leído el Nuevo Testamento? Porque te puede dar una idea de lo que nos espera más allá de la muerte. Ah! Y te recomiendo que leas algo de Juan Pablo II sobre la teología del cuerpo.

Enrique Monasterio dijo...

Escribe el “ave del paraíso” que “una cosa es cierta, nadie tiene la verdad absoluta sobre lo que hay después de la vida,” con lo cual, paradójicamente, expresa una verdad absoluta que, al parecer, no admite discusión.

No entraré en la polémica sobre quesos y seres personales que han montado mis dos anónimos lectores. Sólo diré lo que enseña la fe católica sobre aquellos que mueren en Gracia, es decir en amistad con Dios.

• Los cristianos creemos en la resurrección de la carne y en una vida eterna a imagen de Cristo resucitado.

• Después de la muerte, el alma inmortal goza de la visión beatífica, a la espera de la resurrección final. Esa alma inmortal no es una “energía” ni una “fuerza”, sino “alguien” capaz de conocer y de amar. Cuando Jesús dijo al buen ladrón “hoy estarás conmigo en el Paraíso” estaba afirmando esa verdad. La muerte no es el final, sino el comienzo de una vida nueva y bienaventurada.

• Esta especie de microcuento que me he sacado de la manga quiere mostrar lo evidente: el materialismo se desconcierta ante la muerte; necesita mirar para otro lado y trivializarla. Es curioso, vivimos en una cultura de la muerte, pero una muerte aséptica, fría, banal; una muerte sin sentido, con los ojos cerrados.

• Para un cristiano, morir es decir que sí a Dios que nos llama, y entregarle la vida que se nos escapa, como Cristo hizo en la Cruz.

Isa dijo...

Yo he ido muchas veces a tanatorios y velando al muerto incluso y gracias a Dios se respiraba paz, pro que la gente estaba llena de Dios.
La gente dice que lo único que no tiene solución es la muerte, pero para los cristianos es vida, así que todo tiene solución.

Paco Cabrera dijo...

A quien le interese : una experiencía de uno que sabe que es la muerte. (no se si saldrá el enlace, pero esa es la dirección)

http://www.cope.es/religion/16-07-09--testimonio-valentia-muerte-senor-lo-ha-hecho-todo-bien-68818-1

Yo poco tengo que añadir.

Anónimo dijo...

Buenos días D. Enrique:

Ayer noche le envié unas líneas a su blog pero tuve problemas con el ordenador de mi casa y parece ser que mis palabras se perdieron en el intento.

Por supuesto que admito discusión, faltaría más, tal vez me expliqué mal en mi anterior entrada, lo que yo quise decir es que nadie sabe con exactitud qué es lo que hay más allá de la muerte. Yo creo en Dios y espero unirme a Él para siempre cuando muera. Cuando yo hablo de un Todo o del Amor, me refiero a Dios.

Yo, ahora en vida, creo ser "alguien" capaz de conocer y de amar. Pero cuando muera sólo quiero unirme a Dios y dejar de ser yo como ser individual (tal vez esto no sea posible pero es lo que deseo).

Su microcuento está muy bien. Me gusta leer o escuchar lo que piensan otras personas sobre la vida y la muerte. Cierro los ojos, y sólo tengo clara una cosa: El Amor lo es todo para mí y es el motor de mi vida. No sé muy bien si sé amar correctamente. A veces pienso que amo demasiado y por eso sufro demasiado pero otras veces pienso que igual sufro porque no sé amar correctamente. Es difícil manejar los sentimientos o al menos a mí me resulta complicado controlarlos. Yo no soy una persona materialista y creo en el cuerpo-alma. Lo espiritual es muy importante para mí. Sólo me interesa ser mejor persona cada día y que el amor sea siempre el protagonista de mi vida. Para mí la muerte no es fría, ni banal y claro que tiene un sentido y quiero tener los ojos muy abiertos y estar muy receptiva cuando me llegue ese momento.

De todo corazón, gracias por sus palabras, han sido muy constructivas. Y gracias también a Pierre Nodoyuna por su recomendación.

Por cierto, bellísima la foto que ha colgado hoy en "En el tanatorio".

Abrazos,

Ave del Paraíso

P.D. – Me gusta ser anónima (y me encanta el nombre de "Ave del Paraíso") pero tampoco tengo ningún problema en mostrar mi identidad.

Anónimo dijo...

A mí me encanta la típica frase de las películas simplonas: "siempre estará con nosotros porque permanecerá en nuestro recuerdo"... hasta que el alzheimer nos separe.

Yo no podría vivir esperando la nada.

A mí me da lo mismo cómo me entierren... no me voy a enterar. Sé que me va a sobrar todo. Que gasten lo menos posible pero que recen por mi. El rosario casi que lo dejo fuera de la caja por si alguien se anima a rezarlo. Entre el mausoleo o la pirámide y echar las cenizas al mar, creo que lo más cercano a echar las cenizas al mar. Y principalmente lo que quieran, no voy a poder evitarlo...

Hablando hace unos días sobre las reconstrucciones de silicona apuntaba yo cómo sería hacer reducción de restos y encontrar únicamente las prótesis. De risa. A mí me gusta reirme de la muerte porque en el fondo me da "canguelis". Vaya trago para beber solo.