Comienzo mi cuarto día en La Acebeda. He dado ya seis clases y he predicado más de tres horas en total, pero nada tan enriquecedor como el silencio.
A solas con Mozart, con los pájaros del jardín y un libro de poemas, doy gracias al Señor porque aún sé admirarme como cuando tenía 15 años de todo lo que oigo y lo que veo. Ese asombro ante la belleza de la Creación y ante la Gracia de Dios, que actúa en las almas, tienen en el silencio la respuesta más adecuada.
Los sacerdotes, es verdad, hablamos mucho, mucho. A veces, demasiado. Pero lo nuestro es escuchar, mirar, aprender…, y callar.
El gran Rilke lo expresó en dos versos:
Calla, de puro oír, de puro asombro,
tú, mi más honda vida.
¡Quién supiera asombrarse cada día, cada minuto; alegrarse con milagro del colirrojo que me visita todas las mañanas, gozar del cambio de la luz de media tarde, que levanta una brisa tan breve como un escalofrío, y aguzar el oído para captar los sonidos lejanos pero nítidos que vienen con el viento al anochecer!
Hoy he distinguido tres o cuatro palabras sueltas. Alguien ha gritado ¡“Antonio”!, y ha añadido algo de una hormigonera.
Así habla Dios también. En la penumbra del confesonario, junto a la monotonía de los pecados, se oye la voz diáfana, siempre nueva del Señor.
Si yo supiera estar atento...
No me llaméis "blog". Soy un globo que vuela a su aire, se renueva cada día y admite toda clase de pasajeros con tal que sean respetuosos y educados, y cuiden la ortografía. Me pilota desde hace algunos años un cura que trata de escribir con sentido sobrenatural, con sentido común y a veces con sentido del humor.
martes, 28 de julio de 2009
El silencio y el asombro
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16 comentarios:
¿A los 15 años ya era usted contemplativo? me asombro...yo era una petardilla a esa edad...
Qué envidia me da esa capacidad de pararse que tiene usted y de contemplar...voy a tener que entrenarme estos días próximos ante los atardeceres de donde voy a pasar unos días de veraneo...El cielo se pone rosa, morado, rojo, naranja...una "pasada".
El comentario que ha hecho del confesonario mem ha encantado; gracias, don Enrique.
Don Enrique, nos prometió una foto del colirrojo...
Silencio
que correteas como un inocente niño
te siento manar en todas partes
e intento palpar tu osadía inalcanzable;
excavo la tierra
arranco raíces
y espanto las nubes;
pero no moras en ningún umbral,
estás dentro de mi,
en cada uno de mis órganos
en la expresión de mi cara
en conversaciones pintorescas
en los libros que leo.
Silencio
eres aire para mis pulmones
latidos de mi corazón errante
cálidos besos de etéreos sueños
grito interno de mi alma.
Silencio
te alimento bien en mis entrañas
amigo eres de mis pecados
pensamiento profundo de la filosofía
vida constante en mis lamentos
sonido opaco de mi risa
frío seco en días soleados;
siempre callado o siempre risueño
ocupas todas las estaciones del año
sin ocultar mi altiva presencia
y siéndome fiel más allá del espacio.
Ave del Paraíso
¡Qué belleza es saber callar la vanidad, la soberbia y los prejuicios! A veces somos así: lentos en la escucha y promptos en la habla. Otra veces manifestamos una actitud de escucha para que se enteren de que sabemos escuchar y somos capaces de hacer preguntas agudas... La vanidad nos escucha y escuchamos la vanidad.
Sin palabras, D.Enrique.
Me uno al silencio con la Elegía del Silencio de Federico García Lorca
Silencio, ¿dónde llevas
tu cristal empañado
de risas, de palabras
y sollozos del árbol?
¿Cómo limpias, silencio,
el rocío del canto
y las manchas sonoras
que los mares lejanos
dejan sobre la albura
serena de tu manto?
¿Quién cierra tus heridas
cuando sobre los campos
alguna vieja noria
clava su lento dardo
en tu cristal inmenso?
¿Dónde vas si al ocaso
te hieren las campanas
y quiebran tu remanso
las bandadas de coplas
y el gran rumor dorado
que cae sobre los montes
azules sollozando?
¿Alguien ha visto la película El gran silencio? Son tres horas en que se muestra -porque no se habla nada- la vida en un monasterio de los cartujos, orden que hace voto de silencio.
Yo no la he visto, pero me gustaría.
Don Enrique
siempre disfrute y admire la belleza de nuestra tierra, hacia excursiones me gustaba contemplar y dar gracias a Dios por la maravilla de la cracion. Ahora estoy pasando un momento muy dificil en mi matrimonio, y no puedo salir de este estado de angustia que tiene mi corazon muy triste, añoro el tener mi alma en paz y disfrutar otra vez la belleza, tranquilidad, la musica, la armonia, contemplacion....
No se que hacer, estoy cansada.
Anónimo de las 14,35. Si quieres, escríbeme. Tienes mi dirección electrónica en el blog
Ánimo, Anónimo de las 14:35 hrs. Estoy segura de que D. Enrique le podrá ayudar. ¿Sabes?, a veces yo también me siento muy triste, muy triste y muy sola, muy sola y el mundo me queda grande...
Le envío un afectuoso saludo,
Ave del Paraíso
Vuelvo a suplicar a algunos comentaristas que no me saquéis lo colores, por favor. Acabo de rechazar un par de comentarios capaces de ruborizar a un poste de teléfonos.
Lo seguiré haciendo, muy a mi pesar.
Y si no es mucho preguntar, Don Enrique, ¿qué libro de poemas estaba leyendo...?
Estoy leyendo 3: "la noche no tiene paredes" de Caballero Bonald, una antología de poemas de Rilke y otra de Muñoz Rojas.
Todo muy variado...
El silencio y la Palabra encarnada. Tal para cual.
Qué bonita es mi tierraaaaaa!!!!! Y qué lejos está...
Pues parece ser que sí está usted "atento", don Enrique.
Hola, acabo de descubrir tu blog en Yahoo, y encontró que es realmente impresionante. Voy a mirar hacia fuera para Bruselas. Agradecería si seguir escribiendo sobre este tema en el futuro. Mucha gente se beneficiará de su escritura. ¡Salud!
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