martes, 14 de julio de 2009

El taco como analgésico


Con la llegada del verano los periódicos mejoran considerablemente. Tal vez sea por el celo profesional de los becarios que ocupan las redacciones o quizá porque los políticos se van de vacaciones y nos dejan en paz. El caso es que en los meses de julio y agosto, da gusto leer la prensa: hay magníficos reportajes sobre la migración de la "grulla damisela", artículos de fondo sobre el deshielo del Ártico y montones de estudios científicos de notable interés, que habitualmente sólo encuentran cabida en las revistas especializadas.

Ayer precisamente, en la sección de "Medicina y Sanidad" de un prestigioso diario nacional, podía leerse la siguiente información que todos deberían conocer y meditar. (Las notas a pie de página son del famoso psicólogo Heinz Kloster, naturalmente).

Decir palabrotas reduce el dolor que sentimos cuando nos caemos o nos golpeamos, según una investigación realizada por la Universidad de Keele (Reino Unido). (1)

El estudio, que publica hoy la revista "NeuroReport", concluye que emplear los términos malsonantes del lenguaje alarga en un 50% (2) el tiempo que podemos soportar el dolor. El director de la investigación fue el profesor de Psicología de esta Universidad Richard Stephens, quien explica que tuvo la idea de estudiar esta conexión cuando accidentalmente se golpeó un dedo con un martillo al construir un cobertizo. (3)

Stephens pidió a 64 estudiantes voluntarios que metieran una de sus manos en una cuba con agua helada y que resistieran lo más posible mientras repetían una misma palabrota de su elección. (4) Después, les pidió que repitieran el experimento, pero esta vez utilizando una palabra común con la que describirían una mesa. El resultado fue que los estudiantes resistían una media de 2 minutos cuando empleaban términos ofensivos, indecentes o groseros, y una media de un minuto y quince segundos cuando no lo hacían. (5)

El estudio admite que no queda claro el cómo o el porqué de la existencia de este vínculo, pero sugiere que el efecto de reducción de la sensación de dolor tiene que ver con que las palabras gruesas desatan lo que denominan "la reacción natural lucha-huida"(6). Stephens explica que el corazón se nos acelera cuando utilizamos un vocabulario malsonante, lo mismo que ocurre cuando nos encontramos en una situación de debilidad o de miedo y tratamos de reducir la sensación de amenaza para hacerle frente. Esta sería la razón por la que a lo largo de los siglos se ha creado en todos los idiomas un lenguaje paralelo de palabrotas, hasta completar diccionarios casi tan extensos los oficiales. El estudio de la Universidad de Keele también hace un ejercicio de pedagogía y advierte de que es importante no malgastar munición: "quien quiera utilizar este efecto de reducción del dolor en su beneficio debe limitar el uso de este lenguaje en el día a día". "Decir palabrotas es un lenguaje emocional, pero si se emplea exceso se pierde su vínculo emocional", concluye.(7)

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(1) Ya iba siendo hora de que las universidades europeas centrasen sus estudios en cuestiones realmente importantes, de hondo calado social. Las facultades de Psicología y Filología hispánica podrían organizar cursos de verano en el Escorial sobre este delicado tema interdisciplinar.

(2) Eso del 50% suena muy científico. Igualito que mi champú, que, según la etiqueta, protege de la seborrea un 65% más que los champús convencionales. Nada como el lenguaje matemático para decir majaderías impunemente.

(3) Actitud heroica la del doctor Stephens. Cualquier otro en su lugar habría pedido la baja por traumatismo digital agudo. Él, en cambio, pensó inmediatamente en la trascendencia científica del martillazo y se puso manos a la obra. O sea, como Newton, que gracias a un manzanazo creó la ley de la gravitación universal.

(4) Lástima que el experimento se realizara en el Reino Unido y en inglés. En España los científicos podrían haber sacado muchas más conclusiones, ya que la riqueza imprecatoria del castellano es infinitamente superior a la británica y, en consecuencia, se podría hacer definido qué tipo de tacos o palabrotas resultan más eficaces como analgésico.

(5) Hay que reprochar al doctor Stephens su actitud sesgadamente laicista. Hay un 3% de estudiantes británicos que, cuando se golpean el dedo con un martillo, dicen una diversas jaculatorias según su credo religioso. ¿Por qué no se investiga los efectos terapéuticos de esta saludable aunque minoritaria costumbre?

(6) ¡Precioso!: la “reacción lucha-huida” es una expresión suficientemente confusa como para rematar gloriosamente cualquier estudio científico.

(7) En efecto. Yo mismo lo escribí hace años: el taco oportuno es lírica pura; el taco superfluo es sólo mugre para tartamudos mentales.

12 comentarios:

Alfonso dijo...

Aquí donde estoy no hay mucho internet, pero por más que digo tacos no se agiliza. Felicidades por el santo y abrazos desde Molinomuyviejo.

chon dijo...

Me gustan los comentarios de Kloster. No parece muy afectado por el calor.

Jesús Sanz Rioja dijo...

Yo mismo tengo comprobado que soporto mejor la imagen o la voz del jefe del ejecutivo español cuando cuando me entrego a la imprecación y la fraseología soez.

Pierre Nodoyuna dijo...

Ah! ese es el sistema científico que se utiliza ahora! Claro, con razón la Aido no ve base científica para asegurar que 13 semanas de gestación no resultan en "ser humano".... Habrá preguntado a 64 estudiantes, qué piensan ellos que es lo que se cuece en el vientre de la mujer. Muy profesional, que sí.

yomisma dijo...

Don Enrique, por favor vayase a la sierra que el calor le está afectando demasiado. Este post no es digno de ud. Claro que si se trata de Kloster....

Isa dijo...

¿De verdad esto estaba en un periódico? ¿de verdad esto es un estudio de un científico? Sí que tiene que estar aburrido ese buen hombre, sí.
Mucho mejores son los comentarios de Kloster, gran sabio.

Anónimo dijo...

Estudios como estos son los necesarios para sacaranos de la crisis, no solo económica, que nos invade.
Sigan en ello...que a este ritmo hasta podemos estar peor.
Supongo...

Anónimo dijo...

Me puede decir quien es kloster?

Anónimo dijo...

A mi lo que me parece sanador tras decir un taco en pleno ataque de apoplejía causado por la ira incontenida, son las miradas de mis hijos unos a otros, con cara de risa... Ay, ahí sí que de repente pierdo el gas acumulado y me siento una madre deslenguada pero comprendida.

GAZTELU dijo...

Por favor que alguien le explique al anonimo quien es kloster....
eso si que merece un taco por favor.
Yo soy muy deslenguada lo reconozco pero me quedo de bien cuando estoy muy cargada.
GRACIAS

Dr. Franz de Copenhague dijo...

He entregado mi vida a los grandes inventos, pero cuando leo artículos como estos, lamento no haberme dedicado a fondo a la investigación científica.

Nico dijo...

Queridísimo Kloster, aunque el taco nunca es lírica, a mí tampoco me convence Stephens. Me gusta más mi madre, que siempre dice: ¡Bendito sea Dios!