domingo, 3 de abril de 2011

Como un torrente

El curso de retiro comenzó el jueves por la noche y desde ese momento fluye como un río, sin pausa, sin cortes, sin esquemas rígidos. Una meditación sigue a la otra. A veces parece un torrente impetuoso, que no sé de dónde sale, y tengo miedo de que me arrastre a mí también. Luego, de pronto, se remansa, se serena en una melodía que llena de paz. No me hago ilusiones: es el Señor quien habla. Yo trato sólo de tener el oído atento para traducir su voz en palabras comunes.
San Josemaría nos pidió a sus hijos sacerdotes que, cuando predicásemos, procuráramos hacer oración en voz alta. Pero seguir su consejo es costoso. Hay que derribar barreras que hemos levantado en el alma para que no penetre el aire ni los intrusos. Es un riesgo y una aventura que nunca sé con certeza a dónde me llevará.
Por la noche termino agotado; no de hablar, que es sencillo, sino de ese inevitable forcejeo entre los recursos humanos y las luces divinas. Sé que me están escuchando y debo abrir mi alma de par en par. Trataré de que no noten mis miserias; al menos no todas; pero necesito dar gracias, pedir perdón, quejarme ante Dios…, y exigirme más de lo que me gustaría.
―¿Está cansado? ―acaba de preguntarme una de las asistentes más jóvenes―.
Le he respondido en broma que ese cansancio va en el sueldo; pero lo único cierto es que me muero de vergüenza.


14 comentarios:

Vila dijo...

Me ha dejado sin habla, estos días también he pensado en mi CR. Usted lo ha descrito como un torrente pero en mi caso, tras muchos años sin ponerme a tiro, mi curso de retiro ha sido un Tsunami. De los que dejan rastro, poso, y consecuencias. No destruye a su paso, al contrario, se encuentra un lugar tan destartalado que al removerlo todo lo que hace es colocar las cosas en su sitio. Ojala muchas (todas) vuelvan con esa misma sensación y alegría.

Mil gracias por abrir su alma y su intimidad, a mí me ayuda y me enseña a agudizar el oído para escuchar a Dios en mi corazón y me alienta para dejarme amar por El.

UY… qué seria me he puesto. Ya sabe: dele saludos a la Virgen de la ermita.

Papathoma dijo...

God bless you!!!
(and the girls)

Carlos García dijo...

¡Sopla!

pacita dijo...

Cuanto más cuenta usted su intimidad yo creo que más nos ayuda a mejorar(o a intentarlo) cuando la gente no muestra sus luces y sombras se hace dificil hacerse amigo de ellos

Anónimo dijo...

Ay sí: cansado y que no se note.
Acuérdese que San Josemaría decía dos cosas:
Matar a los sacerdotrs de trabajo, y
Él terminaba agotado tras celebrar Misa.
Así que ¿Agotado? Señal de fidelidad y no se sonroje

LAH dijo...

Gracias por esa sinceridad, ayuda muchisimo, mis oraciones por los sacerdotes estan siempre muy presentes en el dia, saludos

Antuán dijo...

Yo pense que los curas no pagaban su retiro, quiero decir cuando les toca trabajar. Es un trabajo, tampoco cobran como las Misas de difuntos y perdón por la comparación. Es verdad que el que más se lo curra es usted el resto escucha, pasea, se fuma algo, incluso puede usar el movil segun se ponga. porque también se puede poner frente al sagrario y divagar por su cuenta con Jesús sacramentado aunque de seguro que ha hechao el resto y desde luego se nota. Se iran con muchas ganas de hacer cosas aunque al volver a casa piensen que no sirve pero ahí queda. El torrente, yo también digo algo así: eres como un rio impetuoso, de muchas subidas y bajadas... a menudo camino junto a uno que con el deshielo, trae llenazo, esta un poco salvaje con troncos caidos que lo atraviesan. en verano con plalleras hice con alguien más la ruta vietnamita. es chulísimo. ¿quetal voy de puntos?

Anónimo dijo...

¡Jopeta, don Enrique! No sé qué decir. Mil gracias por su cansancio, su oración en voz alta y su vergüenza. Mercedes
(La palabra que me ha tocado parece una medicina: pepactin, para la tos del pequeñín, por ejemplo)

Cordelia dijo...

Acabo de llegar del torrente. Sólo puedo decir una cosa: gracias.

Macarena dijo...

Gracias por abrir su alma y acercarme más a Dios!!!

Anónimo dijo...

Pues yo a pesar de su vergüenza, siento un profundo respeto y admiración por ustedes. Dios me lo hace ver así. Gracias. AC

Cordelia dijo...

Misa, cuatro meditaciones al día y confesar y aguantar el rollo macabeo a cuarenta mujeres, cuarenta, como dicen los carteles de los toros...
Es para avergonzarse de estar cansado. No me cabe duda.
Ni siquiera le hemos dejado ver los pájaros. Pero hágame caso, eran todos iguales...

Miriam dijo...

-No he asistido a un retiro con usted, pero tampoco he dado las gracias a los sacerdotes que llevaban los retiros a los que sí he asisitido
Por eso, le envío mil gracias a usted y a los otros sacerdotes, por su cansancio.
Que descanse¡

csb dijo...

Predicar es hacer la oración en voz alta. Qué importante es esto. Y qué difícil debe ser. Rezo para que todos los sepan hacer. Es una oración egoísta: por el bien de todos nosotros. Gracias.