El perdón
La cruz del Nazareno fue alzándose del suelo lentamente. El cuerpo del reo, sin otra sujeción que los clavos, se zarandeaba como un trapo sucio movido por el viento. Los condenados a muerte, en ese terrible trance, suelen gritar como animales torturados. El rey de los judíos, no. Con los ojos abiertos y la mirada en lo alto, se diría que quería ascender más aún, por encima de las nubes.
¿Por qué nos quedamos todos mirando esa cruz, y sólo ésa?
Su madre, que hasta entonces había permanecido postrada en tierra con la cabeza cubierta por un manto azul, empezó a levantarse despacio, igual que el hijo. Ya en pie, se despojó del velo y vi sus ojos llenos de lágrimas que parecían acariciar el cuerpo del Galileo.
Quiso acercarse un poco más. No pude impedírselo y ella me sonrió agradecida. Luego, en un gesto de increíble ternura, sacó un pañuelo blanco y limpió la sangre que aún bañaba mi rostro, la sangre de Jesús.
Los otros soldados de la guardia me llamaron para que participara en el reparto de los vestidos. Dijeron que había una túnica valiosa; pero yo no podía moverme. Junto a María y a las demás mujeres, mis ojos estaban atrapados por aquel cruce de miradas.
Unos segundos más tarde, Jesús elevó la vista al Cielo y con voz rota pero clara, exclamó:
―¡Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen!
Tardé mucho en reaccionar. De pronto comprendí que, por primera vez después de años, estaba llorando. Y me alejé de allí a toda prisa.
¿Quién era ese Padre que debía perdonarme? ¿Qué significaba aquello? ¡Claro que sabía muy bien lo que había hecho!: cumplir órdenes, como un buen soldado de Roma. Y sin embargo, la sangre de Jesús aún ardía en mis labios, y, sin saber por qué, vinieron a mi memoria otros episodios de mi vida de los que nunca me he sentido orgulloso. Y supe que debía pedir perdón al Nazareno, también por ellos.
13 comentarios:
Dios aparece en el momento que menos esperamos, pero puede que en el que más lo necesitemos. Puede ser para pedir perdón, como en este relato, o para darnos Esperanza en el peor momento.
Luego hay otra parte... El saber escuchar ese mensaje y darnos por aludidos para no caer en la autocomplacencia o en la desesperanza. Y solamente se me ocurren ahora esos dos casos, pero seguro que hay muchos más.
¡Qué bonito es el Perdón!
GRACIAS
Esto que está escribiendo es precioso. Menos mal que puso 1 en el primero. Gracias!
Que bien salgo de este blog, el perdón cura todo. hasta mañana que volveré!
Si yo también vuelvo mañana. Me deja sin palabras pero me ayuda a rezar.
Gracias
Una manera muy concreta de ver cómo María es Medianera de todas las gracias: la escena pudo ser exactamente así y Ella mediando con un pañuelo. Una escena llena de significado que hace de esos dos gestos, sonreír y limpiar, el soldado se arrepienta.
Pudo ser uno de los primeros conversos y lo imagino esa noche a la mesa en su casa: cristianos al cabo de poco.
Ayer decía: la soledad. Pero Jesús dice: no estoy solo porque mi Padre esta conmigo. Como el mio tambien. El dolor. A la personas que aman mucho les duele mas lo de los mas cercanos. Lei en Camino: Si mi enemigo me ofende, no me xtraño, pero tu mi amigo que te sientas a mi mesa y comes conmigo dulces manjares. Era asi si no me equivoco. La mirada comprensiva ante nuestra cobardia y es: Padre perdonalos porque no saben lo que hacen nos lleva a la esperanza. En mi pueblo hoy sale ya la primera procesión de la Dolorosa y no se si un Cristo podre unirme a ellos estos dias, en algun rato. Hoy la Virgen de los Dolores estará junto a Jesús. Ella es su consuelo y su fuerza. Adiosle
Espero ansioso la 3era parte
Muchas gracias.
Gracias Don Enrique!
Soy Hermana de la Cofradía de las Siete Palabras de Jesús en la Cruz, de León. Nunca pensé en asistir a un Sermón de las Siete Palabras online y que además el pregonero fuera Usted. Me siento realmente afortunada. Muchísimas gracias!
Muchísimas gracias
Gracias.
¡Muchas gracias!
Publicar un comentario