Palabras del Santo Padre al final del Via Crucis del Viernes Santo 2011
Queridos hermanos y hermanas:
Esta noche hemos acompañado en la fe a Jesús en el recorrido del último trecho de su camino terrenal, el más doloroso, el del Calvario. Hemos escuchado el clamor de la muchedumbre, las palabras de condena, las burlas de los soldados, el llanto de la Virgen María y de las mujeres. Ahora estamos sumidos en el silencio de esta noche, en el silencio de la cruz, en el silencio de la muerte. Es un silencio que lleva consigo el peso del dolor del hombre rechazado, oprimido y aplastado; el peso del pecado que le desfigura el rostro, el peso del mal. Esta noche hemos revivido, en lo profundo de nuestro corazón, el drama de Jesús, cargado del dolor, del mal y del pecado del hombre.
¿Qué queda ahora ante nuestros ojos? Queda un Crucifijo, una Cruz elevada sobre el Gólgota, una Cruz que parece señalar la derrota definitiva de Aquél que había traído la luz a quien estaba sumido en la oscuridad, de Aquél que había hablado de la fuerza del perdón y de la misericordia, que había invitado a creer en el amor infinito de Dios por cada persona humana. Despreciado y rechazado por los hombres, está ante nosotros el "varón de dolores, acostumbrado a sufrimientos, despreciado y evitado de los hombres, ante el cual se ocultaban los rostros" (Isaías 53, 3).
Pero miremos bien a este hombre crucificado entre la tierra y el cielo, contemplémosle con una mirada más profunda, y descubriremos que la Cruz no es el signo de la victoria de la muerte, del pecado y del mal, sino el signo luminoso del amor, más aún, de la inmensidad del amor de Dios, de aquello que jamás habríamos podido pedir, imaginar o esperar: Dios se ha inclinado ante nosotros, se ha abajado hasta llegar al rincón más oscuro de nuestra vida para tendernos la mano y alzarnos hacia él, para llevarnos hasta él. La Cruz nos habla de la fe en el poder de este amor, nos invita a creer que en cada situación de nuestra vida, de la historia, del mundo, Dios es capaz de vencer la muerte, el pecado, el mal, y darnos una vida nueva, resucitada. En la muerte en cruz del Hijo de Dios, está la semilla de una nueva esperanza de vida, como el grano que muere dentro de la tierra.
En esta noche cargada de silencio, cargada de esperanza, resuena la invitación que Dios nos dirige a través de las palabras de san Agustín: "Tened fe. Vosotros vendréis a mí y gustaréis los bienes de mi mesa, así como yo no he rechazado saborear los males de la vuestra... Os he prometido la vida... Como anticipo os he dado mi muerte, como si os dijera: 'Mirad, yo os invito a participar en mi vida... Una vida donde nadie muere, una vida verdaderamente feliz, donde el alimento no perece, repara las fuerzas y nunca se agota. Ved a qué os invito... a la amistad con el Padre y el Espíritu Santo, a la cena eterna, a ser hermanos míos..., a participar en mi vida'" (cf. Sermón 231, 5).
Fijemos nuestra mirada en Jesús crucificado y pidamos en la oración: Ilumina, Señor, nuestro corazón, para que podamos seguirte por el camino de la Cruz; haz morir en nosotros el "hombre viejo", atado al egoísmo, al mal, al pecado, y haznos "hombres nuevos", hombres y mujeres santos, transformados y animados por tu amor.
5 comentarios:
Pues ya que mañana nos quedamos con las ganas... Quiero darle las gracias y decirle que he leído sus entradas a diario pero lo que sentía no era para comentar. Está claro que quiere acercarse, conocer y sentir a Cristo puede mirar a la Cruz y curarse. Como dice el Santo Padre hombres nuevos trasformados y animados por Su Amor. Feliz Domingo de Resurrección! GRACIAS. AC
Hola, D Enrique. Lei en el Via Crucis que Jesús estaba en la cruz y para llegar hasta él había que desprenderse del mundo. (Entiéndase, con las personas; pero sin soberbia, ni pereza, etc).
Un saludo en este Sábado Santo, ya víspera del Domingo de Gloria.
Lo que me sugiere esta entrada no lo puedo poner..., solo digo que estoy contando los días que me quedan para irme a Roma a la beatificación!!!!.
Tengo una libreta donde se están anotando todos los "encargos", y os podéis aprovechar si queréis. En cualquier caso habrá uno especial y general que diga: "por el gestor de oraciones del globo de D.EM y las personas que lo forman". Y por supuesto otro específico para su globero mayor claro.
Creo que sí, que si miramos sin miedo a Cristo en la Cruz, salimos transformados necesariamente.
GRACIAS por todas sus entradas de esta semana santa y le deseo un feliz Domingo de Resurección.
Que Dios le bendiga y le acompañe siempre.
Feliz Pascua de Resurrección.
Don Enrique, sus relatos sobre la Pasión, nos ha servido de mucho. Han sido unas bonitas meditaciones.
En El Escorial ha diluviado, pero hemos estado en los oficios y en la Vigilia Pascual en el convento de las Carmelitas. Ha sido de un recogimiento increible. El sacerdote al final nos ha dado las gracias a todos, por nuestra elegancia espiritual.La frase es bonita eh?.
Sobre las palabras del Papa:<< La Cruz es el signo de la inmensidad del Amor de Dios>>.
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