lunes, 1 de abril de 2013

Una inesperada lapidación






―No te preocupes, colega ―me dijo Kloster antes de salir hacia Molinoviejo―. Hemos tocado fondo y las cosas no pueden empeorar. Hemos tenido huracanes, aguaceros inmisericordes, nieve en todas sus modalidades. Y un frío insoportable en pleno mes de marzo.
Salí de casa a las cuatro de la tarde con un sol recién lavado y un calorcito picante que levantaba el ánimo. En lo alto del cielo había una nubecilla negra, sólo una, pequeña y en franca retirada.
Mi coche estaba a cien metros, ni uno más, palabra; los suficientes para que la nubecilla se pusiese brava sobre mi testa. Fue una granizada breve pero despiadada: sobre mi calavera, cada día más baldía, cayó kilo y medio de garbanzos congelados con fuerza y puntería increíbles. Corrí hacia el coche arrastrando la maleta mientras trataba de recordar algún texto de la Sagrada Escritura favorable al granizo. No; en el Trium puerorum no se le menciona expresamente.
Nada más entrar en el coche, el pedrisco se convirtió en agua. Kloster, a mi lado, sentenció:
―No te quejes, amigo. Todo es para bien. Al menos has aprendido una cosa: lo que sintió San Esteban cuando lo lapidaron.

4 comentarios:

pacita dijo...

otra vez a Molinoviejo y con pedregada y todo?

Anónimo dijo...

Jajajaja Gracias Don Enrique por arrancarnos una sonrisa con ese sentido del humor que tiene, esa ironía fina que Dios le ha dado nos ayuda mucho para despejar ese nublado que a veces nos quiere imponer la tristeza, y poder quitarla de nuestro lado cuando se acerca sumisamente... necesitaba soltar una carcajada, ¿ve como todo es para bien??
Gracias.
Beatriz.

La Dama del Pegaso dijo...

Juas D.Enrique yo pensaba antes k muchas cosas me pasaban solo a mi, pero usted se lleva la palma. Ayer, por la tarde tuvimos micompañera de trabajo y yo unas horas de descanso, y querimaos ir al mcdonal's de un centro comercial. No llegamos, di vueltas como una tonta, esto de dejar de conducir y volver a la carretera sin sentido de la horientacion, malacosa.
como esta la hermana del anonimo, Isabel?¿

Anónimo dijo...

¡¡Qué bueno!!
Para bien sí que ha sido, pues nos hemos reído unos cuantos, y hace falta...

Carolina