jueves, 23 de mayo de 2013

Los pecados capitales y Canarias


Siempre viajo con “El Criticón” en la mochila y en el IPad. Hoy precisamente leía este pasaje en el que Gracián hace referencia a las islas afortunadas. Os brindo esta broma sin comentarios.

Contaban los antiguos que cuando Dios crió al hombre encarceló todos los males en una profunda cueva acullá lejos, y aun quieren decir que en una de las islas Fortunadas de donde tomaron su apellido (*); allí encerró las culpas y las penas, los vicios y los castigos, la guerra, la hambre, la peste, la infamia, la tristeza, los dolores, hasta la misma muerte, encadenados todos entre sí. Y no fiando de tan horrible canalla, echó puertas de diamante con sus candados de acero. Entregó la llave al albedrío del hombre, para que estuviese más asegurado de sus enemigos y advirtiese que, si él no les abría, no podrían salir eternamente. Dejó, al contrario, libres por el mundo todos los bienes, las virtudes y los premios, las felicidades y contentos, la paz, la honra, la salud, la riqueza y la misma vida.
Vivía con esto el hombre felicísimo. Pero duróle poco esta dicha; que la mujer, llevada de su curiosa ligereza, no podía sosegar hasta ver lo que había dentro la fatal caverna. Cogióle un día bien aciago para ella y para todos el corazón al hombre, y después la llave; y sin más pensarlo, que la mujer primero ejecuta y después piensa, se fue resuelta a abrirla. Al poner la llave aseguran se estremeció el universo; corrió el cerrojo y al instante salieron de tropel todos los males, apoderándose a porfía de toda la redondez de la tierra. La Soberbia, como primera en todo lo malo, cogió la delantera, topó con España, primera provincia de la Europa. Parecióla tan de su genio, que se perpetuó en ella, allí vive y allí reina con todos sus aliados: la estimación propia, el desprecio ajeno, el querer mandarlo todo y servir a nadie, hacer del don Diego y vengo de los godos, el lucir, el campear, el alabarse, el hablar mucho, alto y hueco, la gravedad, el fausto, el brío, con todo género de presunción; y todo esto desde el noble hasta el más plebeyo. La Codicia, que la venía a los alcances, hallando desocupada la Francia, se apoderó de toda ella, desde la Gascuña hasta la Picardía, distribuyó su humilde familia por todas partes: la miseria, el abatimiento de ánimo, la poquedad, el ser esclavos de todas las demás naciones aplicándose a los más viles oficios, el alquilarse por un vil interés, la mercancía laboriosa, el andar desnudos y descalzos con los zapatos bajo el brazo, el ir todo barato con tanta multitud; finalmente, el cometer cualquier bajeza por el dinero; si bien dicen que la Fortuna, compadecida, para realzar tanta vileza introdujo su nobleza, pero tan bizarra, que hacen dos extremos sin medio. El Engaño trascendió toda la Italia, echando hondas raíces en los italianos pechos; en Napoles hablando y en Genova tratando, en toda aquella provincia está muy valido, con toda su parentela: la mentira, el embuste y el enredo, las invenciones, trazas, tramoyas, y todo ello dicen es política y tener brava testa. La Ira echó por otro rumbo. Pasó al África y a sus islas adyacentes, gustando vivir entre alarbes y entre fieras. La Gula, con su hermana la Embriaguez, asegura la preciosa Margarita de Valois, se sorbió toda la Alemania alta y baja, gustando y gastando en banquetes los días y las noches, las haciendas y las conciencias; y aunque algunos no se han emborrachado sino una sola vez, pero les ha durado toda la vida; devoran en la guerra las provincias, abastecen los campos, y aun por eso formaba el emperador Carlos Quinto de los alemanes el vientre de su ejército. La Inconstancia aportó a la Inglaterra, la Simplicidad a Polonia, la Infidelidad a Grecia, la Barbaridad a Turquía, la Astucia a Moscovia, la Atrocidad a Suecia, la Injusticia a la Tartaria, las Delicias a la Persia, la Cobardía a la China, la Temeridad al Japón, la Pereza aun esta vez llegó tarde, y hallándolo todo embarazado, hubo de pasar a la América a morar entre los indios. La Lujuria, la nombrada, la famosa, la gentil pieza, como tan grande y tan poderosa, pareciéndola corta una sola provincia, se extendió por todo el mundo, ocupándolo de cabo a cabo; concertóse con los demás vicios, aviniéndose tanto con ellos, que en todas partes está tan valida, que no es fácil averiguar en cuál más: todo lo llena y todo lo inficiona. Pero como la mujer fue la primera con quien embistieron los males, todos hicieron presa en ella, quedando rebutida de malicia de pies a cabeza. 

Baltasar Gracián. El Criticón. Crisi decimatercia. La feria de todo el Mundo 

(*) Conviene recordar que el adjetivo “fortunado/a” en el castellano clásico puede hacer referencia tanto a la buena fortuna como a la mala. Gracián, que no debía tener un concepto muy elevado de esta tierra, da por supuesto que las Canarias son islas de mala fortuna. (Nota de Kloster)

10 comentarios:

Papathoma dijo...

Tiene su gracia -lo de los pecados por países- pero a la mujer la deja "guapa"...

Rocky Balboa dijo...

"que la mujer primero ejecuta y después piensa", "Pero como la mujer fue la primera con quien embistieron los males, todos hicieron presa en ella, quedando rebutida de malicia de pies a cabeza."... qué machista.

Pedazo de anónimo dijo...

Madre mia!!que poco me gustan las serpientes.

Cordelia dijo...

Muy bonito... Contentita me he quedado con mi embutido de malicia... Debe tener usted hoy ganas de chinchar.
Ahora, lo de la soberbia lo ha clavao.

Ana dijo...

Ah siiii !!! Que seria de Ustedes sin nosotras las mujeres??? Simplemente no existirian... Que tengan todos una hermosa noche!!! Hasta manana!!!

yomisma dijo...

No lo dirá por mi!

Anónimo dijo...

Sí critica, sí

Todoslosnombres dijo...

Me temo que mi cabezón (ordenador) no ha enviado mi comentario, no sé debido a qué, así que vuelvo a escribirlo.
Durante algunos años El Criticón fue mi libro de cabecera; me resultaba una lectura amable aunque en ocasiones de difícil comprensión; concluí que mi capacidad intelectual era limitada ante tan gran obra; ahora, de vez en cuando vuelvo a ese libro porque me llama...
Pienso que no debemos molestarnos con nuestro querido jesuita por algunas ideas o pensamientos vertidos en su libro; eran otros tiempos, otras circunstancias y otros hombres y mujeres. Y es mucho más lo que nos enseña y nos descubre.

Hace unos cinco años, no sé dónde leí que a los ejecutivos que se incorporaban en las más importantes empresas de los Estados Unidos, les obligaban a leer El Criticón. Quién iba a decir a nuestro compatriota que iba a convertirse, con el paso de los años, en un "coaching", allende los mares...

Gracias por las letritas de hoy.

Pincho dijo...

Ya que se habla del tema femenino, les pregunto lo siguiente sin sombrs de polémica de género:
Saben ustedes por qué creó Dios ante s al hombre que a la mujer?.......
Pues porque los grandes artistas primero hacen el boceto y, luego, la obra maestra,,,,,

Cristina.V dijo...

Jajajaja...Muy bueno, Pincho!!!!!!
La verdad es que don Baltasar, nos pone a caer de un burro.