jueves, 20 de septiembre de 2007

La resignación de Occidente


Hoy quiero reproducir unas líneas de la homilía que Benedicto XVI pronunció en el santuario mariano de Mariazell. Es un texto breve, que recomiendo meditar. El resto de la alocución está aquí

Nuestra fe se opone decididamente a la resignación que considera al hombre incapaz de la verdad, como si ésta fuera demasiado grande para él.

Según mi convicción, esta resignación ante la verdad es el origen de la crisis de occidente, de Europa. Si para el hombre no existe una verdad, en el fondo, no puede ni siquiera distinguir entre el bien y el mal. Entonces los grandes y maravillosos conocimientos de la ciencia se hacen ambiguos: pueden abrir perspectivas importantes para el bien, para la salvación del hombre, pero también --y lo vemos-- pueden convertirse en una terrible amenaza, en la destrucción del hombre y del mundo.

Necesitamos la verdad. Pero claro, a causa de nuestra historia, tenemos miedo de que la fe en la verdad comporte intolerancia. Si este miedo, que tiene sus buenas razones históricas, nos asalta, es tiempo de contemplar a Jesús como lo vemos aquí, en el santuario de Mariazell. Lo vemos en dos imágenes: como niño en brazos de su Madre y sobre el altar principal de la basílica, crucificado. Estas dos imágenes nos dicen: la verdad no se afirma mediante un poder externo sino que es humilde y sólo es aceptada por el hombre a través de su fuerza interior: el hecho de ser verdadera. La verdad se demuestra a sí misma en el amor. Nunca es propiedad nuestra, no es un producto nuestro, como tampoco es posible producir el amor, sino que sólo se puede recibir y transmitir como don. Necesitamos esta fuerza interior de la verdad. Como cristianos, nos fiamos de esta fuerza de la verdad. Somos testigos de ella. Tenemos que entregarla como la hemos recibido, tal y como se nos ha entregado.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

La verdad, valga la redundancia, es que tenemos miedo a la verdad cuando la mentira es mucho más peligrosa pero acepta más versiones y parece que "se vende mejor".

Si negamos una verdad eterna estamos aceptando una "mentira" eterna. Considerando las consecuencias de las mentiras...
es peligrosísimo.

Por otra parte, como la verdad no se compra, si no que se encuentra, en un mundo consumista se le hace poca publicidad.

Juanan dijo...

A base de buscar la verdad como algo que pueda aceptar todo el mundo, la hemos ido descafeinando hasta hacerla falsa...

Me encantan las palabras del Papa

María dijo...

Juanan... no creo que descafeinemos la verdad... es imposible, en todo caso nos hemos inventado una a nuestra medida ¿no?

El payaso triste dijo...

Tengo pendiente devolverle el premio que me brindó en su blog... pero estoy pensando en los otros cuatro afortunados!

Viva la verdad! Inmutable, indescafeinable... por Juanan

Si es "a nuestra medida" ya no es verdad... por aquello del principio de contradicción, creo (algo no puede ser y no ser)... por María

Ahora que lo pienso... son bien majetes estos dos bloggers... quizá sean otros premiados!

Juanan dijo...

Digo descafeinarla por eso mismo, para hacerla de forma que pueda ser a medida de todo el mundo.

Y gracias por ponerme a la altura de María... jo, qué honor. De verdad.

María dijo...

Toda la razon, si es a nuestra medida no es verdad... fundamental eso del principio de no contradicción.

Qué honor que me pongas a la altura de D. Enrique y de Juanan... gracias ricardo!

Juanan dijo...

Huy, María, parece que me pongas a la altura de Don Enrique en ese último comentario... vamos a mantener las cosas en su sitio, ¿no?

Marta Salazar dijo...

es muy buena esta homilía, me referí a ella en mi columna en el diario, que saldrá esta semana -espero-.

hay que seguir analizándola.

Las frases siguientes son espectaculares...