domingo, 2 de septiembre de 2007

Yo soy escorpio, ¿y tú? I


En diciembre de 1992 me pidieron que colaborara en la revista “Mundo Cristiano” y, como no sabía por dónde empezar, les mandé cinco artículos para abrir boca. Los tres primeros llevaban un título genérico “El irresistible aroma de lo irracional”.

Resulta que aquel mismo año había sido presentado en sociedad el Catecismo de la Iglesia Católica. Su éxito editorial desconcertó a propios y extraños, pero no toda la prensa estuvo a la altura. Muchos informadores parecieron interesarse sólo por la Moral, y olvidaron el resto, que representa algo así como el 80% del libro.

Dentro de la Moral, tampoco fueron muy ecuánimes. Casi todos se lanzaron de cabeza sobre el 6º Mandamiento, y constataron, como no podía ser menos, que el Decálogo seguía intacto, igualito que el día en que lo promulgó Moisés. En definitiva, que no había novedades dignas de mención.

Pero alguien siguió leyendo en busca de un titular, de nuevos pecados o de nuevas virtudes que conmovieran a la opinión pública. Y lo encontró. ¡El catecismo “condenaba” los horóscopos! Es verdad que sólo los mentaba una vez —en la cuarta línea del punto 2.116—, pero aquello sí que era noticia, al menos para quienes nunca hubiesen oído hablar de las exigencias de los dos primeros Mandamientos de la Ley de Dios.

La reacción de algunos medios fue inmediata y significativamente desproporcionada: ¿Qué tenía el Papa contra los horóscopos? ¿Cómo se atrevía la Iglesia a oponerse a la multitud de sesudos futurólogos que se anuncian diariamente en prensa, radio, televisión y hasta en Internet?

La cosa empezaba a resultar una miaja ridícula. Y, para empezar, escribí lo que viene a continuación. Ahora, al repasarlo, compruebo que en aquella época yo era más peleón y provocador que ahora. Quizá hoy habría elegido un tono menos aguerrido, pero “quod scripsi, scripsi”, que diría mi amigo Poncio Pilatos.

Descongelo estas páginas, porque lo que hace años me pareció una moda pasajera se ha convertido en pandemia. Está claro, cuando se expulsa a Dios de la sociedad, el Planeta se nos llena de brujos, videntes, amuletos y profetas con pijamas floreados.

Como los artículos salieron demasiado largos, los iré publicando en pedazos. Estaré fuera de Madrid toda la semana, y seguramente no tendré demasiado tiempo para pensar en el blog.

Este es el comienzo del primer artículo, que continuará mañana.

I.

Creo recordar que iba de viaje, camino de mi tierra, cuando encendí la radio en busca de una emisora cualquiera. Localicé una, en la que entrevistaban a un conocido científico, que hablaba, sobre todo, de sus aficiones, de su familia... Era uno de esos reportajes que llaman “de interés humano”. De pronto, sin venir a cuento, el personaje hizo una rotunda declaración de ateísmo, y por cierto de ateísmo enojado, porque elevó mucho la voz y se puso más bien agresivo contra algún enemigo invisible. Pero a continuación regresó a los temas por los que el periodista quería caminar.

—¿Cómo han influido en su carrera las mujeres que ha tratado?, preguntó más o menos el locutor.

—Como usted sabe, los piscis somos apasionados y un poco obsesivos, así que...

Al llegar a este punto cambié de emisora: el científico, ateo y piscis, se me cayó con estrépito del pedestal.

* * *

Nacho, estudiante de tercero de carrera, es inteligente, simpático y un poco tímido, lo justo para caer bien a todo el mundo. Yo sabía que llevaba unos meses tratando de abordar a Margarita, que estudia en su misma clase y que, según me decía, es la niña más “superincreíble” del mundo. Hasta que un día logró quedarse a solas con ella en el bar de la Facultad. Nacho me lo contaba desolado:

—Margarita estaba de espaldas en la barra, y había metido el dedo en una botella de coca-cola. Me puse a su lado, y, cuando iba a decirle algo, se me vuelve y me suelta: “Yo soy Escorpio, ¿y tú?”

—¿Y qué le contestaste?

—¡Yo qué sé…!

Aquí añadió dos o tres expresiones no muy reproducibles.

Le aconsejé que diese a Margarita una segunda oportunidad.

continuará mañana

7 comentarios:

Juanan dijo...

Huy, qué miedo de Margarita... Y lo del científico ateo y piscis... boah, qué coraje.

Enrique Monasterio dijo...

¿Ya estás ahí, Juanan? Has tardado tres minutos en poner el primer comentario.

Jesús Sanz Rioja dijo...

Yo capricornio, y la indiferencia que me produce da una idea bastante exacta de la noción de infinito.

Tengo una manera de calibrar a la gente con la que trato, y es decirles que nací el 24 de diciembre. Según mencionen la Nochebuena o el capricornio, ya sé más o menos a qué atenerme.

Anónimo dijo...

El otro día me contaba una amiga periodista que los horóscopos, al menos en el importante diario nacional en el que ella había trabajado,los hacen los becarios. No es que crea que un becario sabe menos que un "medium", o como se llame... es sólo que pensaba que al menos los directores de los periódicos hacían el paripé con alguien un poco más aparente. No sé. El caso es que los medios de comunicación se ríen de la pobre gente de la calle.
Anabel (de nuevo en Madrid) :-(((

Anónimo dijo...

Buenas noches!

Parece que Jaime se ha dormido pacíficamente. Escribiré un poco.

Contanré algo que me enseñó mi padre. Me lo enseñó en catalán, pero lo pondré en castellano. Don Enrique escribe:

"cuando se expulsa a Dios de la sociedad, el Planeta se nos llena de brujos, videntes, amuletos y profetas con pijamas floreados"

Existe un refrán en catalán: "quien no cree en Dios, cree en brujas". Y es que el ser humano necesita creer.

Rosie and the Lilies dijo...

Hay gente que con tal de no creer en Dios es capaz de creer en cualquier cosa y con tal de no rezar a María, es capaz de cargar con cualquier amuleto. El colmo es llevar un rosario de amuleto porque te trae suerte, eso sí de rezarlo, nada de nada.

Pasa como con el ayuno cuaresmal: si solo comes una colación, porque es Viernes Santo, se pasan el resto de la sobremesa intentando convencerte de lo absurdo que es, que puedes cambiarlo por una buena acción, que Dios no puede querer esas tonterías, que un pastel de postre no es nada, etc., etc., etc. Pero si en esa misma mesa aparece alguien con un tupper lleno de algas desecadas a las que tiene que añadir una infusión de regaliz porque está haciendo la dieta marina, a nadie le parecerá mal, es más alguna pedirá más aclaraciones para hacerla.

alassleves dijo...

este post desprecia a la gente dando por sentado que todos somos tontos que nos guiamos por los horóscopos. en realidad nadie los toma en serio, están allí en las páginas perdidas rellenando un espacio como los comics o los crucigramas. pero si, todos los leemos para llenar los ratos perdidos, incluso hay algunos buenos escritos por psicologos y psiquiatras.
en todo caso, creerle a los agoreros esotericos seria lo mismo que creerle a los curas catolicos: mienten presentando como verdad cosas que no pueden probar.
el mundo con dios se llena de brujos, videntes, amuletos, profetas con pijamas floreados: son los curas y monjas con sus vestimentas estrafalarias, ostentosas, sus anillos, medallas, joyas, y sus creencias sobrenaturales.
parece usted describir a curas de colegio o de pueblo cuando habla de ateismo que "eleva la voz, agresivo contra algun enemigo invisible". usare esas palabras cuando hable de teistas, que a ellos los describe mejor, el tipico sacerdote agrio y cascarrabias.